Si la historia de Biak Bat te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
Duna era capaz de detectar bajones de azúcar en diabéticos hasta 20 minutos antes de que se manifestaran. Una habilidad innata que le permitía ladrar y avisar a su dueño antes de que este no tuviera tiempo de poner remedio. Duna hizo un curso intensivo de seis meses para entrenar su instinto oliendo el sudor corporal de su futuro compañero. Cuando detectaba una anomalía en los niveles de glucosa, ladraba como si no hubiera un mañana.
Duna no era un glucómetro de bolsillo, ni una alarma que te avisa de un problema en sangre, sino una perra de raza labradora color canela que a sus increíbles habilidades sumaba un valor emocional y afectivo que potenciaba la responsabilidad y el estado anímico de todos los que se acercaban. Imagina estar enfermo y poder convivir con alguien de mirada limpia que se preocupa por ti 24 horas al día sin pedirte más que unas cuantas caricias a cambio.
Duna falleció hace unos meses, a los 11 años, después de ser rescatada y participar durante cuatro años en distintos programas de asistencia de Biak Bat, un centro de Alsasua (Navarra) especializado en las terapias a personas con problemas físicos, discapacidad o víctimas de violencia machista mediante intervenciones profesionales asistidas con todo tipo de animales.
Tanto las personas como los animales, solo morimos cuando los demás dejan de trabajar nuestro recuerdo
Dicen que la gente que realmente ama a los animales siempre se interesa por sus nombres porque ponen sujeto y humanizan su experiencia emocional con ellos. Quizás por eso el nombre de Duna sigue apareciendo constantemente en la web o en las stories de Instagram de Biak Bat, recordando sus hazañas, sus terapias, su experiencia y sus juegos… Ella era parte imprescindible del equipo y al final, tanto las personas como los animales, solo morimos cuando los demás dejan de trabajar nuestro recuerdo.
Nunca es tarde para aprender de los animales
El patio de entrenamiento de Biak Bat es un maravilloso bosque a las afueras de Alsasua. Entre los robles y su manto de hojas caducas, Cake, Nipón e Ivonne revolotean buscando en el equipo de rodaje alguna víctima para sus próximos juegos. Su infinita energía es parte de esa alquimia mágica que sirve de terapia y medicina y que te mimetiza con la naturaleza. Al ver saltar y jugar a estos labradores de chocolate, al ver su lealtad y respeto hacia todo lo que les rodea, entiendes por qué son perfectos para romper timideces y ayudar a recuperar autoestimas y afectos de personas con necesidades específicas. Ningún animal te va a juzgar por lo que no puedes llegar a ser, sino solo por lo que en cada momento eres.
“Yo de pequeña les tenía miedo”, nos confiesa Josune Azpiroz, psicóloga y cofundadora de Biak Bat. “Me acuerdo de que mi tía tenía un cachorro que entraba en una zapatilla de casa y a mí me daba miedo igual”, prosigue. No fue hasta que conoció a Iosu Méndez, adiestrador canino y la otra parte fundadora de Biak Bat, cuando pasó “de no gustarme nada a que ahora no pueda vivir sin ellos”.
“Yo cuando era niña tenía miedo a los perros, lo superé y ahora esa experiencia me ha servido para ayudar a otros niños y niñas a superar ese y otros miedos”, explica Josune
“Es que este se iba a comprar ropa y volvía con perros”, insiste subiendo el tono y señalando cariñosamente a Iosu. Cuando el resto de amigos ahorraba para comprarse un coche, Iosu lo hacía para comprarse un caballo. Hoy, en la nave que comparte la pareja a las afueras del pueblo, un pequeño equipo multiespecie formado por dos humanos, cinco perros, dos gatos, varios pájaros y hasta una tortuga, trabajan juntos por un objetivo común: lograr el bienestar de otros humanos. Y mientras lo hacen aprenden a ser cada uno mejores seres vivos, mejores personas: “Yo cuando era niña tenía miedo a los perros, lo superé y ahora esa experiencia me ha servido para ayudar a otros niños y niñas a superar ese y otros miedos”, nos explica Josune.
Un equipo de cuatro patas
La vida es el tiempo que pasa mientras encuentras las piezas que mejor encajen en el puzle de tus propósitos. Josune encontró en la psicología la necesidad de encauzar su compromiso con la sociedad y una forma de poder ayudar a transformar vidas, pero le faltaba el cómo. Iosu proyectó en los animales esa pasión heredada de sus abuelos ganaderos, pero le faltaba un para qué. Fue al encontrarse cuando se despejaron incertidumbres y encajaron las dos inquietudes individuales en un sólido propósito común. Ahora son los dos uno (el significado de biak bat en euskera), un proyecto que ha transformado sus vidas, las de sus animales (son perros de segunda oportunidad) y las de mucha más gente: “Nuestro trabajo se enfoca desde el bienestar animal para el bienestar de las personas. No concebimos el poder ayudarlas si los animales no lo están disfrutando, no lo están pasando bien o si no reciben algún beneficio de su trabajo”, explica convencido Iosu. Aquí todos ganan.
“La gasolina del día a día es una sonrisa, una caricia, un niño que mejora la movilidad, una mano que se relaja, una mirada o una madre que te da las gracias”, reconoce Iosu
Aquel propósito compartido nació en 2011 mientras Josune estaba trabajando en un colegio de integración de niños con diversidad funcional. Iosu llevó a Uganda, una perra adiestrada para trabajar con los chavales y hacer una formación: “Yo pude ver ahí, in situ, los beneficios que puede tener en la infancia y cuando ya decido meterme de lleno en el proyecto”, cuenta Josune.
Hoy uno de aquellos niños aprende a hablar gracias al diseño de ejercicios con Nipón: “Bryan no sabía decir ‘azul’. Le gustaba mucho ese color, pero él solo decía ‘ul’ y si al perro no se lo decía bien, no le hacía caso, tenía que esforzarse. Consiguió decir ‘azul’ y fue un logro para todos, para el equipo, para mí, para el niño”, nos cuenta orgullosa Amaya, madre de Bryan y asidua en Biak Bat.
Esta terapia perfectamente diseñada por la psicóloga y el educador canino y mediada por sus animales la han probado con éxito muchos beneficiarios. Desde personas con parálisis cerebral, con síndrome de Down o autismo, pasando por tratamientos a la tercera edad o a niños víctimas de violencia de género, donde se consigue reducir la sintomatología asociada con la ansiedad y la depresión que les genera el estrés postraumático. Todo ello apostando por la investigación y los avales científicos que estudian su eficacia: “No podemos decir que algo está funcionando si no hay una evidencia científica con datos cuantitativos. Por eso ahora mismo uno de nuestros mayores objetivos y en el que más estamos invirtiendo es en la investigación”, dice Iosu.
Conoce a los terapeutas de cuatro patas
A pesar de las dificultades coyunturales, poco a poco las piezas de este puzle vital van encajando y dejando una huella emocional que justifica el proyecto. "Duna nos enseñó lo que era la felicidad y a disfrutar de cada momento", aún recuerda Josune. "Y la gasolina del día a día es una sonrisa, una caricia, un niño que mejora la movilidad, una mano que se relaja, una mirada o una madre que te da las gracias”, remata Iosu. Recuerdos que ponen siempre en primer plano los beneficios y posibilidades de trabajar y convivir rodeado de animales.
Escucha la historia
Contenido adaptado del vídeo
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(Josune) Es increíble, ¿no?, lo que una mera visita de un perro puede aportar en sus vidas y en su día a día.
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¿Y si los perros fueran grandes terapeutas? Josune y Iosu, fundadores de Biak Bat, demuestran que los animales pueden ser mucho más que mascotas.
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(Josune) Siempre tuve claro, la verdad, que quería estudiar Psicología, no lo dudé en ningún momento.
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(Josune) Cuando terminé la carrera aterricé en un cole, vi el trabajo que se hacía con niños y niñas con diversidad funcional y dije: 'Yo quiero hacer lo mismo'.
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(Josune) Conocí a Iosu, que es un amante de los animales.
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(Iosu) Siempre engañé a mi madre para tener animales, perros, cobayas, pájaros, lagartijas, caracoles...
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(Josune) Creamos, hace casi 10 años, Biak Bat.
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(Josune) Biak Bat es una asociación en la que, a través de la integración con animales, tratamos de mejorar el bienestar de las personas.
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(Josune) Iosu llevó perras al cole y ahí pude ver un poco la respuesta de los niños y niñas con la perra. Fue donde pude ver, in situ, los beneficios que pueden tener en la infancia, ¿no?
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(Iosu) Nos juntamos dos locos con ambiciones e inquietudes sociales que decidieron que ninguna meta iba a ser inalcanzable.
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(Josune) Yo me encargo de la psicología y de las personas y él se encarga más de la parte animal, de la selección y educación de los animales que participan.
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(Iosu) Para nosotros la gasolina del día a día es una sonrisa, una caricia, un niño que mejora la movilidad, una mano que se relaja, una mirada.
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(Josune) Cuando trabajamos con los niños y niñas expuestos a la violencia de género, a través de la terapia con perros, estamos reduciendo sintomatología asociada con la ansiedad y la depresión que tanto malestar les genera.
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(Josune) Tratamos siempre de que sean programas accesibles a nivel económico para las familias porque si tuvieran que pagar lo que puede costar este tipo de intervención pues sería algo muy elitista.
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(Iosu) Yo recibo mucho más beneficios de los usuarios de los que realmente les ofrezco.
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(Josune) Es difícil el emprender, pero yo creo que es más difícil vivir en una sociedad con la que quedarte conforme con lo que pasa.
Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.