Tres golpes de oro: Gucci, Dior e Yvest Saint Laurent
Los tres atracos en la Milla de Oro se produjeron en el mes de septiembre, por valor de varios millones de euros
La Milla de Oro ha vivido un mes de septiembre convulso. Unas bandas de ladrones profesionales robaron en apenas dos semanas en tres de las firmas internacionales más importantes de la zona de tiendas de lujo de Madrid: Dior, Gucci e Yvest Saint Laurent. Los ladrones entraron de madrugada en las boutiques vestidos de negro, con la cara oculta, y se llevaron mercancía valorada en varios millones de euros. Durante esos días de incertidumbre, los encargados de las marcas subían la...
La Milla de Oro ha vivido un mes de septiembre convulso. Unas bandas de ladrones profesionales robaron en apenas dos semanas en tres de las firmas internacionales más importantes de la zona de tiendas de lujo de Madrid: Dior, Gucci e Yvest Saint Laurent. Los ladrones entraron de madrugada en las boutiques vestidos de negro, con la cara oculta, y se llevaron mercancía valorada en varios millones de euros. Durante esos días de incertidumbre, los encargados de las marcas subían la persiana de las tiendas por la mañana con temor a encontrárselas saqueadas.
De los tres robos, la policía informó el martes del último de ellos, el de Yves Saint Laurent, ocurrido el 19 de septiembre. Los otros dos continúan en investigación. Los asaltantes se llevaron 564 piezas y lograron abrir la caja fuerte del lugar, donde encontraron 13.000 euros en efectivo y documentación con la que también arramblaron. Después huyeron de Serrano, la calle más lujosa de la capital, sin que nadie pudiera detenerlos. En los coches que conducían cargaban más de un millón de euros en artículos.
“Llevábamos años sin ver robos de esta envergadura en la Milla de Oro”, explica Luciano Ochoa, directivo de la mesa Turismo de Madrid Foro Empresarial, una asociación de empresarios. “El problema es que después de la pandemia y la crisis sanitaria estamos viviendo una crisis social. Los anteriores robos no eran de este calibre ni tan marcados. En el barrio de Salamanca no ocurría algo así”.
Las marcas de lujo no han sido inmunes al resto de los problemas de los ciudadanos, como sí ha ocurrido en otras crisis. Sobre todo por el frenazo de la llegada de visitantes asiáticos. En el tercer trimestre de este año, según Bain & Company, una consultora, las ventas de las tiendas de Madrid cayeron un 30%, unos 120 millones de euros.
La inseguridad no ha hecho más que aumentar los problemas. El primero de los asaltos ocurrió durante la primera semana de septiembre en Dior, en la calle José Ortega y Gasset. La banda accedió a través de una tienda de ropa de una calle contigua, Claudio Coello. El local estaba siendo reformado, pero la obra se paró por la pandemia. En un primer momento, la policía sospechó de un electricista que el día antes del robo había estado haciendo unos arreglos en el portal del edificio de al lado. Al final se descartó su participación. Apenas una semana después se volvió a producir otro golpe en otra tienda de lujo a muy poca distancia, a dos minutos andando. Le tocó el turno a Gucci.
El último de los robos, el de Yves Saint Laurent, es el único que por ahora ha sido resuelto. El procedimiento fue similar, por lo que podría tratarse de la misma gente. Esta vez los ladrones entraron por el garaje del edificio, a donde da una puerta trasera de la tienda. El día antes un señor estuvo merodeando por allí y cuando le preguntaron qué buscaba, dijo que era abogado y dio una explicación algo confusa. Al día siguiente, las cámaras registran cómo un hombre entra al edificio con llave, baja al garaje y desde allí accede, con ayuda, por la puerta trasera de la tienda. En la planta -2 del parking les espera un coche de gran cilindrada, robado, que cargan a toda velocidad.
La policía se enteró de que en un piso de la ciudad se guardaban muchos de los bolsos robados y los especialistas en este submundo, los que compran en el mercado negro sin caer en engaños y falsificaciones, acudían allí como el que va al showroom de una marca. Unos agentes esperaron en la puerta del edificio, según contó la policía, hasta que salió una pareja a la que le cerraron el paso. La pareja trató de huir y llegó a golpear el coche policial. Tras tenerlos bajo control inspeccionaron el coche, donde había cuatro bolsos Yves Saint Laurent, con la etiqueta y todo.
El primer paso para recuperar parte del botín estaba dado. Los agentes subieron al piso y encontraron 239 bolsos de la marca, valorados en medio millón de euros. Aún falta dar con la otra mitad del botín. Además de los bolsos dieron con 4.000 euros en efectivo, un chaleco antibalas y una caja de munición. La policía detuvo a cuatro personas, que cree que forman un grupo especializado en el robo de tiendas de lujo. Las firmas no han dicho ni una palabra sobre lo ocurrido. “Llevan siempre estos temas con mucha discreción", dice Ochoa.
Aunque las marcas de lujo tienen aún un enemigo mayor que el de las bandas profesionales de asaltantes. Las falsificaciones, algunas casi imposibles de distinguir del original, les provocan unas pérdidas millonarias. Las firmas tienen departamentos completos destinados a perseguir las imitaciones y detectar a los principales responsables, aunque sea para evitarles comprar en sus tiendas. Es común que un ciudadano de origen asiático aparezca por las boutiques de Madrid y Barcelona y se lleven una unidad de cada artículo de la nueva colección. Después lo lleva hasta China, donde en poco tiempo son capaces de recrear el producto y producirlo en cadena. En semanas el bolso o el perfume está de vuelta en el mercado Occidental, aunque esta vez falsificado. Para frenarlo, las firmas tienen una extensa base da datos que comparten para protegerse a sí mismas. Cuando el comprador presenta el pasaporte los responsables de las tiendas comprueban que el cliente no esté en su base de datos.
Seguramente tampoco vuelvan a poner un pie por allí los ladrones detenidos. Tres de ellos son viejos conocidos de las autoridades, según la policía. Han pasado a disposición judicial como autores de un delito de robo con fuerza y una supuesta pertenencia a organización criminal. Solían robar los coches caros que usaban para los atracos. Eran muy profesionales: “tenían una gran planificación y meticulosidad”. Después guardaban la mercancía en un piso, a los que acudían peristas y receptadores habituales, gente del mundillo. Su caída trae algo de sosiego a la Milla de Oro.