La sostenibilidad se premia en la industria del juguete. Literal. La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) ha incorporado este año tres nuevas categorías en los premios que celebra. Una de ellas reconoce el mejor de juguete para un mundo más sostenible –las otras premian la transmisión de valores y el fomento de la imaginación–. El ganador de la edición celebrada el pasado junio ha sido un ecoluche cuyo relleno se obtiene del tratamiento de botellas de plástico sacadas del mar. La empresa se llama Beysal y su responsable de marketing, Lola de Barutell, dice que el reciclaje lo llevan en su ADN. “Somos jóvenes”, argumenta. Ella tiene 30 años. La compañía opera desde hace uno.
Cómo reciclar tu juguete
Conoce el contenedor apropiado en el que depositarlo según el material del que esté hecho. Que sea de plástico no implica que vaya al amarillo
“Hay una mayor sensibilidad del consumidor hacia los valores que promueven los juguetes”, afirma Maite Francés, del departamento de Marketing de la AEFJ. Según datos de la asociación, se estima que 2019 cerrará con un gasto medio por niño en juguetes de 190 euros, en torno a los 10 artículos por niño y año (la media en EE UU es de 43). Los ecoluches de Beysal representan seis animales marinos por ser coherentes con la procedencia del material del que están hechos y cuestan 19,99 euros.
Más jóvenes aún, pero con más pedigrí, son los alicantinos Kadibudoo. Desde Ibi, el epicentro del juguete en España, han lanzado este año un juego de construcción con bloques de cartón reciclable. “Reciclable", reitera el fundador Rafa Miró. "La materia prima reciclada es muy cara. No hay ayudas suficientes para ser competitivos”, explica. La sostenibilidad la enriquecen con un sobre de semillas que viene con el juego. “Talamos por un lado. Plantamos por otro”, explica Miró, que proviene de familia juguetera.
Estudiante de diseño, Miró montó una imprenta y ha aprovechado sus conocimientos de materiales y artes gráficas para aplicarlos a estos juguetes sostenibles. El cartón, con el que los niños se construyen un parapeto o lo que se les ocurra, se obtiene de bosques de tala controlada. No todo el embalaje que acompaña a estos juguetes procede, en cambio, de este tipo de árboles. Según la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel), el reciclaje de este material aumenta un 10% en diciembre y enero. En los meses de Navidad se generan 900.000 toneladas de cartón y papel.
La AEFJ ha desarrollado un proyecto con el Instituto Tecnológico del Juguete en el que ha entrevistado a empresas y a consumidores para conocer qué políticas se están llevando a cabo en estas cuestiones. "El próximo marzo tendrá lugar el primer gran encuentro sobre sostenibilidad en el sector del juguete", afirma Francés. El Eco Toy Day (día del juguete ecológico) está previsto que se celebre en Madrid y va a abordar las nuevas demanda de juguetes sostenibles y los resultados de Comparte y recicla, la campaña solidaria de recogida de juguetes para donarlos a entidades benéficas o reciclarlos.
Los grandes se suben al tren
Del mismo tipo de bosques sostenibles obtiene la madera la juguetera sueca fundada en 1884 Brio, que desde hace cinco años utiliza este material para sus trenes y balancines. Otro histórico del sector, Lego, fabricó sus primeros juguetes con madera en los años treinta del siglo pasado. La empresa danesa incorporó el plástico en los cincuenta. Un siglo después, para 2030, se ha propuesto que el material con el que se construyen sus bloques de colores proceda de botellas recicladas o plásticos de fibras de plantas.
Haba es otra juguetera con solera. Fundada en Baviera (Alemania) en 1938, ganó el premio de la AEFJ en la categoría Mejor juguete para experimentar el mundo con un tobogán por el que se lanza una bola. Construido en madera de haya, la materia prima la obtienen de los árboles que la juguetera planta en un radio de no más de 50 kilómetros de la sede. "Nadie lleva mascarilla en la cadena de producción", dice Mònica González, responsable de Marketing en España, para explicar la ausencia de tóxicos en la fabricación.
La sede en Alemania cuenta con tejados ajardinados, reciclaje de restos de madera y el uso de energía solar. "Hay un montón de ISO", justifica en referencia a las certificaciones que aseguran la seguridad y la calidad de productos y servicios. González asegura que ahora que la sostenibilidad es una moda -"España es un país de modas"-, tiene que recordar el compromiso de Haba con el medioambiente a pesar de ser algo intrínseco en la empresa. Algunos de sus juguetes de madera llevan en el catálogo desde el nacimiento de la empresa. En España son conocidos por los juegos de mesa.
No valen todos los colores
La sostenibilidad compromete el diseño. “Nunca verás unos ecoluches de neón”, afirma De Barutell, que se ha inspirado junto con sus socios en las empresas de moda comprometidas con el medio ambiente. Su campaña de comunicación se parece a la de este sector. Menciona la implicación de influencers. “Pero lo hacen gratis”, aclara. Las compras de juguetes online superarán en España el 20%, según la AEFJ, formada por 89 empresas y que representa el 64% de la facturación del sector. Lejos del 40% de Alemania y Reino Unido y del 30% de Francia.
De Barutell cuenta que los diseños de sus juguetes no son rimbombantes sino minimalistas, con tintes y colores sencillos. Cada peluche informa en el embalaje del número de botellas que se han recuperado del mar para fabricar su relleno. Beysal vende a Chile, Colombia, Perú y México, y a países del norte de Europa. Las exportaciones supondrán el 37,5% de la facturación, que alcanzará los 1.600 millones de euros, según las previsiones de la asociación juguetera. El volumen de ventas equivale al presupuesto en sanidad de Asturias del año pasado.
Los que están en otra parte del rosco de la economía circular son los belgas ecoBirdy. Transforman juguetes reciclados en mobiliario infantil como mesas y sillas. "El diseño de las piezas sería completamente diferente si no utilizaramos el plástico de los juguetes", afirma Vanessa Yuan, una de las fundadoras, por email desde Antwerp (Bélgica). No se trata de una ocurrencia compartida en Pinterest. Sus mesas y sillas y otros artículos de diseño han obtenido seis premios y se muestran en siete exposiciones de sendas ciudades europeas. La Nau, centro cultural de la Universidad de Valencia, exhibe su obra hasta el 22 de diciembre. EcoBirdy se sirve de nuevas tecnologías para la recuperación del plástico. No tienen necesidad de utilizar resinas ni pigmentos en la construcción de su colección.