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El mapa de los orígenes de Rosalía

De las clases de danza con cuatro años a su último concierto antes de saltar a la fama. EL PAÍS hace un viaje visual por la formación de una de las estrellas de la música del siglo XXI

Rosalía El mapa de los orígenes

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El mapa de los orígenes de Rosalía

Rosalía Vila Tobella (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona, 1993), multipremiada y superventas con tan solo 26 años, sabía desde pequeña que la música sería su vida. Con motivo de los conciertos que Rosalía celebra el 7 y 8 de diciembre en Barcelona y el 10, en Madrid, EL PAÍS propone un recorrido visual por los lugares más emblemáticos de las dos décadas de formación de uno de los fenómenos musicales del siglo XXI. Un álbum que empieza en 1997 en la escuela de baile Ses Dansa, cuando tenía cuatro años, y que llega hasta el Tablao de Carmen, donde en 2016 ofreció su última actuación como artista anónima y donde la vio por primera vez en directo El Guincho, el músico que ha estado a su lado desde el álbum El mal querer. El mapa de los orígenes de Rosalía termina en el mundo industrial del Baix Llobregat, donde se ubica Sant Esteve, su localidad natal, una inspiración fundamental en un estilo que la ha convertido en una estrella global.

Sus maestros coinciden que su éxito no se debe a un genio innato, como podría serlo el de su admirado Camarón de la Isla. Sus principales virtudes, apuntan el director del Taller de Músics, Lluís Cabrera, el gran padre en el flamenco de Rosalía, José Miguel Vizcaya, o sus profesoras de baile Manoli Rodríguez y Yolanda Cortés, son su obsesión por aprender, por probarlo todo sin miedo y, sobre todo, su constancia. Gabriel Cortés, cantaor flamenco y marido de la famosa bailaora La Tani, explica que la Rosalía adolescente era una máquina “de pedir información”: “Llegaba a la escuela con su bici plegable, la dejaba en un rincón, nos sentábamos en la escalera y me preguntaba de todo. Ella no pensaba en salir de fiesta: ella quería aprender flamenco, quería empaparse de música”.

 

1. Las niñas que quieren ser Rosalía

Escuela de Baile Ses Dansa (Sant Esteve Sesrovires)

Los vídeos de infancia que Rosalía ha publicado en las redes sociales muestran a una niña movida y divertida, que inventaba coreografías en el jardín de casa para música pop como la de Ricky Martín. Ella y su hermana mayor, Pili Vila, pasaban horas haciendo collages con recortes de revistas de moda. Las dos hermanas son inseparables, Pili la acompaña allí donde va y la asesora en su estética.

Los padres matricularon a Rosalía con cuatro años en la escuela de baile Ses Dansa, en Sant Esteve Sesrovires. Recibía clases de jazz moderno dos veces por semana, de los 4 a los 15 años. “Es una chica que ha trabajado mucho, desde muy pequeña”, dice Manoli Rodríguez, fundadora y directora de Ses Dansa. Las alumnas de Rodríguez se emocionan al oír hablar de su ídolo. “Las niñas quieren ser como ella, la imitan. A veces, si la ven por la calle, un montón de niños la siguen para saludarla”, explica Rodríguez.

La antigua maestra tiene un mural colgado en una pared en el que se muestran recortes de prensa sobre su discípula más célebre, y fotos de ella con compañeras de Ses Dansa. “Me avisaron de que vendrían medios de comunicación de todo el mundo. Es un icono del pueblo, por eso debemos protegerla”, afirma Rodríguez.

2. Perder miedo al escenario 

Pista polideportiva Francesc Castellet (Sant Esteve Sesrovires)

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Rosalía actuó por primera vez en público en 2007, con 14 años, en la pista polideportiva Francesc Castellet de Sant Esteve Sesrovires. La pista es uno de los rincones favoritos de los jóvenes del pueblo para echar unos partidos de fútbol o para charlar mientras fuman furtivamente. En el marco de un festival organizado por Ses Dansa, y ante un millar de espectadores —sobre todo familiares de alumnos—, Rosalía interpretó una canción de la banda sonora de la película El príncipe de Egipto. Lluís Cabrera, director del Taller de Músics, asegura que Rosalía estaba obsesionada, durante aquellos años de formación, en buscar bolos para ganar experiencia sobre las tablas del escenario.

Rosalía ha explicado que la primera persona que la animó a cantar fue su padre, en un encuentro familiar. La segunda vez que actuó en público fue en 2009, en el festival de la Entidad Cultural Flamenca de Sant Esteve. La presidenta de esta sociedad, Antonia Cañadas, era cocinera en el colegio de Rosalía. Un día, cuando la artista tenía 13 años, Cañadas la oyó cantar por casualidad en el colegio y le propuso apuntarse a la entidad. 

3. Un pueblo que la protege

Bar del Casino (Sant Esteve Sesrovires)

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El bar del Casino es un punto habitual para socializar en Sant Esteve Sesrovires; también lo ha sido para Rosalía y su grupo de amigos. El Casino se encuentra en el corazón de la localidad, a escasos 50 metros de la empresa de su familia materna, una compañía dedicada a la producción de paneles y placas de señalización. Xavier Diéguez, gerente del bar, recuerda cuando una Rosalía adolescente le pedía actuar con la guitarra en la sala de actos del Casino. Era la época en la que la cantante recibía clases de guitarra en la Escuela Municipal de Música y Danza de Esparreguera. En aquella misma sala recibió en 2018 el premio de sesrovirenca del año: en 2017 había publicado su primer disco, Los Ángeles, con el músico y productor Raül Fernández, Refree.

Rosalía mantiene su domicilio en Sant Esteve, en la casa familiar, una residencia de clase media acomodada. Todavía pasa breves periodos de descanso en el municipio. Su madre, Pilar Tobella, tiene en el pueblo la oficina desde donde gestiona el trabajo de su hija pequeña. En la gala en la que fue galardonada como vecina insigne actuó Claudia López, vecina del municipio. López explica que, pese a la fama, Rosalía continúa siendo cercana a la gente de Sant Esteve.

4. Un momento de revelación con Camarón

Parque Canals i Nubiola (Sant Esteve Sesrovires)

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Rosalía descubrió el flamenco con 13 años en un momento de revelación. En la entrada del parque Canals i Nubiola de Sant Esteve Sesrovires —el pulmón verde de un núcleo urbano rodeado por polígonos industriales—, Rosalía se topó una tarde con un duelo de música que salía de dos coches tuneados. De repente, según explicó en la revista Vogue, sonó Camarón de la Isla, y la cautivó: “No había escuchado nunca una voz tan visceral y animal. Era la expresión más pura que había oído en mi vida”.

La familia de Rosalía no tenía ningún vínculo con el flamenco. El camino que decidió seguir fue una decisión que sorprendió en casa. “Uno no es solo lo que le viene dado, también es lo que quiere ser”, dijo Rosalía en 2018 a EL PAÍS.

5. La alumna hiperactiva y carismática

Taller de Músics (El Raval, Barcelona)

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Rosalía finalizó la ESO en 2010. Desde aquel año y hasta 2014 estuvo matriculada en el Taller de Músics, escuela ubicada en el barrio del Raval. “No recuerdo ninguna alumna que tomara tantas clases. Se apuntaba a todo. Su predisposición para aprender era increíble”, explica Lluís Cabrera, su fundador. Rosalía ha revelado que la multiculturalidad del Raval, con espacios como la plaza del Macba, también dejaron huella en ella. Cabrera destaca que lo que ha conseguido Rosalía también es gracias a sus padres: “Me comentaba las novelas y la poesía que leía, me hablaba de cine, de arte. Era una joven culta por el esfuerzo de los padres”. Cabrera añade otra característica de Rosalía, su carisma: “Siempre estaba rodeada por compañeros de clase. Si iba a un concierto, la seguían 25, 30 personas”. Desde 2018, año de eclosión de Rosalía, las matriculaciones en el Taller de Músics han aumentado un 25%, calculan sus responsables.

6. Chiqui, la voz del maestro

Escuela Superior de Música de Cataluña (Barcelona)

Lo que sabe de flamenco, ha reconocido la artista catalana, es gracias a José Miguel Vizcaya, más conocido como Chiqui de la Línea. Cantaor de prestigio, fue profesor de Rosalía en el Taller de Músics y en la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc). La intensidad y el sentimiento de las clases de Chiqui marcaron a Rosalía. El mal querer, un álbum considerado por muchos como una obra maestra, es el trabajo de final de sus estudios de Interpretación del Flamenco en el Esmuc, síntesis de los estudios con Vizcaya adaptados a un pop rompedor.

Vizcaya ha dicho que le gustaría que Rosalía hiciera un disco de flamenco. Chicuelo, reconocido guitarrista y profesor en el Taller de Músics, recuerda que Rosalía le propuso con 19 años grabar un álbum de flamenco. “Se lo desaconsejé porque habría salido un disco más, no hubiera destacado”. Chicuelo, ganador en 2013 de un Goya por la canción No te puedo encontrar, de la película Blancanieves, revela que Rosalía sustituyó a Silvia Pérez Cruz —la cantante en la banda sonora— durante la gira de conciertos en los que se interpretaba la música del filme. Rosalía también ganó en aquel momento experiencia participando en multitud de bolos, desde el festival para niños FlamenKids al homenaje a Carmen Amaya que creó Maria Rovira para el Festival Grec de 2012.

7. El sótano que inspiró el 'tra tra'

Escuela de baile La Tani (Barcelona)

Gabriel Cortés, cantaor y gerente de La Tani, todavía recuerda la primera vez que Rosalía bajó las escaleras de esta escuela de baile, en unos bajos del distrito de Nou Barris de Barcelona: “Llevaba el pelo rapado por los lados y le dije que este no era estilo para el flamenco. Me hizo caso y se dejó el pelo largo”. Rosalía tenía 15 años cuando fue alumna por primera vez en La Tani, pero permaneció poco tiempo: un año después se matricularía en el Taller de Músics.

Mas adelante, como discípula de José Miguel Vizcaya en el Esmuc, y poco antes de triunfar con El mal querer, Rosalía volvió a La Tani para aprender con Yolanda Cortés. Los movimientos que Rosalía combina con sus innovaciones en el escenario y en los videoclips, como las palmas con el dorso de la mano –el célebre tra tra–, tienen una base aprendida con maestros como Cortés o Vizcaya.

8. Del anonimato al Primavera Sound

El Tablao de Carmen (Barcelona)

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Agustín de Beaucé recuerda la noche de 2016 en la que descubrió a Rosalía: “Ella cantaba en La Rouge, un bar del Raval. Éramos cuatro en el público. Me encantó y le propuse actuar en el tablao”. Beaucé es gerente del Tablao de Carmen, en el Pueblo Espanyol de Barcelona; Rosalía actuó el 14 mayo de 2016, fue la última vez que subió a un escenario como artista anónima. Un mes más tarde ya participaba con el cantante C Tangana (con el que fueron pareja) en un concierto en el festival Primavera Sound. Un año más tarde llegaría Los Ángeles, el disco con Refree. La actuación en el Tablao de Carmen es especialmente importante en la trayectoria de Rosalía porque es donde la vio en directo por primera vez El Guincho, el artista y productor que la ha acompañado desde 2018 en su proyección meteórica.

9. Crear un estilo propio

Dvine Nails (Cerdanyola del Vallés)

La mayoría de los consultados por EL PAÍS destacan que Rosalía siempre ha tenido claro que quería crear un estilo propio y para un gran público. Lo sabe bien Maritza Paz, propietaria de Dvine Nails, el centro de manicura de Cerdanyola del Vallès en el que Rosalía estrenó hace casi tres años uno de los elementos que definen su imagen: uñas postizas extremas y de colores múltiples. “Un día me llamó y me dijo que si le hacía las uñas, me haría promoción en su cuenta de Instagram. Entonces tenía 19.000 seguidores y ahora tiene más de seis millones”. Dvine Nails tiene hoy una sucursal en Barcelona y atiende a celebridades nacionales e internacionales. 

10. La influencia del Baix Llobregat

Zona industrial de Sant Esteve Sesrovires

El mapa de los orígenes de Rosalía

“Entres por donde entres, en mi pueblo hay polígonos industriales y camiones. Muchos elementos de Pienso en tu mirá tienen mucho que ver con estas referencias con las que he crecido”. Rosalía apuntaba en 2018 la influencia que ha supuesto el paisaje industrial del Baix Llobregat en la estética de las canciones de El mal querer, aunque también se puede detectar en otras creaciones, como en su último lanzamiento, A palé. Sea el chándal, las camisetas cortas por la cintura o las zapatillas de plataforma, la forma de vestir y los abalorios de Rosalía tienen un componente de las tendencias de la juventud con la que la artista ha crecido en el área metropolitana de Barcelona. Es un mundo que Rosalía observaba desde Sant Esteve. Para desplazarse a Barcelona tenía que atravesar áreas de naves industriales como las que desembocan en la fábrica de Seat, en la vecina Martorell. No es casualidad que la primera música que Rosalía compró siendo una niña fuera un casete de Estopa, el grupo de los hermanos Muñoz, dos jóvenes del Baix Llobregat que habían trabajado en una fábrica de automoción.

CRÉDITOS:

Redacción: Cristian Segura
Fotos y Vídeos: Gianluca Battista
Formato: Guiomar del Ser
Edición: Guiomar del Ser y Patricia R. Blanco
Diseño: Fernando Hernández y Nelly Natali

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