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La sala El Chico Feo celebra su décimo aniversario en plena forma gracias a la fidelidad de su clientela

El templo madrileño del ‘indie’ español vivió su “peor momento” en la pandemia, pero resistió a las pérdidas

Se puede decir que el paso del tiempo no ha hecho mella en la sala de conciertos El Chico Feo, que ha superado con éxito su primera comunión a los 10 años. La mecha del indie español prende cada viernes y cada sábado desde 2015 en el número 21 de la calle Covarrubias, en el barrio madrileño de Chamberí, donde suenan algunos de los grupos actuales más relevantes del género, como ...

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Se puede decir que el paso del tiempo no ha hecho mella en la sala de conciertos El Chico Feo, que ha superado con éxito su primera comunión a los 10 años. La mecha del indie español prende cada viernes y cada sábado desde 2015 en el número 21 de la calle Covarrubias, en el barrio madrileño de Chamberí, donde suenan algunos de los grupos actuales más relevantes del género, como Viva Suecia, Love of Lesbian, Lori Meyers, Niña Polaca o Arde Bogotá. “El mejor momento es el actual, en el que el volumen de clientes es máximo”, asegura Antonio Gómez, de 47 años, el fundador de la sala que todavía continúa en la dirección, ahora con otros tres socios. Una década da para mucho claro, y no todos los momentos del local han sido tan dulces. El templo madrileño del indie español vivió su “peor momento” en la pandemia de la covid-19, pero resistió a las pérdidas gracias a la fidelidad de su clientela, y ahí sigue. Ahora encara el estreno de un formato de fiesta más grande pero que conserva el espíritu de siempre y que se celebra este sábado.

El Chico Feo es una evolución de Atomium, un bar de copas que abrió en 2008 con el pop-rock español como seña de identidad. Tras siete largos años de intentos por conseguir la licencia de sala de conciertos, finalmente Gómez logró en 2015 el visto bueno del Ayuntamiento de Madrid para modificar el estatus legal de su establecimiento. Atomium renació entonces convertido en una sala de conciertos llamada El Chico Feo, un proyecto que dejaría a un lado el pop-rock español para subirse al carro del indie. “Conocí la música independiente en festivales en los que veía que había un ambiente muy bonito y muy afable”, recuerda el director de la sala. Desde que emprendió la nueva etapa de su negocio, Gómez trabajó para convertir El Chico Feo en un “bar humanista”, en el que “si alguien pisa a otra persona, piden perdón las dos partes”, como le gusta decir a él.

En la época de la inmediatez, con un panorama musical que evoluciona cada día, El Chico Feo no renuncia a la autenticidad que le permitió un día hacerse el hueco que todavía conserva en la noche madrileña. Basta con ver el logotipo de la sala —una bolsa de papel con cara sonriente— para comprender de qué va el asunto. “Es una especie de crítica a cómo funcionan las cosas en un mundo superficial. Cuando conocemos a alguien en un bar, lo juzgamos por su fachada y nos perdemos lo más importante. Ponernos una bolsa en la cabeza nos ‘obliga’ a escuchar un poco más antes de juzgar”, explica Gómez. De este modo, agrega, “es más fácil conocer de verdad a las personas”.

La clientela no ha sido ajena a los cambios que ha experimentado la sala ni tampoco al esfuerzo de la dirección por mantener su esencia. “El público no se ha renovado por completo, todavía vienen algunos de los primeros clientes, cuidamos mucho eso”, asegura Gómez. Ese es el mayor premio para él, que los amantes del indie regresen noche tras noche a su establecimiento. Los nuevos y los antiguos clientes —que se sitúan en una franja de edad de entre 30 y 40 años— demandan la música de los artistas más conocidos, pero también agradecen descubrir de vez en cuando la obra de artistas emergentes. “El indie perdió un poco su esencia en cuanto a ser música independiente y ahora es algo un poco indefinible. Los grupos que quedan o que cuajan en el indie hacen rock, pop, electro e incluso urbano”, opina el gerente del negocio.

Gómez no se conforma y está dispuesto a darlo todo por seguir al frente del proyecto que inició hace 10 años otros tantos. “Estoy trabajando en esa continuidad, que la marca siga teniendo valor, por eso estos eventos de crecimiento que le aportan a la marca y cosas nuevas que se van haciendo constantemente, para darle vida”. Por lo pronto, el primer paso en ese camino hacia otra nueva década será una macrofiesta que se celebrará en la mítica sala de conciertos La Riviera el 1 de noviembre.

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