A clase con el bebé: Madrid obliga a profesoras en permiso por maternidad a asistir presencialmente a cursos de formación
CC OO denuncia que la Consejería de Educación niega a las docentes la asistencia telemática y amenaza con suspenderles las prácticas si no acuden
La Consejería de Educación de la Comunidad Madrid obliga a profesoras en permiso de maternidad a acudir a cursos presenciales de formación con la amenaza de que, si no van, suspenderán las prácticas necesarias para empezar a ejercer la profesión. Da igual si el bebé tiene un mes, tres o siete. Muchas madres han tenido que ir con sus hijos recién nacidos, al poco de salir del hospital, o han parado en mitad de la clase p...
La Consejería de Educación de la Comunidad Madrid obliga a profesoras en permiso de maternidad a acudir a cursos presenciales de formación con la amenaza de que, si no van, suspenderán las prácticas necesarias para empezar a ejercer la profesión. Da igual si el bebé tiene un mes, tres o siete. Muchas madres han tenido que ir con sus hijos recién nacidos, al poco de salir del hospital, o han parado en mitad de la clase para dar de mamar a los niños, porque no permitían saltarse la sesión o hacerla en línea. Horrorizadas, han acudido a Comisiones Obreras (CC OO) para quejarse por algo que consideran un atropello a sus derechos. El sindicato ha ido acumulando denuncias para evidenciar la mala praxis de la Administración gobernada por Isabel Díaz Ayuso, que ha recibido por escrito peticiones para retrasar las prácticas o ausentarse por causas de fuerza mayor, pero no ha respondido o lo ha hecho negativamente. O iban, o se quedaban fuera del curso. La Comunidad de Madrid asegura que han tenido que valorar caso por caso y, en última instancia, solo han obligado a la asistencia presencial en cinco clases.
Un portavoz de la Consejería de Educación defiende que la Comunidad de Madrid “realiza la correspondiente valoración de cada situación [personal] de forma individualizada, existiendo la posibilidad del aplazamiento o la asistencia virtual”, y que en casos de permisos de maternidad o paternidad, “[los docentes] han podido asistir a las ponencias de forma semipresencial para facilitar la conciliación familiar”. Admite, eso sí, que la asistencia presencial “se ha requerido exclusivamente hasta cinco tardes a lo largo de un curso académico completo en una franja horaria de dos horas y media”.
Isabel Galvín, portavoz de Educación en CC OO, niega la mayor y asegura que la valoración individualizada, si se ha hecho, siempre ha tenido el mismo resultado: las madres con permiso de maternidad han tenido que ir con sus hijos recién nacidos para no perder el curso. “Han montado un sistema sin organizar ni planificar, a coste cero y con todo el peso en el profesorado. Es un experimento político para vender que en Madrid se prepara más a los docentes, pero en la práctica se les discrimina”, denuncia. Galvín indica que “entre el 10% y el 15% [de los 2.703 docentes, según datos de la consejería] que hacen el curso por estar en prácticas” se han visto afectados “de una manera u otra” por la obligatoriedad de acudir a las formaciones. Eso son entre 270 y 405 profesores.
Marta es una de esas profesoras. El verano pasado estaba de celebración por partida doble, primero porque había sacado plaza para ser docente de infantil en la Comunidad de Madrid y segundo porque acababa de dar a luz. Sabía que en septiembre empezaría el periodo de prácticas y un mes después el curso de formación obligatorio para los maestros recién incorporados a los centros públicos de la región. Pero la ilusión inicial duró poco. “Tuve que acudir a la primera sesión presencial con mi bebé de tres meses y darle el pecho allí, porque no me dejaron hacerla online”, cuenta la mujer, de 30 años.
Marta no es su nombre real, prefiere utilizar uno ficticio porque “entre las mamás hay mucho miedo”. “Nadie se la juega a contradecir lo que te piden. Dicen que si no vas [a las clases presenciales] estás suspensa. Entonces tendrías que repetir la formación el año que viene y si, por lo que sea, no puedes, pierdes la plaza”, explica por teléfono.
Esta formación es el curso de Capacitación Integral Docente (CID), que la presidenta de la Comunidad anunció en junio de 2021 como MIR educativo. Hasta este curso, el primero en el que se ha puesto en marcha el nuevo programa, los docentes recién incorporados pasaban un periodo de prácticas de seis meses en el centro que se les hubiera asignado, dos más que en el resto de comunidades.
Ahora, las prácticas durarán el curso entero y deberán complementarse con 120 horas de clases (80 en el caso de quienes lleven de interinos más de tres años) en formato híbrido: algunas se imparten en línea y otras son presenciales, tal y como recoge la página web del programa. Entre los requisitos para aprobar el MIR educativo, está la “asistencia a las sesiones presenciales”. En total son cinco entre finales de octubre y marzo, más una última clase para presentar el proyecto final. El objetivo del programa, en el que el Ejecutivo regional ha invertido 1,5 millones de euros, es “reforzar e incrementar la calidad en las aulas madrileñas gracias a la mayor preparación de la plantilla del profesorado de los cerca de 1.500 colegios públicos e institutos”, como explicó la Administración en una nota de prensa el pasado marzo.
“No nos han permitido, aunque acabaras de dar a luz, dejar de hacer las sesiones. Ha habido madres que se tuvieron que conectar desde el hospital, porque no les perdonaban la asistencia ni a la clase virtual”, relata Marta. Ella, y el resto de profesoras en su situación, han escrito insistentemente a la consejería, pidiendo una solución, pero en muchos casos ni siquiera han obtenido respuesta. “O te pedían que lo justificaras muchísimo. Aunque mostraras el permiso, decían que no”, recuerda.
En más de una ocasión, su marido ha tenido que esperarla fuera del salón de actos, donde se impartía la clase, para que ella saliera a dar el pecho a su hija en los descansos: “Muchas mujeres optaron por dar biberón desde el primer momento, porque de otra forma no podían ir a los cursos, cuando en realidad ellas hubieran preferido la lactancia”.
Galvín asegura que el sindicato ya contactó por escrito con la consejería en febrero, denunciando esta y otras irregularidades del MIR educativo. Nos les han respondido todavía. Y añade que las profesoras están asustadas y estresadas: “Es una vulneración del derecho a la igualdad y de licencias y permisos a las docentes en prácticas”.
“Haberlo pensado antes”
Cristina (nombre ficticio) dio a luz el pasado 23 de febrero, con el curso ya empezado. “Al principio lo vendieron como que iban a valorar la situación personal de cada una. Luego dijeron que podíamos llevar a los bebés. Pero esa no es la solución, no puedo ir a una clase de tres horas con mi niño de 20 días en brazos”, cuenta la profesora, de 33 años y especializada en pedagogía terapéutica. Ella estuvo de baja durante todo el embarazo por complicaciones médicas y aun así tuvo que acudir a las clases presenciales. “Aparecimos un montón de madres con los carritos, los bebés y todo. No pedíamos dejar de hacer el curso, pedíamos que las sesiones presenciales se adaptaran a una situación excepcional. Más cuando ya se concebía como formación híbrida”, se queja.
A la pregunta de si las docentes han acudido con sus hijos a alguna de las clases, el portavoz Educación indica que “entre los más de 2.703 docentes en prácticas ha habido algún caso puntual”.
Pero “el colofón”, cuenta Cristina, ha llegado con la clase presencial de cierre, prevista para este miércoles de cinco a ocho de la tarde y donde los docentes presentan su proyecto final. “Hemos vuelto a pedir que lo adapten, que no nos hagan ir para un minuto de exposición en pleno posparto y en permiso por maternidad. Pero nada”, critica. Les obligan a acudir, con las siguientes condiciones: pueden llevar a los niños, pero solo si se quedan fuera; pueden salir de la sala para darles el pecho “lo imprescindible”; y pueden exponer las primeras. “¿Y si no tienes a nadie que te acompañe para cuidar al bebé mientras estás dentro?”, se pregunta la madre.
“Si te vas, estás suspensa”. “Por lo menos te has sacado la plaza, si no lo puedes hacer este año, hazlo el siguiente, tener un bebé no es un motivo para faltar”. “Haberte pensado antes lo de ser madre”. “Con una baja de maternidad, en realidad no te pasa nada”. Son algunas de las frases que las madres han escuchado a lo largo del curso, especialmente de cara a la última clase, cuenta Marta. A Cristina, por ejemplo, la consejería le respondió lo siguiente cuando contactó para buscar una solución: “Se entiende que ha pasado un tiempo prudencial para tu recuperación desde el parto y que, por tanto, no se podría justificar tu ausencia”. Ha pasado un mes desde que dio a luz y, si no hay cambios hasta este miércoles, volverá a clase con el carrito.
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