Cientos de familias se echan a la calle en Madrid para demandar colegios sin tráfico: “Queremos respirar aire limpio”

El movimiento Revuelta Escolar lleva frente al Ayuntamiento de Madrid la demanda de espacios seguros y libres de coches en el entorno de las escuelas de la ciudad

Una niña sujeta una pancarta durante la concentración de la Revuelta Escolar de este viernes, en Madrid.Lucie MAILLARD

Paula Cid, de 41 años, pinta con su hija Teresa un árbol de cartón con la Puerta de Alcalá a sus espaldas. Están en la calle para reclamar menos coches y un espacio más seguro para los niños en el entorno de los colegios. La niña, de cinco años, estudia en el CEIP Rufino Blanco, un centro escolar que se encuentra entre dos calles particularmente concurridas por los coches. “Cuando voy andando al cole con mi hija me va hablando y no oigo nada por el ruido. El trayecto se nos hace insoportable”, afirma desesperada la madre. Como ellas, centenares de familias de diferentes colegios de Madrid toma...

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Paula Cid, de 41 años, pinta con su hija Teresa un árbol de cartón con la Puerta de Alcalá a sus espaldas. Están en la calle para reclamar menos coches y un espacio más seguro para los niños en el entorno de los colegios. La niña, de cinco años, estudia en el CEIP Rufino Blanco, un centro escolar que se encuentra entre dos calles particularmente concurridas por los coches. “Cuando voy andando al cole con mi hija me va hablando y no oigo nada por el ruido. El trayecto se nos hace insoportable”, afirma desesperada la madre. Como ellas, centenares de familias de diferentes colegios de Madrid tomaron parte este viernes en la protesta escolar contra la contaminación, convocada por el movimiento Revuelta Escolar. La protesta se concentró sobre todo junto al Ayuntamiento de Madrid, con el corte de la calle de Alcalá, entre Cibeles y la Puerta de Alcalá. Además, en varios centros de la ciudad se secundó con actividades lúdicas la misma demanda.

El movimiento, que nació en Barcelona en diciembre de 2020 para reclamar más espacios peatonales en torno a los colegios y menos contaminación y ruido de los coches, se ha implantado muy fuerte en Madrid. El primer viernes de cada mes, las Asociaciones de Familias de Alumnos (AFA) y las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) de diversos centros de la ciudad realizan cortes de tráfico a la salida de los colegios para demandar mayor seguridad para sus hijos. Con la actividad de este viernes, Revuelta Escolar se ha unido a la campaña internacional #StreetsForKids de Cities Clean que este viernes ha organizado más de 300 manifestaciones en toda Europa.

Raquel Galera, de 39 años, no se ha perdido ni una sola cita de la protesta escolar desde que su hija Ángel empezó este año a atender el CEIP Unamuno. “Es imposible llevar a tu hijo al cole”, afirma. “Las aceras son muy pequeñas y desde que tenemos las cocinas fantasmas ha incrementado el tráfico de motos. Un horror”.

En el 38% de los centros educativos de infantil y primaria de Madrid, la media anual de dióxido de nitrógeno (NO₂) supera los 40 microgramos por metro cúbico (µg/m3), límite legal establecido por la Comisión Europea desde 2010. A las nueve de la mañana, hora habitual de entrada al colegio, solo cinco colegios de la capital se libran de estar por encima del límite legal.

En búsqueda de una solución permanente

A las cuatro de la tarde de este viernes, cientos de estudiantes del colegio Ramiro de Maeztu, en el distrito de Chamartín, ocupan la calle de Jorge Manrique, donde está la salida principal de los escolares del centro, que colinda con el instituto. Carteles con el lema “Queremos respirar aire limpio” y “Queremos espacio para jugar” están colgados en las paredes del centro, que este viernes participa en la Revuelta Escolar y en el movimiento internacional #StreetsForKids. Los padres del AMPA han organizado una gran fiesta con carreras de sacos, lecturas de cuentos en las aceras y un campo de bádminton en la calle.

Un grupo de niños participa a una carrera de sacos en frente del colegio Ramiro de Maeztu, en Madrid.Lucie MAILLARD

“No sabría decir si este tipo de actividad es necesaria. Pero tampoco comporta un problema para mi familia”, afirma Paco Lucio (47 años) mientras espera en la puerta del colegio a que sus tres hijas salgan de clase. Todos los días llegan al centro en coche. “Hoy tuve que aparcar dos calles más abajo, pero no es mucha molestia, es solo una vez al mes”. El AMPA del Ramiro de Maeztu trabaja desde hace meses en una propuesta del Consejo Escolar para reclamar al Ayuntamiento la peatonalización de la calle de Jorge Manrique durante el horario de entradas y salidas del colegio. “Hicimos una encuesta entre todos los padres del colegio, y la verdad es que la respuesta ha sido muy buena”, explica una portavoz.

Esta misma semana Ecologistas en Acción publicó los resultados de un estudio sobre la contaminación en los entornos de ocho centros escolares madrileños cercanos a grandes accesos a la ciudad y grandes avenidas (el Divino Maestro, junto a la A-5; el colegio San Viator, cerca de plaza Elíptica; el nuestra señora de las Delicias; el Alberto Alcocer, en Canillejas y el Legado Crespo, en el centro). En todos los colegios se han registrado valores de NO₂ cuatro veces superior a los recomendados por la OMS.

Desde 2018, la única vez que la calidad del aire en Madrid ha registrado una leve mejoría fue durante el confinamiento de la pandemia. Sin embargo, la contaminación volvió a empeorar tan pronto como retornaron a circular los coches.

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