‘¡Gracias a nuestros héroes!’

Todos hemos tenido tiempo para reflexionar durante la pandemia. Pero en el caso de Andrea Wizner, 32 años, ha sido especialmente significativo. No solo ha vivido la crisis sanitaria, sino que en estos meses ha sobrevivido a un cáncer de mama y un tumor cerebral. Recibió el diagnóstico en la primera semana de marzo de 2020, cuando el coronavirus estaba empezando a golpear España. El concurso ¡Muchas Gracias, Madrid! le ha dado “la oportunidad maravillosa de dar las gracias” a todos los profesionales que han combatido el coronavirus en primera línea.

Wizner, ilustradora, vive en Ibiza, pero parte de su familia se encuentra en Madrid. Fueron estos últimos los que la avisaron de la existencia del concurso, en el que al final ha resultado ser una de las 40 ganadoras. Cuenta que se presentó sin ningún tipo de esperanza de lograr el premio, pero quería participar en este homenaje que ella ha hecho extensible a todos los sanitarios, a los agentes de seguridad, a los conductores de metro, a quienes limpian las calles... A todos los que nos mantuvieron y mantienen a salvo.

Los ha representado en su diseño “en igualdad de importancia”. Su propuesta aborda tres puntos: los profesionales, los sistemas de seguridad y limpieza a disposición de los ciudadanos, como las mascarillas o los geles desinfectantes; y el propio virus. En la ilustración se muestra cómo la fuerza de los dos primeros acaba con el tercero. “El diseño trata de concienciar sobre que, sin estos dos bloques, sobre todo el de los profesionales, esto seguiría igual que al principio de la pandemia“, explica.

Wizner ha tenido oportunidad de ver el resto de los diseños ganadores. “Analizando mi obra en comparación con las demás, creo que me he ido a algo muy representativo, no hay cabida a metáforas, he intentado representar lo que ha sido esta lucha”.

Aunque sabe que el concurso se adscribe a la ciudad de Madrid, extiende el reconocimiento a todos los profesionales españoles que estuvieron y están trabajando contra la pandemia. “Todos los llevamos en el corazón”, asevera recordando que ella ha sido tratada de sus dolencias en las Islas Baleares, mientras su madre trabajaba de enfermera en Cáceres y sus familiares permanecían en la capital.

Inmunodeprimida, acudía al hospital con asiduidad incluso en los meses de confinamiento. “Tenía miedo a desplazarme, pero por suerte la pandemia no repercutió en el tratamiento”, indica. Solo tiene buenas palabras para los cuerpos de seguridad, que nunca le pusieron impedimentos para desplazarse, y para el equipo médico. “Ha salido todo estupendamente”, concluye sonriendo.