El congreso extraordinario del PP deja en pausa que Ayuso acumule todo el poder en Madrid

La presidenta regional quería que el cónclave fuera en marzo, pero ahora los plazos se complican y pueden llegar hasta finales de primavera

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en primer término. Detrás, los consejeros Enrique Ossorio (izquierda) y Enrique López (derecha).Dani Pozo (COMUNIDAD DE MADRID)

La convocatoria de un congreso extraordinario para cerrar la etapa de Pablo Casado al frente del PP mantiene en el aire la fecha en la que Isabel Díaz Ayuso acumulará todo el poder en la Comunidad de Madrid, asumiendo la presidencia del partido regional. El conflicto entre los dos líderes explotó precisamente alrededor de la organización del cónclave que debe decidir quién preside el PP de Madrid: ...

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La convocatoria de un congreso extraordinario para cerrar la etapa de Pablo Casado al frente del PP mantiene en el aire la fecha en la que Isabel Díaz Ayuso acumulará todo el poder en la Comunidad de Madrid, asumiendo la presidencia del partido regional. El conflicto entre los dos líderes explotó precisamente alrededor de la organización del cónclave que debe decidir quién preside el PP de Madrid: Díaz Ayuso quería que fuera en marzo como tarde, mientras que Casado quería apurar hasta finales de primavera o principios de verano. Ahora la cita ha dejado de ser prioritaria y queda en pausa, según reconocen dos fuentes del PP regional y tres próximas al Gobierno de Madrid.

¿La razón? Lo urgente es renovar el liderazgo nacional, previsiblemente en la figura de Alberto Núñez Feijóo. Y entre la convocatoria del congreso extraordinario, que se hará el próximo martes, y su celebración, debe pasar como poco un mes, según los estatutos del PP, a lo que luego se pueden sumar un mínimo de otros 30 días, e incluso de 45, entre que se fije la fecha para el cónclave de Madrid y que se lleve a cabo.

“Hasta que se celebre el congreso extraordinario del PP no se van a convocar congresos regionales”, explican oficialmente en el PP de Madrid, donde se asume que el cónclave autonómico puede retrasarse hasta primavera y más allá. “La nueva dirección nacional tendrá que decidir qué calendario establece para que se convoquen los congresos regionales que faltan”, añaden, recordando que el de Madrid no es ni mucho menos el único pendiente.

“¿Cómo vas a abrir procesos electorales paralelos? La gente, de las bases a los cargos, tienen que centrarse ahora en el nacional. Y lo demás son chorradas”, dice una segunda fuente del PP madrileño. E ironiza: “Al final el congreso de Madrid va a ser cuando decía Casado, al final del primer semestre”.

En la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo de Díaz Ayuso, tampoco hay ya prisa por celebrar el cónclave madrileño. Un reflejo de que la guerra civil desatada en el PP ha dejado en un segundo plano precisamente la razón que la motivó.

“Entendemos que primero debe solventarse la dirección nacional y luego ya tocarán las regionales”, afirma una fuente que goza de la confianza de Díaz Ayuso. “Ahora no estamos en el tema del congreso de Madrid porque evidentemente lo más importante es resolver el liderazgo del partido nacional tras lo que ha ocurrido en los últimos días”.

“No estamos en las fechas del congreso de Madrid ahora”, subraya un segundo interlocutor que dialoga diariamente con Díaz Ayuso.

¿Y convocar los dos congresos a la vez? “Lo dudo”, contesta una tercera fuente del PP, donde dan por hecho un pacto entre Alberto Núñez Feijóo y Díaz Ayuso para repartirse el poder: por ahora, para él sería el nacional, y para ella el madrileño, lo que no es poca cosa.

A saber: controlar el PP de Madrid da acceso a la más poderosa herramienta electoral del partido , y a su vez permite premiar y castigar lealtades a través de la elaboración de las listas electorales, aumentando exponencialmente la capacidad de influencia interna de quien toma esas decisiones. Razones todas ellas que convirtieron a Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes en contrapesos internos de Rajoy.

El PP de Madrid está ahora mismo dirigido por un grupo de políticos que fue designado de manera interina durante la etapa de Mariano Rajoy al frente del partido. Ocurrió en 2018. Cristina Cifuentes, la presidenta elegida por las bases, acababa de dimitir por el caso máster y la publicación de un video en el que presuntamente se la veía intentando hurtar unas cremas en un supermercado. Para sustituirla al frente de la organización más poderosa del PP se eligió a una persona de la confianza de Rajoy, Pío García-Escudero. Como secretaria general fue nombrada Ana Camins, próxima a Casado.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el exfutbolista y miembro de La quinta del Buitre, Míchel González, el 22 de febrero.Eduardo Parra (Europa Press)

Desde entonces, Camins reactivó un partido en estado cataléptico, golpeado como estaba por los casos de corrupción de sus líderes, y lo movilizó hasta acompañar a Díaz Ayuso en el éxito de las elecciones del 4-M. En medio, sin embargo, saltaron las chispas. La relación entre las dos partes parece irrecuperable. Y el futuro de quienes hoy ocupan los principales despachos de la primera planta de la sede de Génova es algo más que incierto.

“No dejaré de trabajar para que la Comunidad de Madrid siga arriba y mi partido en Madrid se renueve desde los cimientos”, advirtió Díaz Ayuso el miércoles, en clara alusión a quienes ocupan ahora los principales puestos orgánicos.

Ese mismo día, la presidenta de la Comunidad de Madrid entregó un premio a la Quinta del Buitre, un grupo de cinco futbolistas que hizo historia del Real Madrid. Míchel, uno de ellos, tomó la palabra en la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo regional, y se dirigió así a los cientos de personas congregadas. “Mi padre me dijo: el fútbol te dará muchos conocidos y muy pocos amigos, pero a esos amigos los reconocerás. Miro aquí, y os reconozco”.

Eso es lo que espera conseguir Díaz Ayuso con el PP de Madrid tras el congreso regional, en el que difícilmente habrá un rival capaz de evitar que ocupe la presidencia: un partido de fieles unido alrededor de su figura, y en el que a simple vista sean reconocibles las lealtades.

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