La vida regresa a las bibliotecas
Estos centros culturales vuelven a celebrar actividades e impartir talleres y recuperan los horarios y aforos de siempre tras 18 meses de parón a causa de la pandemia
“Mamá, ¿y me los puedo leer todos, en serio?”, afirma extasiada Andrea Velasco ante la visión de estanterías y estanterías preñadas de libros, feliz con su recién estrenado “carné de lectora” en la mano. A sus siete años, es la primera vez que pisa una biblioteca de las grandes, de las de verdad, la María Moliner de Villaverde. La culpa la ha tenido la larga noche de la pandemia y un error de base de sus padres, que pensaban que había que es...
“Mamá, ¿y me los puedo leer todos, en serio?”, afirma extasiada Andrea Velasco ante la visión de estanterías y estanterías preñadas de libros, feliz con su recién estrenado “carné de lectora” en la mano. A sus siete años, es la primera vez que pisa una biblioteca de las grandes, de las de verdad, la María Moliner de Villaverde. La culpa la ha tenido la larga noche de la pandemia y un error de base de sus padres, que pensaban que había que esperar a que aprendiera a leer y a estar calladita. Pero las bibliotecas ya no son como en los ochenta, esos sacrosantos templos del silencio que recuerdan los padres añosos. Desde los primeros 2000, comenzaron una transformación que las ha convertido en centros de ocio y de encuentro en torno a los libros, llenas de actividades de todo tipo. Muchas tienen bebetecas, como María Moliner y Ángel González, así como comitecas y talleres de robótica y de freestyle para a captar al público adolescente, el que más se les resiste. “A los 14 años, los niños desaparecen de las bibliotecas, es un drama”, confiesa Leticia de Antonio, jefa del departamento de bibliotecas del Ayuntamiento de Madrid.
Esta semana hay muchos nervios y muchas ganas en las más de 200 bibliotecas de la Comunidad de Madrid, que el lunes recuperaron el pleno rendimiento tras cuatro meses de cierre y otros 14 funcionando a ralentí, con aforos limitados, horarios reducidos y el préstamo de libros como único servicio. “Estábamos deseando volver”, cuenta Amaya Ruiz Navarro, jefa del Servicio de Actividades de Fomento de la Lectura del Gobierno de Madrid, que avanza que han preparado “un trimestre de locura” para los niños. “Vuelven el horario habitual y la apertura los sábados por la mañana, los aforos de antes y las dos campañas estrella, las visitas escolares, que no habíamos recibido ninguna desde marzo de 2020, y todas las actividades y talleres”, celebra, para confesar que en el último año “se había resentido mucho la asistencia”.
La red de la comunidad la forman 15 bibliotecas, todas en la capital, de las que 13 tienen actividades infantiles y salas para niños, con fondos, mobiliario y personal específico. De las actividades para este otoño, Ruiz destaca la Semana de la Arquitectura este mismo fin de semana, el Festival de Literaturas y Artes Infantil y Juvenil el 22-23 de octubre y el Día de la Biblioteca el 24 de octubre. Además, en todos los centros hay cuentacuentos una vez al mes ―este fin de semana le toca a la de Fuencarral-El Pardo―. En cuanto a los talleres, “todos con la animación a la lectura como base”, los hay desde arqueología a vehículos espaciales, pasando por la lectura teatral y la creación de libros y de cómics. Todas estas actividades, comenta Ruiz, tienen una “altísima demanda” y más este año, en el que notan “muchísimas ganas”, por lo que conviene planificar las visitas. En 2019, más de 10.000 niños acudieron a una sesión de cuentacuentos y 50.000 a alguna otra actividad en la red regional, de las que se celebraron un total de 2.140.
Gloria Álvarez López, directora de la biblioteca regional María Moliner, incide en que tienen actividades para todos los gustos y edades, desde cuentacuentos el sábado 16 para bebes a un taller de freestyle o improvisación en rap para adolescentes. “Cada mes sacamos una exposición bibliográfica temática, tenemos un taller trimestral llamado De paseo con violines, que son cuentos clásicos intercalados con música, el taller Regalo Sorpresa para el día 24, el taller Un Universo Plástico para la Semana de la Ciencia en noviembre, la Muestra del Libro Infantil y Juvenil....”, destaca Álvarez.
Además de la red regional, otros 133 pueblos de la comunidad tienen al menos una biblioteca y el Ayuntamiento de la capital gestiona 32, con una más a punto de inaugurarse en San Fermín y un presupuesto anual que varía entre 2.500.000 y 2.800.000 euros. No están repartidas equitativamente, ya que mientras Ciudad Lineal y Puente de Vallecas tienen tres y Vicálvaro y Hortaleza dos, Moncloa y Villaverde, ninguna. “La intención es ampliar la red y que llegue a todos los distritos”, promete Leticia De Antonio, que celebra también la vuelta a la normalidad prepandémica, “salvo por la mascarilla y el gel”. Todos estos centros tienen lecturas de cuentos para niños y bebes y en castellano y en inglés, clubes de lectura, tertulias en inglés, talleres de cómic y de interpretación oral y un concurso de marcapáginas y algunos tienen actividades específicas como Escape room en Gerardo Diego y ajedrez, en Pablo Neruda, Ángel González y Gabriel García Márquez.
Traed a los niños a las bibliotecas, dónde van a estar mejor, los esperamos con los brazos abiertosNatividad Mena, responsable de tarde de la biblioteca Ángel González
Natividad Mena, responsable de tarde la biblioteca municipal Ángel González, en Aluche, hace hincapié en que los niños son fundamentales: “Nos volcamos con ellos, son nuestra gran inversión, porque son los futuros lectores a los que se debe formar y hay que hacerlo cuanto antes”. En este sentido, están muy orgullosos de su bebeteca, para peques de 0 a 2 años y a la que se entra descalzo. Además, tienen una sala infantil de 2 años a 14 y una juvenil, de 15 a 18. En cuanto a actividades, el martes celebraron un taller de alemán y otro de ajedrez y organizan desde acunalecturas, mímica con música y disfraces para bebés, a marionetas con Grúfalo y un hospital de libros, que reparan una vez al mes con la ayuda de los niños y los papás. Al final, “la iniciación a la lectura tiene tres patas, familia, escuela y biblioteca. Nosotros somos espacios para abrir ventanas y despertar la curiosidad, para plantear preguntas y que estén llenos de sorpresas”, concluye Álvarez, que recuerda que leer se puede leer en casa, pero allí “se socializan y ven distintas realidades”. “Traed a los niños a las bibliotecas, dónde van a estar mejor, los esperamos con los brazos abiertos”, añade Mena.
Algunos datos: uno de cada tres niños de la capital tiene carné
Las bibliotecas regionales atesoran 290.000 libros y otros materiales para el público de 0 a 14 años, a los que se suman los fondos de bibliobuses, bibliometro y telebiblioteca. Por su parte, las municipales disponen de 394.243 libros para niños. ¿Y usuarios? En la red regional hay 56.000 carnés de menores de 14 años y un volumen de préstamo para este público de 300.287 salidas en 209. En la municipal, 69.777 carnés y 497.284 libros y 101.486 DVD prestados. ¿Y esto, es mucho o poco? En la capital viven 432.283 menores de 14 años, según el INE, por lo que más de uno de cada tres es usuario de una biblioteca municipal o regional. La comunidad tiene 8,2 bibliotecas por 100.000 habitantes, frente a las 11,5 de Andalucía y las 11,4 de Cataluña, con poblaciones muy altas también, según la estadística del Ministerio de Cultura.
Para suplir las carencias de la red “y llegar donde no hay nada”, está el bibliobus, un peculiar autobús blanco sin pasajeros pero cargado con 3.500-4.000 libros. “Tenemos 13 bibliorutas, que recorren 118 municipios y 17 distritos de la capital con 186 paradas, de las que ahora mismo a causa de la covid y de la singularidad del servicio están activas cinco, las que discurren por 90 municipios del Madrid más rural. La intención es ir retomando poco a poco y lo antes posible las demás”, detalla Carlos García-Romeral Pérez, jefe regional de Servicios Públicos de Lectura. En 2019, estos autobuses recorrieron 200.000 kilómetros.
Información práctica
El carné se obtiene en el momento con el DNI o el Libro de Familia, es único para todas las bibliotecas de la comunidad y, por supuesto, gratuito. “Mucha gente nos pregunta cuánto es y se sorprende de que sea gratis”, confiesa la bibliotecaria Álvarez. El carné solo es necesario para el préstamo de libros y para las actividades en las que se requiere inscripción, pero no para sentarse a leer un rato o disfrutar del resto de los servicios como los cuentacuentos y los talleres. Además, los préstamos ya no son a 15 días sino a un mes y prorrogable si no hay reservas y se pueden llevar hasta seis libros por visita.
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