Safari de aviones en el primer mirador para “aerotrastornados” del aeropuerto de Madrid

Más de 1.000 aficionados a la fotografía aeronáutica visitan la nueva terraza del aeródromo de Barajas-Adolfo Suárez en el primer mes y medio desde su apertura

Sascha Kilders hace fotos a los aviones en el primer mirador para aficionados a la fotografía aeronáutica del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.KIKE PARA

Ni el calor de una tarde de agosto en Madrid, ni la valla de cuatro metros que rodea el nuevo mirador del aeropuerto de Barajas-Adolfo Suárez frena el afán de Luis Álvarez, de 55 años, por añadir un trofeo más a su colección de 120.000 fotografías. Decenas de aviones desfilan por la pista antes de alzar el vuelo frente a la zona para spotters (fotógrafos o coleccionistas de aviones). Él se apresura a coger su Canon 80D, y se sube, con agilidad, a la escalera de aluminio que ha traído de casa. Clic, clic. Ya tiene lo que venía buscando. “¡Esto es una gozada!”, comenta sonriente mi...

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Ni el calor de una tarde de agosto en Madrid, ni la valla de cuatro metros que rodea el nuevo mirador del aeropuerto de Barajas-Adolfo Suárez frena el afán de Luis Álvarez, de 55 años, por añadir un trofeo más a su colección de 120.000 fotografías. Decenas de aviones desfilan por la pista antes de alzar el vuelo frente a la zona para spotters (fotógrafos o coleccionistas de aviones). Él se apresura a coger su Canon 80D, y se sube, con agilidad, a la escalera de aluminio que ha traído de casa. Clic, clic. Ya tiene lo que venía buscando. “¡Esto es una gozada!”, comenta sonriente mientras observa la instantánea de un jet privado EC NGX. En busca y captura de los aviones más originales, le falta tiempo para volver a colocar el ojo detrás del visor. “¿A ver este?”, atisba curioso. Como él, 1.100 aficionados a la aeronáutica han visitado la nueva terraza en el primer mes y medio desde su apertura el pasado 6 de julio, según datos de AENA.

Para hacerlo hay que registrarse en la caseta prefabricada que preside la entrada principal, llamada PR central, a 18 kilómetros del centro de la capital. “¿Tenéis la acreditación?”, controla el operario en este acceso al aeropuerto, por la que llegan a las terminales y a las torres de control los trabajadores de transporte y mercancías. El empleado, ataviado con un chaleco fluorescente, atesora la llave que abre el candado. Acceso a zona restringida y de máxima seguridad. Un camino de gravilla, con cámaras de seguridad y vallas con concertinas a ambos lados, dirige al mirador. A escasos metros, han pasado desde julio 1.030 aviones a diario, según AENA. En la pista hay un tránsito constante, digno de una pasarela de moda. Por aquí circulan aviones para todos los gustos: con pasajeros de Iberia, Easy Jet o Ryanair, otros con mercancía procedentes de Canadá y hasta pequeños jets privados.

Luis Álvarez, aficionado a la fotografía aeronáutica, en la nueva terraza habilitada en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. KIKE PARA

Una plataforma asfaltada, de 132 metros cuadrados, y una barandilla conforman el observatorio. Son 2.100 metros de superficie total con vistas a la plataforma del aeropuerto, la satélite de la T4 y la torre de control. Los asistentes se resguardan de los rayos de sol bajo dos árboles que dan sombra, sentados en una mesa de camping de madera. Sascha Kilders, de 25 años, carga con cuatro kilos en su mochila. Consigo trae una Nikon 610. Y una botella de agua, la única fuente de hidratación durante las tres horas que lleva esperando a que aparezca “un avión turco que tiene una librea [lo que viste al avión] con dibujos como de niños pequeños”. Desde los 12 años, cuando empezó su pasión por los aviones, busca “cosas que llamen la atención”. “Es algo raro”, reconoce orgulloso.

Pero, no viene en vano. Antes ha elaborado un estudio minucioso. Ha chequeado en su móvil una aplicación en la que se observa el tráfico aéreo diario, similar a las pantallas de un controlador aéreo. Hora, ubicación, modelo, origen y destino: toda la información que necesita para encontrar nuevos modelos para su colección. El pan de cada día para un spotter.

¿Qué es ser spotter? Germán Llaullón, de 46 años, lo explica sin rodeos: “Nos llamamos los aerotrastornados. Con eso te lo digo todo”. Y añade: “Desde aquel que va con los chiquillos a ver los aviones hasta el que se sabe las matrículas, el número de serie, de dónde viene, a dónde va...”. En definitiva, aficionados a la aviación. Sevillano afincado en Madrid, recuerda sus peripecias por los alrededores del perímetro del aeropuerto antes de la apertura del mirador. Un montículo elevado con restos de obra, un aparcamiento, la superficie de un túnel... Los aficionados coinciden en que localizar un sitio con visibilidad a la pista era una tarea ardua por “los malos accesos y las construcciones que lo rodean”.

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—¿Qué hacéis aquí? ¿Quiénes sois? ¿A dónde vais? A ver las cámaras y las fotos.

—Eh, que no estamos haciendo nada ilegal.

Han pasado de despertar las sospechas de los agentes de seguridad a tener, por fin, un espacio propio para alimentar su pasión. Después de seis años de reclamaciones, la Asociación AIRE, con 400 miembros, lo ha conseguido. Juan Ramón Valero (49 años), conocido por sus compañeros como “el verdadero artífice de la iniciativa”, explica que el proyecto ha ido a cuentagotas: “Se aprobó en 2018. Un año después lo visitamos para ver cómo había quedado”. Pero, aún faltaba decidir la manera de vigilar la entrada. Y llegó la pandemia. “Se estuvo trabajando en el diseño, pero se quedó parado. Es una obra pequeña que se ha hecho poco a poco”, admite una portavoz de AENA.

Valero cuenta que son pocos los aeropuertos españoles que les reservan un espacio, algo que sí es habitual en otros países europeos como Holanda, Alemania o Reino Unido. “Hay una pasarela en el aeropuerto de Barcelona, una terraza en el Museo Aeronáutico de Málaga... Y poco más”, concluye. La moda de capturar aviones empezó a desarrollarse a principios de los 2000, tras la llegada de la fotografía digital. “Éramos muy poquitos en los años ochenta y noventa”, rememora el veterano, que cuando era niño se trasladaba en bicicleta desde Coslada para apuntar en su libreta los modelos de los aviones que llegaban a la capital.

Aunque la fiebre por las aeronaves viene de lejos, el coleccionismo se ha transformado. “Antes nos intercambiábamos los negativos o las diapositivas como si fueran cromos”, rememora Valero. Ahora utilizan las redes sociales y foros especializados para compartir sus piezas más codiciadas. Desde 2012 se organiza cada año una jornada de puertas abiertas en grupo para hacer fotografías a los aviones a pie de pista en el aeropuerto de Barajas. Ahora lo pueden hacer cualquier día de la semana, de 7.30 a 21.30 entre el 15 de junio y el 15 de septiembre o de 8.00 a 19.00 el resto del año. Y los spotters lo están aprovechando. “Ha sido un boom”, reconoce una portavoz de AENA.

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