El parque de atracciones Árticus enciende la Navidad en la Casa de Campo de Madrid

Primer día de apertura del recinto para 50.000 visitantes que aúna exposiciones, espectáculos, mercadillos y columpios dedicados a las fiestas invernales

Visitantes en el día de la inauguración de Árticus, el nuevo parque de atracciones en la Casa de Campo, este viernes.INMA FLORES

La Casa de Campo tenía puesta la banda sonora navideña desde las cinco de la tarde de este viernes. A esa hora, los técnicos ultimaban la instalación lumínica del nuevo parque de atracciones navideño Árticus y los trabajadores comprobaban que todo estuviera listo. La hora fijada para la apertura al público eran las siete de la tarde. Pero dos horas antes ya había familias merodeando por la entrada y preguntando cuá...

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La Casa de Campo tenía puesta la banda sonora navideña desde las cinco de la tarde de este viernes. A esa hora, los técnicos ultimaban la instalación lumínica del nuevo parque de atracciones navideño Árticus y los trabajadores comprobaban que todo estuviera listo. La hora fijada para la apertura al público eran las siete de la tarde. Pero dos horas antes ya había familias merodeando por la entrada y preguntando cuándo podían pasar. Desde las vallas de la puerta donde esperaba la gente se podía divisar una senda con esculturas de osos polares, lobos y esquimales, los habitantes del Ártico, el área alrededor del Polo Norte que da nombre al parque. Un recinto de de 100.000 metros cuadrados que aspira a acoger a 50.000 visitantes al día para disfrutar de exposiciones, espectáculos, mercadillos y atracciones dedicadas a las fiestas del invierno.

A la hora prevista, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pulsaba el botón de encendido de las luces del parque. Las figuras de los osos polares, los árboles, la feria y todos los puestos se iluminaron a la vez ante la sorpresa de los asistentes, pertrechados de abrigos gordos y bufandas para hacer frente al frío nocturno y, también, ir acordes con las instalaciones. Miles de luces daban vida al parque a la hora prevista.

Dos personajes del parque Árticus. INMA FLORES (DIARIO AS)

—¿Por dónde entramos?—, preguntaba un grupo de amigas a uno de los vigilantes del parque. En los primeros minutos de apertura, el personal de seguridad no sabía bien qué responder. No paraban de sonar los walkie-talkies con instrucciones que iban cambiando todo el rato. Finalmente, el vigilante respondió: “Por esa puerta de allí”. Las amigas le contestaron que acababan de venir de esa dirección y que por allí les habían dicho que no se podía. Poco a poco, los encargados de dar indicaciones al público se aclaraban. Entonces, empezaron a formarse dos colas de más de 300 metros en las dos puertas situadas en los puntos opuestos del parque. Una para las personas que iban a asistir a alguno de los espectáculos del recinto y otra para los que solo querían disfrutar de las atracciones o de la visita a los mercadillos navideños, entre las múltiples actividades.

Isabel Espinosa había llegado con su familia al parque. Era de las primeras en la cola para los que cuentan con entrada a los espectáculos. Las puertas del parque están cerradas y los de seguridad no les dejan pasar. “No sé por qué no nos dejan entrar ya, cada vez nos dicen una cosa”, se quejaba ella. “Se suponía que el parque funcionaba desde por la mañana, y ahora nos cuentan los vigilantes que esto abre a las 19.00 horas, yo llevo aquí desde las 17.15″. Su amiga Alicia Gutiérrez, que también había ido con sus hijos, la respaldaba: “Pensaba que en la web ponía que el parque abría a las 12.00, hay un montón de niños esperando, de pie y con el frío que hace″.

Como las dos mujeres, había muchas personas que pensaban que el parque abría antes. Otras tres madres llevaban esperando en la cola de acceso general desde las 18.00 horas, y, según ellas, “en la web ponía que abría a las 16.00″. Cada persona tenía una referencia una hora diferente. Sin embargo, la organización indicó en un comunicado a los medios que este viernes el horario era de 19.00 a 0.00 horas por la inauguración del parque, pero, a partir del sábado, la hora de apertura será a las 11.30 horas. Así lo indican en su página web también.

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Laura acaba de conseguir acceder al recinto para ver un espectáculo que ni siquiera recuerda cómo se llama: “Algo de un oso polar”. Se refiere al cuento inmersivo GrandiOso, en el que el animal polar relata una historia, mientras el público nada en auroras boreales. Su hijo de tres años, impaciente, tira de ella con fuerza para empezar a disfrutar del parque. Ella ha llegado puntual: “Una vez que han abierto las puertas la cola avanza rápido”.

Tras la espera, los niños, con el nerviosismo que les caracteriza en estas fechas y en cualquier parque de atracciones, corrían de un lado a otro intentando ver todo a la vez. “Espera, que te vas a perder”, era la frase que más se escucha a los padres, que intentan seguir el ritmo a los pequeños. Algunos progenitores se rendían a la energía de sus hijos y jugaban con ellos como si hubieran vuelto a la infancia. En el pabellón que acoge la exposición de dinosaurios animados, que cuenta con un espacio de restauración y atracciones, hay instalados unos pufs donde los niños jugaban a tirarse con sus padres, mientras esperaban a que quedasen libres las instalaciones. La atracción que más llamaba la atención era el hinchable wipe out, una serie de colchonetas de aire con niños saltando de una a otra.

Un padre con su hijo en un carrito contempla una de las esculturas de osos iluminadas. INMA FLORES

En la zona exterior del pabellón hay una zona de restauración con puestos de comida rápida internacional: barbacoa, hamburguesas, pizza y poke bowls. El aroma a algodón de azúcar se mezcla con los olores de las hamburguesas. Las mesas están llenas a la hora de la cena. Triunfan los perritos calientes, las hamburguesas y la pizza. El área cuenta con un escenario para la música en directo. El parque está dividido en una zona más alta con los pabellones donde se ofrecen los espectáculos, como el Madrid Arena. La zona baja acoge el mercadillo navideño artesanal, la senda inmersiva de luces y la feria, entre otros espacios de restauración, como un iglú en el que se sirven cócteles a 12 grados bajo cero.

El parque ofrece también espectáculos sobre hielo como Peter Pan on Ice, de la compañía Imperial Ice Stars. En el primer día de apertura han ofrecido un solo pase, pero a partir del sábado habrá cuatro funciones diarias, que estarán interpretadas por patinadores profesionales que representarán a Peter Pan, Wendy, Campanilla y a los piratas, todos ellos personajes basados en la versión del clásico de J. M. Barrie realizada por la factoría Disney. Al salir del pabellón, las cabezas de los espectadores se dirigen hacia arriba. Una actuación de unos trapecistas colgados de una estructura anclada a una grúa, acaparaban todas las miradas de los transeúntes de la Gran Vía de Árticus, mientras giraban en el aire, iluminados por los focos desde el suelo.

La expectativa ha rodeado al parque desde que se anunció su instalación en la Casa de Campo. El recinto dispone de un aforo para 50.000 personas diarias, pero la entrada se realiza de forma escalonada. “Estamos dejando entrar a grupos de personas en intervalos de media hora para que no se colapse la entrada”, cuenta uno de los vigilantes de la puerta. Ya han vendido 450.000 entradas, según la organización, y esperan que, entre el 16 y el 8 de enero, acudan al parque más de un millón de personas. La primera tarde ha sido un éxito. Solo queda esperar a que empiecen las vacaciones de Navidad.

Miles de bombillas cubren todo el parque de atracciones. INMA FLORES

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