A sus 81 años, Elvira Fernández confía en que las calles del pueblo donde ha pasado toda su vida volverán a llenarse de gente. "Muchos jóvenes se fueron de Molinaseca, pero quizás ahora regresen porque la tecnología ha mejorado muchísimo las cosas. Si volvieran, se quedarían de piedra al ver cómo ha cambiado todo", afirma mientras pasea por este municipio de 880 habitantes ubicado en la comarca de El Bierzo (León) que ya ha aplicado el internet de las cosas (IoT, en sus siglas en inglés) al alumbrado público y a la gestión de residuos. Gran parte de esta transformación se debe a la inclusión de Molinaseca en el proyecto Territorio Rural Inteligente promovido por la Junta de Castilla y León y liderado por Telefónica, cuyo objetivo es revitalizar a través de la tecnología aquellas zonas del país que se han visto despobladas por los movimientos migratorios hasta núcleos urbanos.
"En los últimos 45 años la población española ha crecido en torno al 36%, pero este aumento se ha centrado en las grandes ciudades, por lo que es necesario convertir al mundo rural en un polo de oportunidades para las nuevas generaciones", afirma Santiago Sierra-Llamazares, consultor de desarrollo de negocio en el área de Smart Cities de Telefónica Empresas.
Según el experto, la tecnología es un habilitador para mejorar la calidad de vida en estos ámbitos porque los ciudadanos pueden utilizarla para poner en marcha nuevos proyectos desde una triple perspectiva: mejora de servicios a los habitantes, impulso de la economía rural e innovación en el ámbito.
"Los dos grandes retos son atajar la brecha digital en cuanto a conectividad y digitalizar sectores que tradicionalmente han impulsado la economía del mundo rural, como la agricultura o el turismo. Esto ayudaría a que muchas personas eligieran un pueblo como su lugar de residencia y a que se animaran a crear nuevas empresas o modelos de negocio", señala Sierra-Llamazares.
En cuanto al desafío de la brecha digital, la urgencia está clara. No en vano, mientras que la cobertura total de la banda ancha ultrarrápida (conexiones por encima de los 100 Mbps) se acerca al 81%, en las zonas rurales es tan solo del 38,3%, según datos del Ministerio de Economía y Transformación Digital. Mientras se remedia esta situación, Sierra-Llamazares destaca alternativas como la tecnología Narrow Band IoT (NBIoT), que conecta dispositivos usando una baja potencia. "Estas redes de banda estrecha permiten poner en marcha proyectos para sensorizar los entornos rurales y ensayar modelos de gestión eficiente y sostenible gracias al internet de las cosas (IoT)", apunta el experto de Telefónica Empresas. Los sensores desplegados controlan aspectos del suministro de agua (patrones de consumo, calidad, detección de fugas, determinación de políticas de riego y bombeo), permiten la optimización de las rutas de recogida de residuos, ayudan a ahorrar energía e, incluso, en un futuro, podrán aplicarse a la atención de personas mayores o con diversos niveles de dependencia. "Al combinar tecnología con modelos de gestión más sostenibles no solo se superan problemas inherentes a las zonas rurales, sino que se les dota de fortalezas", comenta Sierra-Llamazares.
Por lo que respecta a la digitalización de sectores tradicionales, el experto de Telefónica Empresas señala que el análisis de la información recabada por esos sensores y la procedente de otras fuentes ayuda a detectar patrones con los que optimizar negocios. Por ejemplo, los ayuntamientos pueden conocer con detalle desde qué puntos les visitan y cómo se comportan los turistas que llegan a sus municipios para ofrecerles servicios más acordes con sus preferencias.
En definitiva, las soluciones de IoT y big data se configuran como uno de los posibles antídotos contra la España despoblada ya que no solo mejoran el día a día de los ciudadanos con servicios digitales, sino que también ofrecen nuevas oportunidades que redundan en beneficios para sus vidas familiares y profesionales.