Se dice que una retirada a tiempo es una victoria y así fue para Diego Martínez. A los 20 años, esa edad en la que el fútbol apremia a la promesa a convertirse en realidad, pensó que debía cambiar de rumbo para triunfar. Colgó las botas, abrió la libreta y empezó un camino de cinco minutos a pie que tardó 18 años en completar. Tan cerca estaba la facultad de Ciencias del Deporte de las instalaciones del Granada CF como lejos el nuevo universitario de convertirse en el entrenador del equipo de la ciudad. Las distancias explican lo singular de este técnico, que se estrena en la LaLiga Santander siendo el más joven de la categoría y, a la vez, uno de los que más tiempo le ha costado llegar a la misma. Su particular viaje a la élite, largo, trabajoso, imprevisto, no es, sin embargo, una excepción. Este año, el campeonato cuenta con ocho técnicos sin experiencia previa como futbolistas en la máxima categoría, un número récord en los últimos veinte años que confirma un cambio de tendencia en los banquillos.
Martínez asegura que nunca se obsesionó con llegar a lo más alto, pero tampoco renunció a ello. “Preparado para todo, sin esperar nada”, es el principio que se repitió a cada parada que le deparaba un trayecto que empezó en el Cadete B del humilde Imperio de Albolote, de Granada. Después vinieron su estreno en un equipo sénior, a los 25 años, en el Arenas de Armilla de Tercera División, el salto al fútbol profesional con el Sevilla FC, donde fue asistente de Unay Emery y dirigió al filial, y el ascenso con el Granada CF. Hasta llegar a sentarse en el despacho de un club de primera línea, desde el que responde al teléfono, no desdeña de ninguno de los pasos dados, ni del camino elegido: “Hay muchos itinerarios para llegar a entrenar al máximo nivel”.
El convencimiento del preparador del club nazarí se asienta sobre una base de realismo: cada vez hay más técnicos que entrenan en LaLiga Santander y nunca jugaron en ella. Además de Diego Martínez (Granada), Jagoba Arrasate (CA Osasuna), Paco López (Levante UD), Rubi (Real Betis), José Bordalás (Getafe CF), Fran Escribá (RC Celta), Asier Garitano (Deportivo Alavés) y José Luis Mendilibar (SD Eibar) son los otros representantes de un grupo que ocupa ya la mitad de los veinte banquillos si se le sumaran David Gallego (RCD Espanyol) y Vicente Moreno (RCD Mallorca), que entre ambos apenas disputaron poco más de una treintena de partidos en la máxima categoría de la competición. Por comparar, al inicio de la temporada 2009/10 eran cuatro, los mismos que en el arranque de la 1999/00.
Los técnicos creen que no hay método o forma de juego que supere en importancia a tener una plantilla motivada. “Cada vez cobra más relevancia. Le ponemos mucha atención porque hoy en día es quizá lo más difícil”, indica el entrenador del Levante, Paco López, que llegó al equipo en marzo de 2019 y sumó 22 de los 27 puntos que quedaban en juego. Desde entonces no ha dejado el banquillo granota. Este será su tercer curso en la máxima categoría, el segundo desde el comienzo, con pretemporada incluida. "La autoridad del entrenador se gana por conocimientos y no por haber sido futbolista de élite. El jugador de hoy es inteligente y detecta si el entrenador está capacitado o no", dice López, valenciano de 51 años. Como delantero jugó, entre 1984 y 2002, en el Mestalla, Carcaixent, Torrent, Hércules, Extremadura, Levante, Castellón, Murcia y Benidorm.
“La clave son las personas. La gestión de las emociones es lo que facilita todo lo demás”, afirma su colega Martínez, del Granada CF. “Lo más importante es transmitir. Pasamos muchas horas para conocer a los rivales, pero no sirve de nada si el mensaje no llega a los jugadores”, corrobora Jagoba Arrasate, que se fogueó en el equipo de su pueblo unos años antes de ponerse al frente del Osasuna. Arrasate intuye un síntoma de cambio: “Creo que la gente se ha quitado el miedo a que uno sea joven o tenga poca experiencia. Al haber entrenadores que lo han hecho tan bien sin llegar a ser profesionales, eso nos ha abierto la puerta. Ahora estamos a la altura de todos los demás”.
Si su irrupción en LaLiga Santander es casualidad o una tendencia con bases sólidas es un misterio que está por resolver. A diferencia de Arrasate, Gregorio Manzano piensa que se trata de un ciclo que tiene fecha de caducidad y que puede revertirse. Manzano alcanzó los banquillos de la élite sin haber sido futbolista profesional. Tenía 43 años, cuando llegó al Real Valladolid y algunos recelaban porque era un licenciado en Magisterio sin pasado profesional en el fútbol que había escalado poco a poco desde Regional. Aunque hoy es uno de los 16 entrenadores que suman más de 400 partidos en la cima del fútbol español, en el pasado se sintió juzgado de forma distinta y tuvo que doblar esfuerzos para ganar crédito: “No fue nada fácil”, recuerda. Pese a todo, el principal reto lo tuvo que superar dentro del vestuario: “Mi primera experiencia fue con jugadores tan importantes como Caminero, Eusebio o García Calvo. El cambio fue muy grande en lo que se refiere a gestión de grupo”.
Lejos de la imagen del estudioso que impone un modelo estricto, el retrato que ofrecen de sí mismos los entrenadores que ocupan los banquillos sin experiencia previa como jugadores en la máxima categoría es más cercano al de un líder que seduce, un comunicador: “La mejor manera de ganar credibilidad es desde el aspecto psicológico. Ser directo, claro, humilde y modesto. El jugador lo valora todo, desde cómo te vistes a cómo te expresas”, explica José Luis Oltra, que pasó la mayor parte de su carrera como jugador en Segunda B y dirigió entre 2009 y 2012 a CD Tenerife, UD Almería y RC Deportivo. Él señala que el aspecto clave que define el éxito es la versatilidad, más que un esfuerzo en los apartados técnicos o tácticos que hoy recaen en amplios equipos técnicos formados por especialistas. “Entrenamientos, relaciones con la prensa, trato con la directiva, decisiones en el partido. El entrenador hoy maneja muchas más cosas de lo que la gente se piensa”, añade.
Aun así, las oportunidades de las que están gozando los que no contaban con una gran reputación previa como futbolistas se explican también porque están mejor formados que nunca, según la impresión general que ofrecen los miembros de las academias y escuelas al ser consultados y que comparte Oltra: “Se sabe o no de fútbol y aunque puede ayudar haber sido futbolista, eso te lo da tu capacidad y tu formación”, opina. “Hasta ahora se había abusado mucho de firmar por el nombre. Esto no pasa en el baloncesto, donde entrenan los que yo llamo los bajitos. Me gusta que se reconozca a los que se lo han ganado a base de trabajo y esfuerzo y creo que es el camino lógico que debe tomar el fútbol para que los equipos jueguen mejor”, analiza Jesús Cuadrado, director del Centro de Estudios Superiores de Fútbol (Cesfútbol), especializado en la preparación de técnicos.
Entrenadores españoles por el mundo
La confianza depositada en profesionales de menos renombre va de la mano de la apuesta de los equipos por el talento de casa. En comparación con las cuatro grandes competiciones del continente, LaLiga Santander es la que cuenta con más entrenadores nacionales (17 en total), por delante de la Serie A italiana (16), la Ligue 1 francesa (13) y la Premier League inglesa (9). Además, la máxima competición tiene la mayor proporción de místeres españoles de los últimos 20 años junto con la temporada 2009/2010.
Asimismo, se podría decir que el modelo futbolístico de España tiene éxito dentro y fuera del país, donde se está exportando talento cada vez con más frecuencia. Uno de ellos es Óscar Bruzón, entrenador vigués de 42 años, que ha colaborado con LaLiga para formar técnicos en otros países. Bruzón llegó a Asia en 2011, pasó por India y por Maldivas y ahora entrena al Bashundara Kings de la liga de Bangladesh, donde consiguió el récord de mayor victorias consecutivas el pasado julio. "Debemos convencer a los futbolistas, pero también debemos contar con los recursos necesarios para implantar la idea de juego española, que es más sofisticada", explica Bruzón. Para hacerlo, les muestra vídeos de partidos de LaLiga Santander.
Persuadir a jugadores que casi toda su vida practicaron un modelo de fútbol inglés fue su tarea más complicada. "El fútbol ya no es instrucción y una figura brillando. Tienes que hacer lucir a tu cuerpo técnico y a tus jugadores. Hacerles sentir importantes a todos. Ellos son los verdaderos líderes", apunta. "Los resultados siguen mandando, pero el entrenador español se ha ganado respeto, confían mucho en nuestro profundo conocimiento del fútbol", atestigua Felipe Vega, el técnico que hizo que Islas Salomón saltase del 187 del ranking global al 144 y que, a través de un proyecto de LaLiga para desarrollar el fútbol de ese país, sentó las bases de un fútbol de toque que llevó a las categorías inferiores del pequeño país del Pacífico (600.000 habitantes) a clasificarse para el cercano Mundial de Perú.
"Cruyff decía que para practicar bien un fútbol complejo había que explicarlo fácil. Yo puse a mis jugadores a pelear balones en largo contra dos defensas internacionales, tal como veían e imitaban del fútbol inglés. Ganaban uno de 50. Luego ensayamos jugadas combinativas y se percataron de la enorme diferencia de ocasiones que generaban. De la mano de lo táctico, el factor psicológico es fundamental: hay que hacerles ver que elevaremos sus virtudes al máximo".
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