Cómo criar a pequeños lectores con la maga de los libros
La Casa del Lector de Matadero Madrid ofrece actividades y talleres desde uno a 35 euros para fomentar la lectura, la creatividad y el buen uso de las tablets en niños de entre nueve meses y 12 años
― Cariño, es muy bonito, pero no entiendo muy bien qué es, mitad verde, mitad naranja, con esos brazuelos cortos y esa cola espesa con punta blanca...
― Pues mamá, qué va a ser, un codizo.
― ¿Un quééé?
― Una mescla entre cocodrilo, dinosaurio y zorro con superpoderes. Un CO-DI-ZO, vaya....
Y con su cajita de los secretos repleta de recuerdos en las manos y esta actividad en la que tienen que imaginar y crear su propia mascota fantástica, después de descubrir ...
― Cariño, es muy bonito, pero no entiendo muy bien qué es, mitad verde, mitad naranja, con esos brazuelos cortos y esa cola espesa con punta blanca...
― Pues mamá, qué va a ser, un codizo.
― ¿Un quééé?
― Una mescla entre cocodrilo, dinosaurio y zorro con superpoderes. Un CO-DI-ZO, vaya....
Y con su cajita de los secretos repleta de recuerdos en las manos y esta actividad en la que tienen que imaginar y crear su propia mascota fantástica, después de descubrir a Pequeño Tío y al Señor Nilsson de Pipi Calzaslargas y de ver libros de animalarios que cambian y se transforman en otros, acaba el club de lectura y creación Trío de AsES (álbum, apps y arte) de la Casa del Lector para niños de seis a ocho años.
Cuesta 35 euros y dura una hora durante cuatro sábados consecutivos, cuatro horas de juegos, aventuras y diversión para los nenes durante las cuales los padres pueden sentarse a tomar un café, o lo que se tercie, en la terraza de Matadero o tumbarse a la bartola en Madrid Río. Pero ojo, no es obligatorio darse a la ociosidad y al descanso, para los padres muy entusiastas hay actividades que incluyen a toda la familia.
El primer día, no nos engañemos y menos con niños a los que la pandemia ha enchufado y enclaustrado, es un “no quiero ir ni muerto”, el segundo un “bueno, venga, vamos”, el tercero es un “sííí con Teresaaaa” y el cuarto un “cómo, ¿que ya se ha acabado?”. En el taller, para un máximo de 15 participantes y que se celebra en una sala de 400 metros cuadrados decorada por Ikea en la que te quieres quedar a vivir, les proponen “un viaje de aventuras lleno de peligros y de retos a través de los álbumes, en el que descubren lugares, personajes, narraciones grupales, aplicaciones, adivinanzas visuales, creación de objetos a partir de formas geométricas, tangrams o puzles, escritura, manualidades”, cuenta la Teresa del sííí, Teresa Corchete, coordinadora de actividades infantiles, una cálida y cercana maga de los libros que ha elevado el género de cuentacuentos a la categoría de arte.
Este es solo uno de múltiples talles de varias sesiones y actividades de un día que ofrece la entidad, la joya de la corona de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el fundador de Anaya, que lleva 40 años dedicada a fomentar la lectura con los métodos más novedosos y que abrió sede en Matadero en 2012. Con ellos, buscan “abrir caminos, llegar a la lectura a partir de otras artes, manifestaciones culturales y campos como la imagen, la escritura, el teatro en español y en inglés, el cine, la música, la magia, los videojuegos, la ciencia, la historia y hasta el mindfulness”. El gran aliciente, al margen de los aspectos educativos, creativos y de socialización, del juego y de la perdida de complejos, es que están tirados de precio.
“Los empezamos haciendo gratuitos, pero había gente que no acudía y no avisaba y era una pena porque tenemos listas de espera largas, así que decidimos poner precios populares, desde un euro, a tres, ocho y 10 euros como mucho por actividad a 35 si son varias sesiones”, explica Isabel Grande, directora de la Casa del Lector. Los hay todos los fines de semana en distintos horarios y abarcan desde los nueve meses a los 12 años.
Un momento, ¿nueve meses ha dicho? “Sí”, ratifica Corchete, que lleva 30 de sus 56 años “animando a niños y a familias a leer”. Esta experta aclara que no se trata de un programa de lectura precoz, sino de “transmitir a los padres la necesidad de que les cuenten historias a sus hijos desde los afectos, de mostrarles que ellos pueden hacerlo mejor” que ella. “Se puede iniciar a un bebé desde la tripa, pero necesitamos de la intervención de los padres y de su continuidad”, destaca Corchete.
Su título es Ronda de Libros y “se basa en la idea de que los bebés leen con los sentidos”. Parte del lenguaje cargado de ternura de los cuentos, de las canciones infantiles, de las retahílas, acompañado de sonidos e imágenes visualmente muy atractivas para lograr “una conexión afectiva, provocar el disfrute y la complicidad” con la doble complejidad de mantener la atención de los bebés y de sus progenitores. “Se crea una nube”, cuenta la especialista, por cuyas manos han pasado ya dos generaciones de padres e hijos.
A este ciclo lo complementa Dobemol, de estimulación y comunicación musical para bebés, y le siguen Trío de AsES, para niños de 3 a 6 años, y Yque+, para nenes de 6 a 9, ambos con tablets para jugar, crear y leer. A partir de 9, ofrecen un taller de escritura creativa, que imparte La Plaza de Poe y, como actividades a complementarias, Investigactiva, que ofrece ciencia para todos, y Letrimagia, basado en el mundo de Harry Potter.
En su trabajo, Corchete no desdeña ningún soporte. “La tableta está presente, claro que sí. ¿Cómo nos íbamos a perder todo eso?”, se pregunta, para subrayar que su uso como herramienta los acerca y los conecta a los intereses del niño, les sirve para captar su atención y para motivarlos. “A mí lo que me da miedo es el abandono del niño, el chupete-tableta. El adulto tiene que estar presente y acompañar y seleccionar, hay apps maravillosas de stop motion, para crear cómics y libros digitales, de dibujo, de realidad aumentada y virtual, para hacer haikus.
De cara al verano, termina la temporada y solo queda un taller, el primer fin de semana de julio, llamado Descubre los colores olvidados y organizado por Madrid Orgullo. A partir del lunes, arranca el campamento de verano de inglés y teatro de 9.00 a 14.00, con posibilidad de comida hasta las 16.00, para nenes de 5 a 16 años y por 195 euros la semana. “Tenemos las tres primeras semanas completas, 60 niños por semana, pero quedan plazas para finales de julio y para la primera de septiembre”, precisa Grande. Lo realiza la compañía Face to Face, con profesores nativos que dividen a los niños en grupos de 10 y cada uno monta una parte del espectáculo, incluidos decorados, que estrenan ante los padres el último día.
Al final, la clave es cómo convencer a los niños de que esto es mejor que la Play y que la Nintendo. “Una vez oí una conversación en la que un niño le decía friki a otro por ir a un club de lectura. ‘¿Friki, aburrido? Noooo, no sabes lo que te estás perdiendo, vas con amigos y te lo pasas bien’, le contestó. Los que lo descubren, repiten”, concluye Corchete, que sabe muy bien cómo hacer que la lectura mole.
Avance de la temporada
El 23 de octubre celebrarán el festival ¡Somos Lectura¡, un día de puertas abiertas gratuito, en el que mostrarán todo lo que pueden ofrecer. Para niños invidentes, con autismo y con capacidades especiales, preparan el programa ¡Yo También Leo¡, un taller una vez al mes durante todo el año al cargo de especialistas. “Los niños que tienen TDAH hacen los talleres generales sin problema ninguno”, aclara. Desde el 15 noviembre y durante tres meses, tendrán una muestra del libro infantil y juvenil junto con el Gobierno regional, con “mucho juego, actividades, teatro y charlas con los autores todos los fines de semana”. El 13 de noviembre se llevará a cabo la Semana del Álbum y del libro ilustrado.
Para no perderse nada, Grande recomienda suscribirse a la ¡newsletter¡ para recibir toda la programación. Prometen no ser plastas ni llenar el correo de mensajes y realmente lo cumplen, uno al mes, lo que permite apuntarse online a las actividades al momento, porque las plazas, entre 15 y 20 según la actividad, vuelan.
Consejos para lograr que lea un niño que odia leer
La primera recomendación de Teresa Corchete para los padres de esos niños a los que se les ha atragantado la lectura es "seguir leyendo juntos", aunque ya puedan hacerlo de sobra por ellos mismos. La segunda, apostar por valores seguros y que también gusten al adulto como 'El Principito', 'Alicia en el País de las Maravillas' o la saga de Harry Potter. La tercera, regalar libros e iniciarlos juntos. Y la cuarta, "nunca obligar, pero sí crear hábitos". "Los niños viven de forma aturullada de acá para allá, con cien mil actividades, y muchas veces no leen porque no encuentran el momento. Hay que crear ese momento, esa rutina diaria, y si se hace desde pequeño probablemente perdurará", dice esta especialista en promoción de la lectura. "Y no pensemos tanto en el futuro, si ocurre, genial, pero nadie puede asegurar que de niños lectores salgan buenos estudiantes ni adultos lectores, pensemos más en el presente, este es un tiempo que no vuelve", recomienda como madre de dos jóvenes de 28 y 25 años.
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