“Durante el confinamiento me he encontrado con la lectura porque no sabía qué hacer”

Madrid es la región española con más lectores por habitante, con un índice del 77,7%, casi 10 puntos por encima de la media nacional. Algunos de ellos cuentan sus experiencias desde librerías, parques o bibliotecas

Sergio Rojas en el Templo de Debod con el libro 'La novia gitana' de Carmen MolaMiguel Canton Seoane None

El colombiano Sergio Rojas, de 19 años, no puede parar de leer el thriller policiaco ambientado en Madrid La novia gitana, de Carmen Mola, mientras cuida de su sobrino en el Templo de Debod. “Durante el confinamiento me he encontrado con la lectura porque no sabía qué hacer”, señala Rojas. Lee por puro entretenimiento, aunque también por su profesión: “He empezado la carrera de cine este año y necesito estímulos para llenar mi cabeza de historias”. Este libro lo intercala con otros dos: uno de autoayuda, para interpretar lo que le rodea, y una de las aventuras del detective Sherl...

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El colombiano Sergio Rojas, de 19 años, no puede parar de leer el thriller policiaco ambientado en Madrid La novia gitana, de Carmen Mola, mientras cuida de su sobrino en el Templo de Debod. “Durante el confinamiento me he encontrado con la lectura porque no sabía qué hacer”, señala Rojas. Lee por puro entretenimiento, aunque también por su profesión: “He empezado la carrera de cine este año y necesito estímulos para llenar mi cabeza de historias”. Este libro lo intercala con otros dos: uno de autoayuda, para interpretar lo que le rodea, y una de las aventuras del detective Sherlock Holmes en inglés. Madrid es la región española que más lee con un 77,7%, casi 10 puntos más que la media nacional (68,8%), según el estudio Hábitos de Lectura y Compra de Libros en el año 2020 elaborado por la Consejería de Cultura de la Comunidad. La mayor parte de la gente lo hace por ocio (73%) y el resto solo por motivos de trabajo o estudio. La media por madrileño se sitúa así en 12 libros al año, que emplea unas 10,5 horas a la semana a esta actividad.

Irma Yruegas le gusta leer mientras toma el sol en el Parque del Oeste.Miguel Cantón

La tarde soleada de un viernes de febrero ha invitado a algunos lectores a salir de sus casas y respirar aire fresco. Irma Yruegas (Ciudad de México, 23 años) cree que uno de los lugares idóneos para ello es el Parque del Oeste de Madrid, por las vistas a la Casa de Campo. “No tenía mucho que hacer y, para leer en casa, pues me he venido aquí”. No es una lectora asidua porque durante la carrera -estudió Turismo en la Universidad Complutense- no era su prioridad. No se pone un número de libros por mes porque, si no encuentra una buena historia, puede pasarse tiempo sin leer. La pandemia ha influido en su relación con la literatura: “Durante el confinamiento estaba un poco aburrida y me leí algunos libros para aprender y cultivarme”. Por eso, aparte de novelas de amor, le gusta el género de autoayuda como Super Attractor escrito por Gabrielle Bernstein. Aunque esté en inglés, para ella no es un problema porque pasó tres años en Estados Unidos. En la Comunidad de Madrid, un 89,7% de los que han recibido educación bilingüe lee en otros idiomas, frente a un 34,6% entre los que no han estudiado una segunda lengua.

“La media hora que tardo en venir al centro la aprovecho”, dice un lector en el metro

Deyra Cristina Sevilla (Nicaragua, 24 años) espera en el intercambiador de Moncloa el bus interurbano 627, que va hasta Villafranca. El recorrido hasta su casa dura unos 30 minutos: “Me da tiempo a leer unas cuantas páginas en cada trayecto”. El libro elegido es El Mapa de los afectos, de Ana Merino, premio Nadal de Novela 2020. Cuenta la historia de Valeria y la búsqueda por entender el significado del amor. En el metro, todos miran atentos a sus teléfonos móviles o tabletas. Quizá alguno esté también leyendo a través de su pantalla. Según el estudio, el 35,6% de la población madrileña lee libros en formato digital. Entre ellos, en el suburbano se encuentran el bilbaíno Josu Rodríguez, de 28 años, que cuando abandona su casa en Opañel lo hace en compañía de su libro en papel: “La media hora que tardo en venir al centro la aprovecho”. Y no es baladí, ya que considera que de media dedica unas siete u ocho horas de lectura al día y es capaz de comprarse seis títulos a la semana. “Muchos son de segunda mano, porque si no no me da”. El tiempo que dedica lo justifica por trabajo y vocación, es estudiante de Filosofía y quiere empezar el doctorado. La investigación se va a centrar en su autor favorito, José Ortega y Gasset: “Me encanta el rol de la metáfora en la búsqueda de la vocación vital”.

Josu Rodríguez lee el libro de Eduardo de Bustos de filosofía 'La metáfora: ensayos transdisciplinares' en el Metro de MadridMiguel Canton Seoane None

Aunque el 99,6% lee en los hogares, hay un 25% del total que también disfruta de la lectura en el transporte público. Aunque el uso de este medio ha disminuido en 13 puntos con respecto al 2018 debido a la pandemia. Pero el presidente del Gremio de Librerías de Madrid, Enrique Pascual, considera que esta es la diferencia con el resto de ciudades. “Son en torno a 45 minutos de media dirigirte a tu puesto de trabajo o clase”, dice Pascual. Por su parte, el presidente de la Asociación de Editores de Madrid, Manuel González, señala que: “Madrid tiene buena red de bibliotecas públicas. Además, la educación, y el nivel de renta de la ciudad son importantes”.

Ninguna librería de la región ha cerrado por el covid, asegura Enrique Pascual, presidente del Gremio de Librerías de Madrid.

La tradición y el apoyo familiar son fundamentales para que se tome el hábito desde edades tempranas, ya que de media, los encuestados consideran que su afición lectora comenzó a los 14. La mexicana Magdalena Llavona, de 60 años, recuerda que cuando era pequeña y se ponía enferma su madre le regalaba un libro. Poco a poco, desarrolló un gusto por los clásicos, como los cuentos de Chéjov o La montaña mágica, de Thomas Mann, que devora cada día. Este hábito de lectura intenta transmitirle Jesús Estrada (Oviedo, 71 años) a su nieta de 8 años. Ha acudido con ella a la librería Troa, en la calle de Serrano, para comprarle algún cuento de los personajes Tea Stilton o Isadora Moon: “La verdad es que lee mucho así que estoy encantado”.

Marina San Martín es una de las dueñas de la librería Cervantes y Compañía.Miguel Canton Seoane None

El presidente del gremio de librerías señala que ninguna de ellas ha cerrado por la covid en Madrid: “Ha sido un año difícil, pero se ha demostrado que el libro es un objeto que no podemos prescindir”. Cree que ha sido muy importante la labor de los libreros durante este año. Detrás del mostrador de la librería Cervantes y Compañía se encuentra Marina San Martín. Es amante del género de novela negra. Junto a sus socios Raquel Vicedo, Alessandra Gatti y Christopher Holloway compró el local situado en la calle del Pez, que cuenta con una sección destacada de novela policiaca. Ella recomienda el libro Seis cuatro, de Hideo Yokoyama. La pandemia ha significado todo un reto y una oportunidad. Al volcar todo el catálogo venden libros por toda España y también hacen encuentros con escritores de distintos países que retransmiten a todo el mundo: “Las redes sociales han permitido que mantengamos el contacto con los clientes en un año difícil”, admite.

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