Almeida y la teoría del hielo

El alcalde de Madrid venía a hablar de Filomena, pero habló de Trump

Un geólogo en el Monte St. Helens, Washington, en 1983.Smith Collection/Gado (Getty)

Hay un motivo esencial por el que el José Luis Martínez-Almeida despertó la simpatía de muchos madrileños, sin distinción ideológica, durante los compases iniciales del confinamiento en el año innombrable y es que cuando los habitantes de esta ciudad estábamos aterrorizados pues no comprendíamos por qué nosotros, seres bullangueros que vivimos por y para para la calle, debíamos quedarnos en casa hasta nuevo aviso, él decidió que lo mejor era transmitir fuerza y buen rollo y no meterse en tanganas po...

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Hay un motivo esencial por el que el José Luis Martínez-Almeida despertó la simpatía de muchos madrileños, sin distinción ideológica, durante los compases iniciales del confinamiento en el año innombrable y es que cuando los habitantes de esta ciudad estábamos aterrorizados pues no comprendíamos por qué nosotros, seres bullangueros que vivimos por y para para la calle, debíamos quedarnos en casa hasta nuevo aviso, él decidió que lo mejor era transmitir fuerza y buen rollo y no meterse en tanganas políticas subidas de tono. Al cabo de unos meses su popularidad era tal que se le nombró portavoz nacional de su partido.

El pasado día 7, el Alcalde, vestido con una chaqueta que decía claramente “Alcalde”, ofreció una rueda de prensa en la que supuestamente iba a presentar el plan municipal para afrontar los efectos del temporal que se nos venía encima y dijo: “Aquí cuando ganó el Partido Popular las elecciones, en la sesión de investidura hubo partidos que llamaron a rodear el Congreso [...] El origen intelectual de lo que sucedió ayer en Estados Unidos y de lo que pasó en España con Rodea el Congreso es el mismo”. Cuando pronunció estas palabras la nieve aún caía apaciblemente sobre Madrid.

Supongo que no hace falta que explique que “con lo que pasó ayer a Estados Unidos” se refería al asalto al Capitolio por hordas de conspiracionistas que creen que un contubernio de fuerzas oscuras que domina el mundo le ha robado las elecciones a Donald Trump. Si yo argumentase que la tormenta de nieve que más tarde bloqueó totalmente la ciudad que Almeida gobierna se produjo por el cabreo de los dioses al escuchar un argumento político bastante maniqueo estaría defendiendo algo tan absurdo como que la nieve que cayó sobre nuestras calles es un mandado de Bill Gates. Y sin embargo, ya ven, hay gente de la órbita trumpista que está convencida de que esto último es cierto porque estos días comprobaron que al convertir la nieve en una bola y quemarla con un mechero no se deshace.

La relación entre totalitarismos y conspiranoias no es nueva. Por ejemplo, los Ahnernebe, una sociedad secreta dependiente de las SS que se dedicaba a investigar los orígenes de la raza aria, sostenía que existió una civilización con el mismo grado de desarrollo técnico y organización social que la nuestra pero formada por hombres diez veces más grandes que desaparecieron de la faz de la tierra por la venida de una glaciación que se produce cíclicamente y que a nosotros nos está por venir. Lo llamaban “La Teoría del Hielo”. Yo podría defender que el temporal tiene que ver con aquella glaciación que vaticinaron los Ahnernebe o que el Alcalde estaba aprovechando un acto institucional para generar crispación. Pero prefiero acordarme de aquel hombre simpático del año pasado y creer a pies juntillas que Filomena vino a Madrid para que saliésemos a la calle y viviésemos el día más alegre que se recuerda en mucho tiempo.

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