El primer día de Juan Lobato como diputado raso en la Asamblea: “Soy una persona serena y con energía”
El dimitido secretario general del PSOE de Madrid arranca la incómoda cohabitación con su sustituto temporal como portavoz, Jesús Celada
En medio del pelotón de diputados del PSOE que se dirigen al pleno de la Asamblea camina Juan Lobato. Él, que siempre iba en cabeza, el primero, como líder y secretario general, aparece este jueves en la Cámara convertido en un simple diputado raso, pues dimitió la semana pasada como secretario general regional. Su posición en el grupo, como luego en el hemiciclo, donde se sienta justo detrás de su sustit...
En medio del pelotón de diputados del PSOE que se dirigen al pleno de la Asamblea camina Juan Lobato. Él, que siempre iba en cabeza, el primero, como líder y secretario general, aparece este jueves en la Cámara convertido en un simple diputado raso, pues dimitió la semana pasada como secretario general regional. Su posición en el grupo, como luego en el hemiciclo, donde se sienta justo detrás de su sustituto temporal como portavoz, Jesús Celada, dan cuenta de su defenestración. De la incómoda cohabitación que se inicia ahora por su decisión de mantener las actas de diputado y senador son reflejo las decenas de periodistas que le persiguen por el pasillo, gritándole preguntas, acercándole micrófonos y grabadoras, buscando esa frase que resuma la crisis que ha vuelto a partir en dos al PSOE de Madrid. Y entonces, a la carrera, Lobato habla.
—No puedo decir nada. Soy una persona serena y con energía. No hay grandes cambios.
Nada más sentarse en su escaño, Lobato se embute los airpods en las orejas. Como si quisiera acallar el ruido, y esperar a que amaine la tormenta. Apenas dura una hora sentado en el pleno, aunque vuelve cuando interviene el PSOE. No es este un jueves cualquiera. Primero, porque él debería estar en la tribuna, defendiendo la enmienda a la totalidad de los Presupuestos de 2025: le sustituye el diputado Fernando Fernández Lara. Segundo, porque el ministro Óscar López ha convocado a la prensa en el centro de Madrid: quiere ser su sustituto como secretario general regional. Y tercero, porque una importante parte de la dirigencia socialista contiene el aliento al pensar en lo que hará él en el futuro.
“Juan no tenía que ir al congreso de Sevilla, y no fue”, cuenta una fuente gubernamental que cuenta con la confianza del presidente Pedro Sánchez. “No tenía que presentarse, y no se va a presentar”, recuerda sobre la posibilidad de luchar por ser reelegido como líder regional en enero de 2025. Y remata: “Ahora, necesita pista de aterrizaje. Necesita tiempo para darse cuenta de que ha cometido un gran error [al registrar ante notario una conversación con una compañera de partido, Pilar Sánchez Acera, en la que esta le proporcionaba un email del caso del novio de Isabel Díaz Ayuso]. Sé que para él va a ser muy difícil, pero con el tiempo lo hará”.
Porque Lobato se ha garantizado un trampolín desde el que intentar luchar por la candidatura a la presidencia de Madrid en 2027 al mantenerse como diputado regional y senador. Sin embargo, pocos en el PSOE tienen claro que sea capaz de resistir durante casi tres años esperando a que amaine el temporal, y a que el viento que hoy le es contrario acabe soplando a su favor.
“No ve nada positivo ahora en generar un enfrentamiento entre militantes y algunos cuadros dirigentes”, dice una fuente próxima a Lobato sobre su decisión de no competir por la secretaría general regional solo unas pocas semanas después de dimitir. “Ni ve mucha compatibilidad entre su forma de ejercer la política y la que se aplica en ocasiones por la dirección [de Sánchez]”, critica. “No cree que sea eficaz políticamente ir por esa línea”, recalca. “Puede ayudar en muchas cosas, pero liderar una federación en estas condiciones no tiene sentido en estos tiempos”.
¿En qué puede ayudar Lobato? Nadie responde a esa pregunta. El PSOE de Madrid está noqueado por su dimisión. La gestora que ha sustituido a su dirección no va a tomar ninguna decisión sobre su futuro. Tampoco la nueva dirección del grupo parlamentario quiere resituarle, por ejemplo, como portavoz en una comisión. Todo queda pendiente de la elección de un nuevo secretario general regional, con toda probabilidad el ministro López, ya en enero. Entonces llegarán los cambios, y una decisión crítica: si la nueva dirección del PSOE de Madrid le solicita, o no, a Lobato, que deje su acta de senador.
En todo caso, abandonar ese escaño, que le permite tener un pie en la política nacional, con sus cámaras y sus flashes, depende exclusivamente de su decisión, según precisa un portavoz de la Asamblea.
“Será una pieza más”
“El PSOE tiene 145 años de historia”, recordó el lunes Celada, sustituto temporal de Lobato como portavoz en el Parlamento. “Nos hemos repuesto de situaciones más complejas y delicadas”, evocó. “Esta es difícil”, reconoció. “La relación es buena entre los compañeros. Juan es un compañero más, que va a hacer una labor, como hasta ahora, al servicio del grupo”, añadió. “Hemos demostrado tener un capital humano muy potente, y el compañero Juan Lobato es una pieza más”.
Pero ocurre que el rey ha pasado a peón. De líder a diputado raso. Y mientras el PSOE digiere el cambio, la oposición se regocija.
“Esperemos que Celada revierta los ataques injustificados a la presidenta, y que elija a Madrid y los madrileños cuando le den a elegir entre ellos y Sánchez”, lanza este jueves Carlos Díaz-Pache, el portavoz del PP en la Asamblea. Y acusa: “Algo que no hizo el señor Lobato”.