El PSOE madrileño, ante la cohabitación con el dimitido Lobato en la Asamblea: “Los ánimos están bajos”
Los socialistas abren nueva etapa con Jesús Celada como portavoz interino, y la peculiar situación de que el exlíder siga como diputado y senador
Juan Lobato se ha ido, pero sigue. Dimitido como secretario general del PSOE de Madrid, el ya exlíder regional ha decidido mantenerse por ahora como diputado regional y senador. Esa apuesta, ...
Juan Lobato se ha ido, pero sigue. Dimitido como secretario general del PSOE de Madrid, el ya exlíder regional ha decidido mantenerse por ahora como diputado regional y senador. Esa apuesta, que le garantiza el aforamiento, y una plataforma pública desde la que defender su proyecto si ve espacio para presentarse a las primarias que decidirán la candidatura socialista a la elecciones autonómicas de 2027, provoca una situación de difícil manejo para su partido en la Asamblea regional. Toca convivir con el líder caído. Cohabitar. Enfrentarse a una situación con pocos precedentes, y para la que no hay manual de instrucciones. Un embrollo que este lunes ha tenido que explicar su sustituto como portavoz del PSOE en el Parlamento regional, Jesús Celada, que asume que ocupa el cargo interinamente, y hasta que la nueva dirección del partido, que en 2025 asumirá previsiblemente el ministro Óscar López, haga una designación definitiva.
“Los ánimos del grupo están bajos, no podemos negarlo. Ha habido una tensión alta y los ánimos están bajos”, ha dicho Celada en la rueda de prensa semanal que sigue a la reunión de la junta de portavoces en la Asamblea. “El grupo es fuerte, con compañeros cualificados, que saben de la responsabilidad que supone asumir un escaño en la Asamblea, que saben que no podemos perder ni un solo minuto. Y confío en que pronto podamos recuperar la normalidad, la ilusión”, ha pedido. “Estamos dispuestos a reducir la tensión, a poner el foco donde tiene que estar, en el control del gobierno, en presentar un programa progresista, y eso lo vamos a continuar haciendo. Cuanto antes, mejor. Hay que olvidarse de tensiones, y trabajar”, ha pedido.
Ninguna crisis llega en buen momento, pero esta coge al PSOE de la Asamblea, especialmente a contrapié. Llega, por ejemplo, justo cuando se va a producir el debate de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos del gobierno de Isabel Díaz Ayuso: lo previsible es que la de los socialistas la defendiera Lobato, técnico de Hacienda, y ahora su lugar lo ocupará el diputado Fernando Fernández Lara. Un cambio de alineación que resume las muchas cosas que tendrán que cambiar en el funcionamiento del grupo tras la defenestración de su líder, que acudió al notario para registrar un intercambio de mensajes con un cargo de Moncloa, Pilar Sánchez Acera, en el que se le hacía llegar un email relacionado con el caso de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.
Ese síntoma de desconfianza hacia sus propias siglas le ha costado el cargo a Lobato cuando apenas llevaba tres años al frente del PSOE de Madrid, y además le ha llevado a declarar como testigo en el Tribunal Supremo, que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos (la filtración de la comunicación que le llegó a Lobato a través de Sánchez Acera, que le insinuó que la había logrado a través de los medios de comunicación).
Los socialistas esperan que Lobato acuda con normalidad a cumplir con el trabajo parlamentario, pese a que su simple presencia en el escaño durante los plenos ofrecerá un flanco de ataque abierto al PP y a Vox. Aunque Celada ha confirmado que continúa como senador “de momento”, el reglamento de la Asamblea no incluye la posibilidad de que pierda ese acta más que por renuncia propia, según un portavoz de la Cámara. Al tiempo, la actual dirección, nombrada el viernes por la gestora que ha sustituido al equipo del líder saliente, invoca su carácter interino para no darle nuevas tareas, como podría ser la participación en comisiones. Eso quedará pendiente para 2025: en enero se votará el nombre del nuevo secretario general, y en febrero se celebrará el congreso que dé el pistoletazo de salida a la nueva etapa del PSOE.
Sin embargo, nadie se llama a engaño. Este es un partido históricamente convulso, lleno de cuitas internas y familias de intereses contrapuestos, como ha descrito gráficamente el propio Celada en su intervención. Por ello nadie puede descartar que el conflicto interno vuelva a estallar cuando toque decidir qué candidato presentará el PSOE a las autonómicas de 2027. Y por ello Más Madrid, rival de los socialistas a la hora de atraer a los votantes madrileños de izquierdas, está al acecho.
“A diferencia del PSOE, Más Madrid tiene la lealtad puesta en los madrileños, con una agenda netamente madrileña, somos una fuerza soberana, con autonomía para decidir sus liderazgos”, ha sentenciado este lunes Manuela Bergerot, la líder de esta formación, que ha aprovechado para deslizar que el ministro López, exsecretario general del PSOE de Castilla y León, aterrizaría en la región como un paracaidista designado por la dirección de Ferraz sin conocimiento de los problemas de la autonomía. “Estoy encantada de enseñarle a Óscar López esta maravillosa región, porque lo primero para poder gobernar esta Comunidad tener un conocimiento profundo de sus vecinos”.
López, de asumir como se espera el liderazgo del PSOE de Madrid, tendrá la dificultad de no poderse medir semanalmente a Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea: no será diputado. Por ello es seguro que la sensación de inestabilidad está asegurada en las filas socialistas hasta el final de una legislatura que afronta desde ahora en una difícil situación: cohabitando con Lobato, el líder caído a medias.