Una ranchera para Madrid

La capital tiene el mejor altar de muertos y las obras más famosas pagadas en B

Vista general del Altar de Muertos este viernes, que se celebra en la Casa de Mexico en Madrid.Emilio Naranjo/EFE (EFE)

Me doy de bruces con 132 cráneos negros. Me miran de frente al final de la escalera. Dicen que las almas van entrando por los papeles picados del techo. Y todo en plena calle de Alberto Aguilera. Estremece y apabulla, deslizando los pies entre velas invocando al sol y cruzando los arcos llenos de flores amarillas. Todo un espectáculo de color y de emociones, es el altar de muertos que ha plantado a lo grande la Casa de México en su vestíbulo.

Andan por la calle disfrazados de calabazas, freddy kruegers y juegos del calamar, pero a mí que me dejen a 1.000 luces (y colores) ...

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Me doy de bruces con 132 cráneos negros. Me miran de frente al final de la escalera. Dicen que las almas van entrando por los papeles picados del techo. Y todo en plena calle de Alberto Aguilera. Estremece y apabulla, deslizando los pies entre velas invocando al sol y cruzando los arcos llenos de flores amarillas. Todo un espectáculo de color y de emociones, es el altar de muertos que ha plantado a lo grande la Casa de México en su vestíbulo.

Andan por la calle disfrazados de calabazas, freddy kruegers y juegos del calamar, pero a mí que me dejen a 1.000 luces (y colores) con el ritual mexicano. Que Madrid ha sido mucho más siempre de Chavela Vargas, Julieta Venegas, Guillermo del Toro, Hugo Sánchez, Alaska y Diego Luna. Madrid suena más a mariachis que a crooners. Esto es más de que en una esquina de Casa Macareno esté comiendo Gael García Bernal, que en los tiempos del viejo Jamaica bailara en una esquina Paulina Rubia o que en los fondos de la sala Sol cantaran Camilo Lara y su Instituto Mexicano del Sonido a toda mecha. Madrid lindo.

Por las escaleras de la Casa de México van desfilando hacia arriba madrileños a todas horas durante estos días, siguiendo el serrín del tapete de Huamantla y con la vista puesta en el altar diseñado por Fátima Cabañas. Y han puesto otro más pequeñito donde cada uno recuerda con un papelito a los suyos. Siempre con el sabor a las calaveritas de azúcar. Ayer, hoy y mañana.

Para los que se escapen a esta zona fronteriza entre Malasaña, Chamberí y Argüelles: deben seguir por los pasillos de la Casa de México para adentrarse en las Fábulas fantásticas que han colgado, de Rufino Tamayo a Cordelia Ureta pasando por la adoptada Leonora Carrington y la profundidad de María Izquierdo. Y en el fondo hasta la silla mano de Pedro Friedeberg, que mira a lo lejos a las cerámicas de Puebla.

Sale uno con un buen chute de energía, que se atraganta de repente con los atascazos de la ciudad. Ya lo auguró Ayuso con sus invocaciones a aquellos que se daban a las tres de la madrugada. Un poquito más abajo, siguiendo los pasos de los bulevares, se abre la calle de Génova. El número 13 está en venta. Si, sí, aquel donde la presidenta de Madrid, el alcalde y Pablo Casado celebraban en su balcón la victoria del 4-M. Pues resulta que la Audiencia Nacional acaba de dictar sentencia: las obras de la reforma de los despachos se hicieron con dinero negro que salía directamente de la caja fuerte (léase B) de Luis Bárcenas. Segunda condena para el PP dentro de las piezas de Gürtel. Ellos, que se pasan todo el día hablando del pasado de todos y de todo, callaron el día de la sentencia. ¿Se atreverán a comentar a partir de ahora otros fallos judiciales? Sólo quedan las rancheras.


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