El día que Juanjo intentó matar por tercera vez por un “sentimiento de ira”

El exempleado del hospital de Alcorcón con esquizofrenia que se enfrenta a 16 años de prisión por tratar de ahogar a una paciente en 2019 intentó suicidarse un mes antes

Dvd(29/09/21) Juicio en la audiencia Provincial de Madrid Foto:Víctor Sainz Victor Sainz

En las semanas previas a que Juan José González intentara matar por tercera vez, comenzó a sonar una música en su cabeza. Una tarde, también tuvo una discusión durante un partido de fútbol 7 y otro día se enfrentó a un conductor durante una pelea de tráfico. Un mes antes de tratar de ahogar con una almohada a Emilia, una anciana paciente del hospital de Alcorcón, Juanjo intentó quitarse la vida. Así ha reconstruido en su juicio este empleado de lavandería con esquizofrenia paranoide qué es lo que suc...

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En las semanas previas a que Juan José González intentara matar por tercera vez, comenzó a sonar una música en su cabeza. Una tarde, también tuvo una discusión durante un partido de fútbol 7 y otro día se enfrentó a un conductor durante una pelea de tráfico. Un mes antes de tratar de ahogar con una almohada a Emilia, una anciana paciente del hospital de Alcorcón, Juanjo intentó quitarse la vida. Así ha reconstruido en su juicio este empleado de lavandería con esquizofrenia paranoide qué es lo que sucedió en sus últimos días de libertad. El acusado se enfrenta hasta a 16 años de prisión.

González trabajaba desde 2007 en la lavandería del hospital del Alcorcón. El día 26 de octubre de 2019 a las siete y media de la mañana, subió hasta la planta de traumatología. Entró en la habitación en la que descansaba Emilia y, sin mediar palabra, cogió la almohada de la mujer, la puso sobre su cara y empezó a presionar. Ella se resistió y dos enfermeras acudieron rápidamente al escuchar “gritos raros”, como ha definido hoy en la sala una de ellas. Cuando llegaron y vieron la escena, esta misma enfermera le espetó hasta en dos ocasiones: “¿Qué estás haciendo?”. Entonces él paró, recogió las gafas que se le habían caído al suelo y salió de la estancia, también en silencio. El psiquiatra del centro hospitalario que le entrevistó después ha asegurado que el acusado tenía un “sentimiento de ira” que no iba “dirigido contra nadie en particular”. “Le tocó a ella porque estaba ahí”, ha apuntado.

La anciana ha recordado también cómo vivió esos momentos de angustia. “Pensé que era un enfermero y le pregunté si me iba a cambiar lo del suero”, ha señalado. La mujer ha acudido a la Audiencia Provincial de Madrid en silla de ruedas y ha asegurado que después del ataque siguió teniendo miedo. Este mismo sentimiento ha descrito la compañera de habitación aquel día de Emilia, que corrió la cortina y presenció la escena desde su cama, sin poder hacer nada. “Al principio pensé que había venido a visitarla alguien del pueblo y eran gritos de emoción”, ha relatado.

Otros dos asesinatos

Parecía que Juanjo había encontrado en el hospital de Alcorcón la estabilidad. Al menos durante 12 años. Fue contratado a través de la empresa Ilunion, que comprobó que tenía un certificado de discapacidad, pero no cuál era su enfermedad ni si tenía algún tipo de antecedente, algo a lo que no estaba obligada. Sí los tenía. Diez años antes, había asesinado a una mujer de 90 años en el Clínico San Carlos estrangulándola. Cuando se le detuvo, ingresó en la enfermería del centro penitenciario de Soto del Real. Allí compartió durante unas horas habitación con un compañero, al que también mató. Tras su doble asesinato fue condenado en 1999 a ser internado en el psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante). Ocho años después estaba fuera.

“Yo me sentía raro, por momentos, no era algo constante”, ha detallado González ante el juez, este martes. Por eso, el 24 de octubre, dos días antes de intentar ahogar a Emilia, fue a ver a Rafael, su psiquiatra. “Estuvimos hablando y parecía que la cosa estaba bien, por eso no me aumentó la medicación ni me dio la baja”, ha especificado. Un mes antes, si había estado internado de forma voluntaria durante tres semanas tras haber ingerido una gran cantidad de pastillas una noche. Fue su padre el que le encontró en el baño. “Él estaba muy mentalizado y siempre cumplía con su medicación porque también es una víctima de la enfermedad que padece”, ha asegurado su progenitor. El acusado lleva desde 2019 en la prisión de Navalcarnero.

La clave de esta causa estará en la responsabilidad penal que el tribunal decida que tiene el acusado sobre sus actos. El Ministerio Público solicita 16 años de prisión o 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico por un delito de asesinato en grado de tentativa con agravante de reincidencia y eximente incompleta de alteración psíquica. La acusación particular no contempla ninguna circunstancia atenuate y pide pena de prisión al considerar que la enfermedad no limita su responsabilidad.

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