Galicia clama contra la política antiincendios de la Xunta: “Queremos un Gobierno que nos quiera”
Miles de personas exigen en Santiago la dimisión de Alfonso Rueda por la falta de previsión de los fuegos que arrasaron la comunidad en agosto
“Nos tratan como si fuéramos la tierra a la que odian, tenemos que defendernos de ellos, porque nuestro país está en peligro”, ha avisado el escritor Suso de Toro este mediodía desde las escaleras de la Praza da Quintana, estrado habitual de muchas manifestaciones en la capital gallega, Santiago de Compostela. “Somos una unidad humana, somos un país con dignidad, un país vivo, un sujeto, y hablamos por cada persona que perdió bienes, que perdió tierra, por cada aldea, por cada lugar”, ha clamado al tomar la palabra, antes de la lectura del manifiesto, ante miles de particulares y representantes de colectivos sociales llegados de toda Galicia, y sobre todo de Ourense, la provincia reseca por las temperaturas extremas y devorada el pasado agosto por las llamas.
Los fuegos que asediaron aldeas hasta que, a principios de septiembre, empezó a llover, arrasaron en Galicia más de 120.000 hectáreas. Y los vecinos de las comarcas asoladas, agricultores y ganaderos, grupos ecologistas y una importante representación de bomberos forestales uniformados con el logotipo de la Xunta han exigido una y otra vez, a gritos, “Alfonso Rueda, di-mi-sión”. Los brigadistas, recibidos con aplausos al entrar en la plaza del acto final, han pedido, con una gran pancarta, “trabajo digno todo el año”.
“Sabemos que todos los años arde una parte de la piel de nuestra tierra, es cierto, pero no tenía que haberse quemado de la manera que se quemó este año”, ha lamentado, micro en mano, De Toro, grabado en su discurso hasta por los peregrinos coreanos que guardaban una inmensa cola en la Quintana para entrar a abrazar al Apóstol en la catedral. “Todos sabemos que es precisa una política de prevención todo el año y sabe todo el mundo que aquí faltó esa previsión”, ha añadido: “Quien tenía que hacerlo no lo hizo. Hay responsabilidades y queremos que se paguen”. “Falta el cuidado de la tierra y sobra desprecio a nuestro país”, zanjaba este portavoz, “queremos un Gobierno en la Xunta que nos quiera, que quiera al país, que se sienta orgulloso de nosotros, que no venda nuestra tierra”.
El clamor contra la política forestal, rural y contraincendios de la Xunta y los gritos reclamando dimisiones en el Ejecutivo autonómico llegan tras medio mes de tiempo húmedo, pero avivados de nuevo por las explicaciones dadas esta semana por Rueda en el Parlamento gallego. El presidente autonómico y del PP de Galicia minimizó la importancia y calidad de los terrenos engullidos por las llamas incontroladas y trató de poner el foco de la catástrofe en los vecinos “a los que no les da la gana ni de limpiar ni de que les limpien”. El popular anunció que la Administración se encargará de desbrozar terrenos privados y pasará “la factura y las sanciones” a sus dueños.
Al comienzo de la marcha que ha recorrido este domingo el casco histórico, la líder de la oposición, Ana Pontón (BNG), presente en la protesta, ha calificado de “temerario” que Rueda “se niegue a cambiar su política forestal y de desarrollo rural fracasada, que convierte el monte en un polvorín”. La nacionalista le ha reprochado que no dimita “por su gestión negligente e incompetente” y que en su lugar “eche balones fuera” mientras no marca “un cambio de rumbo apostando por un monte multifuncional y reduciendo el impacto de especies pirófitas, como el eucalipto”.
“Quedamos más tranquilos, señor presidente cuando nos dice que más del 60% de lo que ardió era matorral, monte bajo”, ha ironizado esta semana en un comunicado la Sociedade Galega de Historia Natural. El presidente de la Xunta también dijo el martes, para pasmo de este y otros grupos ecologistas como Greenpeace, Adega o Amig@s da Terra, que otra parte importante del cómputo de la superficie que fue pasto de las llamas eran “carreteras de piedras” y que solo “el 0,2%“ eran plantaciones de eucaliptos. ”Menos mal que solo el 0,2% eran eucaliptos", volvía a comentar con retranca la SGHN.
Entre las pancartas y lemas de la manifestación de este domingo, se podía leer “Ence-ndarios”, en referencia a la celulosa de la ría de Pontevedra, y atronó en la Quintana la proclama “Altri, non”, la otra factoría bendecida por la Xunta que aspira a instalarse en el centro de Galicia y que se alimentará también de toneladas de madera de eucalipto. Niños y mayores vestían camisetas contra esta macrocelulosa portuguesa que ha logrado el visto bueno ambiental del Gobierno de Rueda, mientras algunos asistentes enarbolaban plantones de la especie invasora y otros portaban rocas de cartón-piedra cubiertas de insectos, líquenes y musgo: “Rueda, mira cuánta vida hay en una piedra”, rezaba un texto explicativo.
“Siempre se pensó que las piedras no ardían, pero ahora parece que se confabularon para llevar el fuego por las tierras abandonadas, bosques de castaños, viñedos, carballeiras, pastizales, pinares... será que tenemos el monte abandonado o que abandonamos el monte?”, se han preguntado, en tono crítico, los ecologistas. “Las llamas alcanzaron los pueblos”, continuaba esta semana su análisis la SGHN, “¿será porque el Gobierno central no envió medios o porque la Xunta no tenía enteros los suyos?”.
No han faltado en la protesta de hoy las voces que recordaban que la cita tendría que haberse organizado en la ciudad de Ourense, la provincia arrasada, que luchó desesperadamente contra los peores incendios del verano. Según estimaciones de la Policía Local de Santiago, a la manifestación han acudido unas 20.000 personas. “Queremos reclamar un monte vivo”, ha pedido Belén Rodríguez, portavoz de la plataforma convocante, Por un Monte Galego con Futuro, al inicio de la protesta. Rodríguez ha reivindicado una actividad económica productiva “compatible” con el medio ambiente, en una Galicia rural en la que se pueda vivir “con calidad”. El monte, ha recordado a los gobernantes, no es solo “suelo barato para pasteras, energéticas y mineras”. En la lectura del manifiesto, a cargo de cuatro personas involucradas en la extinción o afectadas por los incendios, se exigieron “medidas urgentes” para poner freno a los fuegos y una moratoria indefinida del eucalipto. “La política forestal de la Xunta es la que nos quema”, clamaba el texto consensuado por los colectivos, recordando el lema de la marcha.