Las ventas de coches arrancan con el freno de mano echado
El 50% de los trabajadores del sector está en un ERTE y los clientes no aprovechan las ofertas de las marcas
Hasta el 95%. Así han caído las ventas de vehículos y las matriculaciones en la región durante los meses que ha durado el estado de alarma por el coronavirus. Los concesionarios han vuelto a abrir, pero sus responsables desconfían que los consumidores arriesguen parte de su capital en comprar un turismo o una furgoneta, si realmente no les es imprescindible. Esto pone en riesgo a un sector que da empleo a más de 50.000 personas y que puede hacer peligrar su mantenimiento.
Las patronales del sector hablan de “descalabro” y...
Hasta el 95%. Así han caído las ventas de vehículos y las matriculaciones en la región durante los meses que ha durado el estado de alarma por el coronavirus. Los concesionarios han vuelto a abrir, pero sus responsables desconfían que los consumidores arriesguen parte de su capital en comprar un turismo o una furgoneta, si realmente no les es imprescindible. Esto pone en riesgo a un sector que da empleo a más de 50.000 personas y que puede hacer peligrar su mantenimiento.
Las patronales del sector hablan de “descalabro” y de “caída de ventas sin parangón” en toda la historia automovilística. Desde que se decretó el estado de alarma, a mediados de marzo, los concesionarios ya notaron las caídas. Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), las ventas en este primer mes cayeron un 66,9% y solo se matricularon 15.776. Corresponden a los primeros 15 días del mes, lo que supuso que un sector que ya arrastraba un mal mercado acumulara en el año un descenso en las ventas del 27,11%.
La debacle llegó en abril. Con la medida del cierre total de todos los negocios, tan solo se vendieron 2.468 vehículos, según datos de Anfac. Esto supone un hundimiento del 95,2% respecto al mismo mes del año pasado. Además, hay que tener en cuenta que en ese mes cayó la Semana Santa, una fecha de mayores ventas, en las que muchos particulares aprovechan para cambiar de coche. En su mayoría las compras fueron ya realizadas con anterioridad o con la financiación ya aprobada, según la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto). Las entregas, cuando se pudo, en el propio domicilio del cliente o se dejaron pendientes para la reapertura de los concesionarios.
Marcas de lujo como Maserati, Lamborghini, Aston Martin y Bentley lucen un cero en sus matriculaciones. Pero no son los únicos. Se le suman otras con coches más asequibles como Ssangyoung, Subaru y Mazda. En otras, no pasan de la decena de vehículos. “En la Comunidad de Madrid, se acogieron a ERTE por causa de fuerza mayor 50.000 empleados, de los que ya han vuelto al trabajo el 50%. No hemos registrado de momento el cierre de concesionarios, pese a la caída de las ventas”, explica el director de Comunicación de Faconauto, Raúl Morales.
Lo que sí detectaron los concesionarios es que, cuando se decretó el estado de alarma e incluso algunos días antes, se multiplicaron las peticiones de información a través de Internet. “Pero después ese tráfico también cayó, fruto de que los concesionarios cesaron toda su actividad”, añade Morales.
Los datos de mayo reflejan una nueva caída del 73%, con una venta de 13.681 unidades, según reconoce la directora de Comunicación de Anfac, Noemí Navas. El descenso acumulado del año llega al 53,25%. “Son los particulares y las empresas las que tiran en todo caso de este mercado de turismos, porque el canal de alquiladores sigue paralizado ante la ausencia de turismo”, destaca Navas.
Los vehículos comerciales se han comportado ligeramente mejor, pero con caídas mensuales hasta del 91%. “Ese comportamiento se ha debido a algunas operaciones de actividades esenciales, especialmente furgones”, explica el director de Ventas de Citroën para España, Jorge Rosado. Es decir, que vehículos destinados a repartos, a emergencias o a logística en las pandemia son los que se han matriculado. Muchas marcas, de hecho, han tenido teléfonos y talleres de emergencia para atender los casos más urgentes de sus clientes. Los que tenían preferencia eran las ambulancias, de los de la policía y los particulares de los sanitarios, según varias fuentes del sector consultadas. Las propias marcan han cedido en este periodo sus coches de muestra para estos colectivos, para residencias y para ONG o comedores sociales.
¿Cómo se presenta el futuro? Aparte de muy incierto, se ve con cierta preocupación. El alto número de personas en ERTE, con el riesgo de despedidos y con muchos problemas para llegar incluso a final de mes hace pensar a los responsables del sector que las caídas en las ventas van a continuar bajando.
De hecho, la compra en los concesionarios ha cambiado de forma radical. Al igual que en otros muchos sectores, el comprador ya no se debe presentar en el concesionario si no tiene una cita previa. Las medidas de higiene y seguridad limitan mucho la actividad. Nada más entrar en el concesionario, lo típico: guantes, mascarillas y gel hidroalcohólico. El cliente no puede pasar hasta que salga a atenderle el vendedor con el que se ha citado. “Los posibles compradores acuden con más frecuencia a medios digitales. Se han incrementado nuevas experiencias como probar virtualmente un coche. También hemos detectado a clientes que completan todo el proceso de venta digital gracias a las firmas digitales de financiación”, reconoce Jorge Rosado.
En los concesionarios, como el de Kuruma de Toyota, en Fuencarral, se han instalado mamparas en las mesas de los vendedores. Los coches son higienizados continuamente y, cada vez que un posible comprador quiere probarlo, se colocan protectores en la zona de los pies, en el asiento, en el volante y en la palanca de cambios. Las llaves se guardan en bolsas de plástico, que se tiran cuando acaba la visita. “Si antes teníamos unas 30 visitas al día, ahora las hemos reducido a diez más o menos. La gente sí se anima a ver los coches y muchos, por las características de nuevos vehículos [híbridos en todos los tamaños] sí que están interesados en comprarlos”, afirma el jefe de ventas de Kuruma, José Carlos Castro.
La llegada del vehículo al taller para una reparación o una revisión también ha cambiado. En muchos concesionarios, higienizan todos los coches nada más llegar –incluidas las llaves- y le meten una máquina de ozono para matar al coronavirus. La operación se repite cuando se le va a entregar al dueño. Algunas marcas han ofrecido incluso este servicio en el domicilio de sus clientes de forma gratuita. “Ahora tenemos mucho trabajo atrasado por los meses que hemos estado cerrados”, reconoce Castro, que al igual que a sus compañeros, le toman la temperatura nada más llegar al trabajo.
El futuro para el sector resulta incierto. En estas primeras semanas de apertura, solo hay un 30% de visitas a los concesionarios y no se están cerrando muchas ventas, según fuentes del sector. “Poco a poco se va cogiendo el ritmo, pero todavía es pronto para confirmar una tendencia”, resume el jefe de Ventas de Citroën.
Dos fábricas con unos 3.000 puestos
En la región también se fabrican vehículos. El grupo PSA tiene una fábrica en Villaverde, con unos 2.000 empleados, que en la actualidad se encuentra en un periodo llamado de “confidencialidad”. A finales de mes presentarán el primer vehículo 100% eléctrico fabricado en esta planta. Ahora trabajan a pleno rendimiento para salga a la luz. La otra es la de IVECO, situada al final de la avenida de Aragón (San Blas-Canillejas), frente al aeropuerto de Madrid-Barajas, emplea a cerca de otro millar y monta camiones y furgonetas.
El sector del automóvil ha pedido a las distintas Administraciones medidas para evitar que se hunda el sector. Es lo que llaman el Plan de Choque. De fondo, están los ecos de las protestas del cierre de la fábrica de Nissan en Barcelona. Esos incentivos pasan porque haya incentivos a la compra de coches, de forma que se reactive la demanda, según afirma el director de Comunicación de Faconauto, Raúl Morales.
La otra pata sería la parte fiscal, con reducciones o exenciones en el Impuesto del Valor Añadido (IVA), a lo que se podrían añadir bonificaciones de la Comunidad de Madrid o de los distintos Ayuntamientos, según defiende la directora de Comunicación de Anfac, Noemí Navas.
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