20 pasos separan las puertas de Pilar, la presidenta de una comunidad de vecinos, y la acusada de su asesinato

La policía detiene a una mujer por matar a su compañera de rellano en Carabanchel por un conflicto por el pago de unas deudas. La presunta asesina abandonó el cadáver en una escombrera de un pueblo de Toledo

En primer plano, la puerta de la casa de Pilar, al fondo, la de Marta, su presunta asesina.Patricia Peiró Aso
Madrid -

Cada mañana muy temprano, M., una vecina de Carabanchel oía a su vecina calentar la leche del café en el horno microondas. Su ventana da con la de la casa de la mujer que, a pesar de que estaba jubilada, seguía despertándose muy pronto. “Desde hace unos días, no oía el ruido del microondas”, cuenta M. en el umbral de su casa. Esa mujer menuda y madrugadora era Pilar M., de 68 años, la presidenta de la comunidad desde el pasado octubre. Metódica y organizada como era, Pilar se había puesto manos a la obra para poner las cuentas vecinales en orden. Existía una deuda con respecto a la calefacción...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cada mañana muy temprano, M., una vecina de Carabanchel oía a su vecina calentar la leche del café en el horno microondas. Su ventana da con la de la casa de la mujer que, a pesar de que estaba jubilada, seguía despertándose muy pronto. “Desde hace unos días, no oía el ruido del microondas”, cuenta M. en el umbral de su casa. Esa mujer menuda y madrugadora era Pilar M., de 68 años, la presidenta de la comunidad desde el pasado octubre. Metódica y organizada como era, Pilar se había puesto manos a la obra para poner las cuentas vecinales en orden. Existía una deuda con respecto a la calefacción central y había que instar a algunos vecinos a abonar sus cuotas, cuentan varios residentes. Esta gestión de los pagos pudo ser el motivo del final de Pilar, que desapareció el pasado viernes, el día en que, según varios testimonios, había quedado con una vecina de rellano para aclarar sí había pagado lo que le correspondía .

Pilar, de 68 años, era presidenta desde octubre. En la junta de vecinos de ese mes, le tocó el puesto por turno, ya que el resto de propietarios que llevaban más tiempo viviendo en el inmueble ya habían pasado por el cargo. Ella se había trasladado a esa casa, en la que vivía sola, hace unos tres años. “Poco antes de la pandemia”, cuenta Ana, una mujer que vive en la misma planta que Pilar, la tercera, desde hace cuatro décadas. “Al parecer ella tenía muchas amigas en el barrio, era muy activa”, resume. Precisamente Ana fue la que empezó a colaborar con Pilar en enero para revisar las cuentas de la comunidad y ver de dónde se podía recortar y cómo acababan con la deuda que habían adquirido. En esta finca hay calefacción central y la escalada de precios del gas ha hecho que muchas comunidades que todavía cuentan con este sistema se queden sin caja para asumir el incremento. Muchas han optado por aprobar derramas para afrontarlo y otras por reducir las horas que está encendida. “Este invierno no hemos tenido calefacción más que un mes”, desliza otra residente en el portal del edificio, flanqueado por una peluquería y una agencia de viajes cerrada.

En enero, Ana y Pilar habían quedado en empezar a poner orden. A veces en casa de una y otras en casa de la otra, se reunían rodeadas de papeles. “A mí me daba hasta vergüenza que viniera a la mía porque ella era tremendamente ordenada, todo impoluto, limpísimo”, cuenta Ana. Esta finca de Carabanchel tiene cuatro alturas divididas en rellanos con largos pasillos en los que hay una decena de puertas por piso. Los vecinos son una mezcla de residentes de toda la vida e inquilinos que viven de alquiler. En la puerta del fondo a la derecha, en esa tercera planta, vivía una mujer de unos 30 años de este segundo tipo. Se había mudado hacía unos 10 meses a vivir de alquiler. Se llama Marta y era una de las que debían cuotas a la cuenta comunitaria.

Pilar le había reclamado esas transferencias varias veces. “Ella siempre le enseñaba supuestamente los recibos en el móvil, pero el ingreso nunca aparecía en la caja común”, explica una vecina. Al final, Pilar optó por quedar con Marta para bajar juntas a la sucursal de Ibercaja que hay apenas a unos pasos del portal para cerciorarse de que los pagos no se habían realizado. Parece que ambas habían concertado esta cita el viernes. Pilar había dejado preparada en la cama la ropa de deporte que se iba a poner después y las llaves y el móvil en casa. Nunca llegó a la sucursal.

El portal del inmueble en el que supuestamente fue asesinada Pilar, la presidenta de la comunidad de vecinos.Patricia Peiró

El pasado sábado la familia de Pilar, preocupada por la falta de noticias, presentó una denuncia por desaparición en la comisaría de Carabanchel. Algunos de ellos fueron a su casa el fin de semana y la encontraron vacía. Toda su documentación estaba en la vivienda y la mujer no sufría ningún tipo de demencia que pudiese hacer pensar que se había perdido. El lunes, varios de sus allegados acudieron de nuevo al inmueble a preguntar puerta por puerta a los vecinos si alguien sabía algo de la mujer. Nadie la había visto. Cuando llamaron a la puerta de Marta, nadie respondió.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El terminal telefónico fue clave para dar con la supuesta culpable de la desaparición de Pilar. En ese móvil, los investigadores encontraron el largo historial de desavenencias con Marta con motivo de la gestión de Pilar como presidenta de la comunidad. Este miércoles por la noche, las pesquisas condujeron hasta Las Ventas Con Peña Aguilera, un municipio toledano de 1.200 habitantes a hora y media de Madrid. Allí ha sido hallado un cadáver carbonizado y desmembrado en una escombrera a las afueras del pueblo. A falta de la confirmación definitiva del ADN, todo apunta a que se trata del cuerpo de Pilar. Las Ventas Con Peña Aguilera es la localidad de origen de la familia de Marta, según fuentes cercanas al caso. La vecina ha sido detenida como responsable de la muerte de la presidenta de su comunidad. La propietaria del piso en el que estaba alquilada Marta tenía previsto mudarse a esa vivienda el mes que viene, apuntan algunos vecinos.

Las puertas de Pilar y Marta están a una distancia de apenas 20 pasos. Un grupo de vecinas las miran desde el otro lado del extenso pasillo, sin poder creer lo que ha sucedido en su rellano. La vivienda de la supuesta autora está precintada y tiene pegado un cartel de la policía científica. Esa casa es el lugar que los investigadores del grupo V de homicidios apuntan como el lugar en el que Pilar fue asesinada y que después la responsable quemó los restos en el municipio toledano. La autopsia tendrá que determinar cómo se produjo el crimen. En el portal de Carabanchel, un cartel señala que ese tramo de la calle cuenta con videovigilancia. Puede que esas cámaras grabaran la huida de la presunta asesina. “Solo quiero decir que Pilar era una buena mujer y buena presidenta que estaba organizando todo muy bien”, sentencia una vecina al salir del portal.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.

Sobre la firma

Más información

Archivado En