En Antonio Márquez vive el maestro Granero
El veterano bailaor remonta Medea este sábado en el Festival Internacional de El Escorial
“Al maestro Granero se lo debo todo”, asegura sin titubeos Antonio Márquez (Sevilla, 1963), que este sábado 21 de agosto vuelve a subir al escenario arropado por su compañía para bailar Medea, quizá la obra más relevante de José Granero, que ahora reaparece en el marco del Festival Internacional de Verano de El Escorial. “No solamente montó obras para mí y bailé en su propia compañía, ...
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“Al maestro Granero se lo debo todo”, asegura sin titubeos Antonio Márquez (Sevilla, 1963), que este sábado 21 de agosto vuelve a subir al escenario arropado por su compañía para bailar Medea, quizá la obra más relevante de José Granero, que ahora reaparece en el marco del Festival Internacional de Verano de El Escorial. “No solamente montó obras para mí y bailé en su propia compañía, el Ballet Español de Madrid, sino que fue Granero mismo el impulsor y director artístico de la mía, cuando la creé en 1995. No tuvo apoyo con su propia agrupación igual que ahora tampoco lo tengo yo… el Ministerio de Cultura dejó morir aquella compañía”, se lamenta.
La relación entre el gran impulsor de la danza española y el entonces joven bailaor fue intensa. “Conozco tanto al maestro como a mí mismo. Todavía huelo su cigarrillo… y es que, a veces, me quemaba el pelo sin darse cuenta y yo incapaz de decirle nada. Así ha sido mi amor, mi pasión por esto”, relata Márquez, que se sintió comprendido y apoyado por su maestro en los ochenta cuando abandonó decepcionado el Ballet Nacional de España, donde había llegado a primer bailarín. “No bailaba”, rememora. “La situación era absurda porque bailaba más antes, así que incluso llegué a pedir que me devolvieran al cuerpo de baile y dijeron que no. Entonces me fui decidido a no volver a los escenarios. Seguía tomando mis clases pero no quería actuar. Y fue Granero el que me dijo ‘Antonio, quiero que vengas a bailar en mi compañía’. Primero fui a sus clases y luego sin darme cuenta ya estaba otra vez bailando”.
Advierte que si hoy su compañía está afrontando Medea no es porque él fuera a pedirlo. “Me llamó Javier Palacios, heredero de la obra del maestro Granero, y me pidió que la montara porque la conozco bien y porque, como me dijo, yo he sido musa para el maestro en más de catorce coreografías”.
Consiguió el consenso de los otros creadores que involucra esta creación, que fue estrenada en 1984 con dramaturgia de Miguel Narros y música de Manolo Sanlúcar, y pudo reponerla en 2019, antes de la pandemia. “Medea no es que sea emblemática de su autor sino de toda la danza española. Un título como Medea no tiene semejante, no hay nada como eso. Para nosotros, la gente de la danza española, bailarla es el equivalente en ballet clásico a hacer El lago de los cisnes o Giselle”.
Emociones exaltadas
Siguiendo la estela de los ballets narrativos de Gades en los setenta, Granero supo abordar desde las emociones esta horrible tragedia griega, en la que una hechicera mata a sus hijos para vengarse de su padre. “Yo, que he sido un luchador, un defensor de nuestros clásicos, cómo no voy a dejarme la vida para representarla tal y como el maestro la concibió. No se trata de repetir unos pasos. Granero nunca fue de los pasos sino de la veracidad, de las emociones, de lo que cuentas con esos pasos”, asevera Márquez que interpreta a Jasón junto a Helena Martín, a la que ha invitado para asumir el complejo rol de Medea.
Adicionalmente, en la primera parte del programa la Compañía de Antonio Márquez bailará Macadanza, de Javier Palacios, Paula García asumirá el solo, también de Granero, Symphonie espagnole, y se verá Bolero, que Márquez creó junto a Currillo, en 2005, y aún sigue girando. “Siempre he admirado a Currillo. Es amigo, es compadre. Empezamos a bailar y a crear juntos”, dice el bailaor, que se declara muy apegado a su entorno.
Y es que Antonio Márquez viene a confirmar que no todo el flamenco viene del sur, aunque él sea sevillano. “Yo es que nací en La Macarena, pero cuando tenía cuatro años mis padres se fueron a Ibiza y fue allí donde descubrí la danza a los nueve, donde me crié y me formé, donde tuve mis primeros maestros”. Y todo ello sin venir en absoluto de una familia de artistas. “Estoy tan orgulloso de mis padres, de Manolo y Rafaela”, subraya. “Ella ha sido kelly, siempre limpiando, y él hacía baldosas, pero su hijo pequeño les dijo que quería bailar y ellos dijeron ‘si quiere bailar, que baile’. Y eran los años setenta. Me emociono, me hace feliz que eso me haya ocurrido a mí”.
Una de cal...
Antonio Márquez no se muestra demasiado optimista con el panorama actual de la danza española. “Conservatorios hay muchos, compañías estatales, dos. Y a las pocas privadas que quedamos como Gades, Aída Gómez o la mía, en vez de ayudarnos, intentan destruirnos. Ese es mi aprendizaje de 50 años defendiendo la danza española”, dice enojado. Tampoco le parece muy estimulante el ambiente de nuevo flamenco que se vive hoy en los escenarios. “Los bailaores de ahora terminan creyendo que lo saben todo y se acostumbran a las nuevas tendencias, como yo les llamo. Son jóvenes, tienen una imaginación maravillosa y hacen lo que les apetece pero no son obras bien dirigidas ni coreografiadas. No tienen un maestro que les oriente ni conocen el funcionamiento de los clásicos. Montan, van a concursos que ganan y los hacen dioses, y ya no invierten un céntimo en seguir aprendiendo ni creen en un maestro que los dirija. Tampoco es su culpa. No tienen compañías donde ir a bailar y aprender, así que hacen sus obritas y el Ministerio se las subvenciona”.
Cuándo: 21 de agosto a las 20.30. Dónde: Teatro Auditorio de San Lorenzo del Escorial. Cuánto: Entre 20 y 30€
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