Viajar por jardines
Ignacio Somovilla es gestor cultural, abogado e historiador del arte del jardín
El mundo de los jardines es otra de esas actividades que invitan a viajar, para buscar aquellos más famosos, como los de Versalles o los de Villa de Este. Al igual que ocurre con la arquitectura, la gastronomía o las actividades deportivas, un bello jardín puede decantar la visita a un lugar u otro. Quizás esta forma de viajar no se pueda aplicar a cualquier persona, pero sí a Ignacio Somovilla (L´Infiestu, Asturias, 1966), gestor cultural, abogado e historiador del arte del jardín. Desarrolla su proyecto de divulgac...
El mundo de los jardines es otra de esas actividades que invitan a viajar, para buscar aquellos más famosos, como los de Versalles o los de Villa de Este. Al igual que ocurre con la arquitectura, la gastronomía o las actividades deportivas, un bello jardín puede decantar la visita a un lugar u otro. Quizás esta forma de viajar no se pueda aplicar a cualquier persona, pero sí a Ignacio Somovilla (L´Infiestu, Asturias, 1966), gestor cultural, abogado e historiador del arte del jardín. Desarrolla su proyecto de divulgación de este fascinante mundo en una empresa que creó hace años, Bomarzo Garden Tours, y que mezcla el viaje con la jardinería. Las rutas que prepara permiten a sus clientes acceder incluso a jardines privados, donde se aprecia la personalidad de sus creadores. Charlar con Ignacio permite descubrir el universo verde de uno de los grandes conocedores en nuestro país de la historia del paisajismo.
¿En qué momento comenzó su pasión por descubrir jardines?
Inconscientemente, fue en la huerta-jardín de mi tía abuela Marina, en un pequeño pueblo asturiano donde pasaba los veranos. De manera consciente, en el jardín de la Fundación Museo Evaristo Valle, de Gijón.
¿Qué queda de ese niño que jugaba en aquella huerta?
El amor por lo sublime, que podemos encontrar en los pequeños detalles que pasan inadvertidos, y que están en cualquier rincón de nuestras vidas.
El parque del Buen Retiro quizás sea el paradigma de la jardinería en Madrid. ¿Qué le evoca? ¿Genera para usted algún tipo de conexión con otros jardines que hayas conocido?
El Retiro es un magnífico “parque central” de una gran ciudad, es una gran suerte que la ciudad haya crecido rodeándolo. En este sentido, evoca espacios verdes públicos que podemos encontrar en otras urbes, desde el más pequeño San Francisco, de Oviedo, pasando por el Hyde Park de Londres o el Central Park de Nueva York.
Hablando del Retiro, ¿por qué jardín madrileño nos recomienda pasear en buena compañía?
Por el Botánico, un paraíso verde en el centro de la ciudad con toda la magia de un jardín antiguo.
¿Y con quién pasearía por ese Real Jardín Botánico?
Con Leandro Silva. Me gustaría que me fuera contando cómo era aquel jardín semiabandonado y cómo afrontó su recuperación.
¿Hay algún jardín madrileño que le emocione especialmente?
Me fascina El Capricho, con su alma “británica”, lleno de follies, y con múltiples lecturas e interpretaciones típicas del apasionante Siglo de las Luces.
Una de las creaciones que aparecen precisamente en este jardín es un laberinto. ¿Algún otro espacio para perderse?
La Granja de Segovia, un jardín barroco maravilloso que supo adaptar su alma francesa al abrupto paisaje segoviano.
¿Y un jardín al que regresaría una y otra vez?
Stourhead, en Inglaterra. Es una Arcadia perfecta. Visitarlo en todas las estaciones es obligatorio.
Parece que Stourhead dejó huella en usted. ¿Hay algún otro jardín que le haya impactado vivamente?
Sin duda, el Prospect Cottage, en el condado de Kent, en Inglaterra. Es la obra que el polifacético artista británico Derek Jarman creó mientras se moría de sida, arrancando una belleza exquisita a un paisaje duro, y extrayendo suprema felicidad a su durísimo momento vital.
¿Qué es para usted la jardinería inglesa?
Son paisajes perfectos para caminar con los pies y con la mirada.
¿Y la jardinería francesa? ¿O la italiana?
La francesa es la teatralidad barroca llena de razón, poder y control. La italiana, habitaciones con vistas llenas de arquitectura y escultura sublimes.
¿Cree que la jardinería española ha sabido sacar todo el potencial a su rico pasado paisajista?
No, y espero que lo mejor esté aún por llegar.
¿Hay algún jardín español que yazca abandonado y que se debería recuperar con urgencia?
Me temo que muchos. Por ejemplo, el Pasatiempo, en Betanzos, que es un jardín fascinante y único, y que ha tenido una historia triste y llena de desafortunadas actuaciones sobre él.
¿Qué jardines suelen gustar y atrapar más a las personas con las que viaja?
Los jardines de Inglaterra e Italia siempre cautivan, al igual que los de Japón. Aunque los jardines que más encandilan son los que tienen detrás un personaje y una historia fascinantes.
¿Qué no puede faltar en su jardín ideal?
Un buen árbol, un banco, una mesita y, a ser posible, vistas.
¿Y qué contaría mientras admira esas vistas?
Animaría a la gente para que se adentrara en este maravilloso mundo, a que lean libros sobre jardines, a que visiten jardines, a que amen en los jardines.
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