La Universidad de Deusto plantea que los estudiantes aborden en clase el pasado violento en Euskadi
Investigadores desarrollan un proyecto para enseñar la historia vasca reciente y contribuir a la deslegitimación de la violencia entre los jóvenes
Enseñar a las nuevas generaciones el pasado violento de Euskadi y debatir acerca de distintas narrativas y memorias de los años más violentos. Ese es el objetivo del proyecto liderado por la Universidad de Deusto y el Centro de Ética Aplicada en colaboración con el Consejo de la Juventud de Euskadi. Llevado a cabo entre octubre de 2019 y junio de 2020, las diferentes comunidades de aprendizaje han permitido a las personas jóvenes hacerse preguntas y reflexiones en relación a la violencia de motivación política del último medio siglo en el País Vasco.
La investigadora principal del proye...
Enseñar a las nuevas generaciones el pasado violento de Euskadi y debatir acerca de distintas narrativas y memorias de los años más violentos. Ese es el objetivo del proyecto liderado por la Universidad de Deusto y el Centro de Ética Aplicada en colaboración con el Consejo de la Juventud de Euskadi. Llevado a cabo entre octubre de 2019 y junio de 2020, las diferentes comunidades de aprendizaje han permitido a las personas jóvenes hacerse preguntas y reflexiones en relación a la violencia de motivación política del último medio siglo en el País Vasco.
La investigadora principal del proyecto, Ángela Bermúdez, ha señalado este viernes en el acto de presentación en el Auditorio de la Universidad de Deusto la importancia del proceso pedagógico destinado a generar preguntas para promover el desarrollo de explicaciones históricas: “Es fundamental abrir espacios de diálogo en los que las personas jóvenes puedan plantear las preguntas que tienen. Se debe eliminar el manto de silencio que se ha levantado socialmente. A los jóvenes les surgen muchas preguntas e inquietudes que no están pudiendo explorar”.
Por su parte, Izaskun Sáez de la Fuente, Doctora en Sociología y Ciencia Política, ha incidido en la trascendencia de desnaturalizar la violencia para poder vislumbrar un futuro distinto: “No se puede construir el futuro de espaldas al pasado. Es imprescindible unir la ética con la historia. La contextualización se puede complementar con narrativas y con relatos que estén basados en la verdad y la justicia”. De igual manera, Sáez de la Fuente ha destacado “la necesidad de que el sistema educativo pueda participar en fomentar la historia de Euskadi”. Así, se impedirían incomprensiones como la de conocer quién fue Miguel Ángel Blanco, político vasco asesinado en julio de 1997 por la banda terrorista.
La comunidad de aprendizaje tuvo como finalidad explicar la historia del pasado violento a la juventud y que el colectivo se pregunte qué piensa acerca de lo sucedido. El proceso pedagógico arrojó unos resultados recogidos en tres cuadernos: el primero de ellos basado en la realización de una aproximación a las contribuciones de la educación histórica a la deslegitimización de la violencia, la segunda la recogida de la sistematización del proceso seguido y el tercer cuaderno, en el cual se ofrece un conjunto de recomendaciones y recursos pedagógicos para la enseñanza de la historia de la violencia reciente en Euskadi.
Limitado conocimiento
La experiencia arrojó el escaso conocimiento que las personas jóvenes poseen sobre la historia de el País Vasco, además del silencio en los círculos familiares en lo referente a la violencia sufrida. Bermúdez ha señalado, no obstante, que las nuevas generaciones están lejos de la falta de inquietud y preocupación: “Los jóvenes saben muy poco, es cierto, pero no es lo mismo que tener la mente vacía. Tienen muchos relatos de memoria colectivos que han heredado a través de distintos canales de socialización. Una enseñanza de la historia que pueda normalizar la violencia no puede ignorar la memoria de los jóvenes, por lo que se debe trabajar con ellas”, ha indicado.
Entre las conclusiones principales se señala la necesidad de incorporar el análisis y el debate sobre las distintas narrativas del pasado violento, precisamente para promover su comprensión crítica y facilitar su transformación. Por otro lado, el resultado obtenido de las comunidades de aprendizaje evidenció, según señala la propia Universidad, dejó constancia de la posibilidad que puede ofrecer un proceso pedagógico que suscite dudas en el imaginario de la población joven.