La estación de Chamartín acoge la Feria Esotérica para reunir lo mejor de la espiritualidad y el tarot en España
Se celebra en la estación de Chamartín una feria esotérica que reúne a lo mejor de la espiritualidad y el tarot en España entre críticas de la Asociación de víctimas de la santería
Según la última encuesta del CIS las principales preocupaciones de los españoles son la vivienda y la inmigración. Sin embargo, según la Feria esotérica de Madrid que comenzó esta semana, los problemas que más preocupan a los españoles son los de toda la vida: amor y salud. Y en tercer lugar, ahí si coincide con el CIS, el trabajo. El dato lo da la da una mujer en una mesa camilla que no deja de recibir a visitantes que pagan entre 5 y 15 euros por algunas pistas sobre su futuro.
Desde el jueves y hasta el próximo domingo se celebra en la estación de Chamartín la edición 31 de la Feria esotérica de Madrid, especializada en espiritualidad, bienestar y esoterismo.
Durante cuatro días, tarotistas, médiums y chamanes de distintos puntos de España y Latinoamérica se reúnen durante una feria abierta al público hasta las siete de la tarde. Además de reencontrar a los profesionales del sector, cualquier visitante puede realizarse una canalización del alma, una lectura de la mano, de las cartas del tarot, de la carta astral o de astrología evolutiva. Hacer quiromancia, numerología, sanación con cristales y plantas, reiki crístico, terapias de consciencia corporal, yoga terapéutico, meditaciones guiadas, danzas a la madre tierra o sesiones de fisioterapia para conectar mente y corazón,
El lugar invita a ello. La primera planta de la estación de Chamartín es uno de los lugares que mejor huelen en la capital. Decenas de inciensos, palo santo, pachuli y varillas de sándalo humeando de forma simultánea crean un embriagador ambiente que se mezcla con quioscos donde se venden libros, remedios para limpiar el aura, velas, colgantes energéticos, cuencos tibetanos, juegos de cartas para profesionales y piedras, muchas piedras adecuadas a cada personalidad.
Uno de los puestos más llamativos es Mis Ángeles, de Nuria López, dedicado a la venta de figuras de ángeles de todo tipo. López se describe a sí misma como “escritora, experta en liderazgo de mujeres, angelóloga y creadora de best sellers internacionales entre los que destaca Voz de Ángel y Semillas de Ángel”.
Al final del pasillo central de la sala de exposiciones, seis mesas cubiertas por una especie de mosquitera reúnen cara a cara a clientes y tarotista como si se jugara una multitudinaria partida de ajedrez. Carla Ventoso acaba de leerse las cartas y al salir de la mosquitera se coloca el pelo como si saliera de un safari. “Me gusta hacerlo de vez en cuando. Me da tranquilidad y seguridad en mí misma al saberme acompañada”, explica. “Vengo cada año a esta feria. Normalmente, lo hago con mi hija, pero hoy no ha venido porque se ha ido a la manifestación a favor de Palestina”, dice. ¿Y qué le parece lo que está pasando allí? “Es horrible, todo lo que allí sucede me drena energéticamente”, resume con una frase que solo puede ser pronunciada en una feria esotérica.
Este jueves fue la inauguración con una ceremonia de apertura a cargo de la chamana ‘Cecilia Abriendo Caminos’, quien guio un ritual de bendiciones y agradecimiento a la Pacha Mama, “honrando la conexión sagrada con la tierra y el espíritu que nos acompaña”. El plato fuerte de la tarde fue la charla de Jeffrey James de profesión “coach intuitivo” especializado en ‘mediumnidad’, o sea, ejercer de médium, hablar con los muertos.
“Estoy conectando por esta zona con el más allá”, dijo James, señalando las primeras filas de una sala con 30 personas entre las que caminaba con un micrófono de diadema a las que trataba de explicar sus habilidades.
-Hay alguien muy potente en tu vida que empieza por la jota, le dijo a una mujer de la segunda fila
-Ummm, no, respondió ella.
-Espera, déjame ver, ¿hay algo de verde?, ¿césped tal vez?, añadió.
-No, no caigo.
-Él está vinculado a la palabra orgullo.
-No, tampoco.
-Entonces no es por aquí. Debe ser más atrás, dice caminando unos metros hacia el fondo de la sala.
-Quizá es contigo donde siento la presencia de alguien desde más allá, dice señalando a una joven.
-Ehhhh... tal vez, responde ella.
-¿Se llama Clara?
-No.
-Espera, tal vez es una persona que hablaba claro, que se expresaba de forma contundente, que es transparente…
-Umm… no sé. Sí, puede ser.
Entonces el medium, que acierta más bien poco, se acerca a ella, le acaricia la pierna a la altura del muslo y dice. “Él me está diciendo que te toque así, como él haría”.
-Sí, puede ser.
-Y me dice que te diga, que está bien, añade.
-Ahh, qué bien, gracias, responde antes de que el experto en hablar con quienes no han podido venir a la charla, dé por concluida la sesión.
Durante los próximos cuatro días, sesiones como esta con títulos como: Tu viaje a través de los 22 arcanos mayores, La hipnoconexión, Taller vivencial y terapia regresiva, la vida intrauterina o Desvelando el pasado, las constelaciones familiares y el tarot, completan un intenso programa donde lo difícil es no terminar duchándose con jabones que espantan las malas vibras.
Por casualidad o mala leche, el epicentro nacional de las ciencias adivinatorias, la Feria esotérica de Madrid, se ha instalado en los salones de la primera planta de una estación de tren, Chamartín-Clara Campoamor, donde confluyen cada día decenas de trenes de cercanías, media distancia y Ave.
-Oiga, y ya que estamos, ¿sabe si el próximo tren llegará puntual?
-Ya le digo que no, responde la tarotista entre risas.
A quienes el asunto les hace menos gracia es a la Asociación de víctimas de la santería que ha hecho todo lo posible por parar esta feria. La asociación sostiene que este tipo de encuentros son la puerta de entrada a las sectas y lleva años poniendo denuncias para impedir su celebración. Según la presidenta de la asociación, Victoria Vélez de Guevara, su movilización ha logrado cambiar algunas cosas: “Ya no se utiliza la palabra santería y no se permite la venta de ningún ritual en el que haya animales”, dice en referencia a la utilización de colmillos o huesos.
“El negocio no está en lo que aquí ofrecen, sino en todo lo que hay en los servicios privados que ofrecen. Se utilizan animales como la Jutia, un roedor parecido a una rata gigante, o la Jicotea, un tipo de tortuga, además de incitar a ceremonias con hongos alucinógenos o Ayahuasca”, explica.
En la Feria de Chamartín no hay ni rastro de animales y hasta las plumas han desaparecido de cualquier abalorio. A la reunión anual de esotéricos no se le escapa, sin embargo, ningún tópico y el último día, entre quienes hayan comprado una entrada, se sorteará la figura de un Buda.