Golpe policial a la cúpula del narco gallego: cae El Burro tras casi 20 años en el punto de mira
El empresario Juan Vidal Padín ha sido capturado por la coca del narcosubmarino ‘Poseidón’. Los agentes creen que logró desembarcar el alijo antes de que el sumergible fuese descubierto a la deriva
La policía ha asestado este martes uno de los mayores golpes a la cúpula del narcotráfico gallego con la detención de Juan Vidal Padín, alias El Burro. Este empresario de 50 años no tiene antecedentes policiales pero ha estado en el punto de mira de los investigadores desde al menos 2006 como uno de los principales importadores de cocaína desde Sudamérica. Su caída se ha producido en una operación conjunta en la que han participado agentes de la Unidad Central de Estupefacientes, Guard...
La policía ha asestado este martes uno de los mayores golpes a la cúpula del narcotráfico gallego con la detención de Juan Vidal Padín, alias El Burro. Este empresario de 50 años no tiene antecedentes policiales pero ha estado en el punto de mira de los investigadores desde al menos 2006 como uno de los principales importadores de cocaína desde Sudamérica. Su caída se ha producido en una operación conjunta en la que han participado agentes de la Unidad Central de Estupefacientes, Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera.
La captura de Vidal ha tenido lugar en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), donde tiene radicado su chalé y todos sus negocios relacionados con la náutica, inmobiliarios y de venta de pescados y mariscos. Era una cuenta pendiente para la policía desde hace casi 20 años. Su detención, además, ha puesto en evidencia el potencial logístico y financiero de este empresario, al que los agentes vinculan con el narcosubmarino Poseidón. Este sumergible apareció a la deriva el 11 de marzo del pasado año en la ría de Arousa, después de que el alijo que transportó (su pesaje se desconoce aunque se estima que superaría los 3.000 kilos) hubiese sido desembarcado supuestamente por la organización liderada por El Burro.
Junto a Vidal, otras tres personas han sido detenidas en la misma operación policial. Los investigadores se han desplegado en un minucioso registro de la empresa Hermanos Vidal Padín, SL, en Vilaxoán, que se ha prolongado varias horas. Los negocios de El Burro están concentrados en una nave situada sobre el mar, frente a la zona donde apareció el sumergible ya vacío y a la deriva. Los agentes han buscado embarcaciones u otros objetos relacionados con el transporte de cocaína del Poseidón.
Un año después, la Policía ha logrado reunir pruebas contra El Burro para relacionarlo con uno de los mayores desafíos del narco en la nueva era del transporte de cocaína en semisumergibles: lograr la aproximación del Poseidón, una nave de 15 metros de eslora, prácticamente hasta la puerta de su casa para alijar la droga. Un trasvase de la cocaína que se llevó a cabo en medio de un fuerte temporal marítimo que probablemente impidió el uso de dos enormes lanzaderas de potentes motores que días antes aparecieron varadas a muchos kilómetros de allí, en sendas playas de Ribeira (A Coruña).
Según los investigadores, los problemas que tuvieron los lancheros para recoger en alta mar el cargamento que traía el Poseidón fueron solventados por El Burro, que habría optado por llevar a cabo el arriesgado plan de acercar el sumergible a la costa para poner a salvo la cocaína. El narcosubmarino fue localizado unos días después semihundido, a un kilómetro de Vilaxoán, lugar de residencia de Juan Vidal. Estaba en posición vertical y con la popa parcialmente enterrada en el lecho marino. Esta posición del barco dificultó su reflotamiento, que precisó de numerosos efectivos de salvamento marítimo y buzos que no lograron abrir la escotilla. Para evitar la fractura del casco, la embarcación finalmente tuvo que ser trasladada al puerto de Vilagarcía donde se comprobó que no había náufragos dentro ni restos de droga.
El remolcador Insuíña Rande que logró reflotar la embarcación fue el mismo que participó en el operativo de rescate del primer narcosubmarino que apareció frente a la ría de Aldán en noviembre de 2019, con tres toneladas de cocaína. Los investigadores han indicado que ambos navíos son casi idénticos, un dato que confirma que es de fabricación sudamericana y que habrían servido de barcos nodriza para el envío de ambos cargamentos.
La huidiza jefatura del narco
Juan Vidal es el último en caer de una extensa generación de narcotraficantes que hicieron el relevo de los históricos clanes gallegos. Al menos desde 2006 su nombre aparece vinculado al tráfico de cocaína a gran escala por las costas gallegas, tanto en barcos como en contenedores, y siempre bajo la sospecha de haber dirigido el desembarco de grandes alijos. La evidencia podría llegar ahora si la investigación logra confirmar su vinculación con el transporte del cargamento del Poseidón, aunque no se haya intervenido un solo gramo de esa droga.
Vidal lleva dos décadas burlando a la policía. Su historial y reputación en el negocio del narco se compara con otro personaje apodado El Pastelero, sospechoso al igual que El Burro de la mayor parte de los cargamentos que se apresan sin llegar a probar quién es su dueño. Cuatro años después de que llegara el primer narcosubmarino a Galicia, los agentes no han podido detener al máximo responsable de aquel transporte.
Con su ficha policial repleta de informaciones, El Burro es de esos personajes que se abrió camino en los negocios a pesar de su reputación bajo sospecha. Con una potente estructura financiera, ha sabido diversificar sus inversiones y hoy dirige un holding de empresas vinculadas a diferentes sectores económicos, todos ellos punteros. La policía descubrió posibles intereses de Vidal en Colombia, un país que conoce a la perfección y al que le unen lazos familiares. Si en algo se diferencia de los demás grupos es por su forma de trabajar. Según los investigadores, hace pocas operaciones, pero mueve grandes cantidades de cocaína.
Las redadas policiales de 2009 prácticamente eliminaron la infraestructura marítima de las organizaciones en Galicia. Las planeadoras de hace una década, sin embargo, dieron paso a otras mucho más potentes y equipadas tecnológicamente, como las que aparecieron abandonadas en Ribeira, hace un año. Una evidencia más del potencial económico del narco y que ha propiciado la detención de El Burro.