Diez meses sin rastro de Segundo Cousido, el salesiano pederasta en busca y captura
Guardia Civil y policía reconocen que han perdido las pistas para localizar al religioso del colegio de Vigo fugado cuando iba a cumplir 32 años de cárcel por abusar de niños
Segundo Cousido Vieites era para sus pupilos un líder espiritual, un profesor de religión jovial, activo, rebosante de energía, amigable y muy cercano en el patio y en el aula, capaz de aunar voluntades y poner en marcha cualquier proyecto en el colegio de los Salesianos de Vigo. Ahora, este religioso de 44 años se esconde, está en busca y captura desde hace 10 meses y ni el juzgado ni la Guardia Civil ni la policía nacional tienen pistas fiables de las que tirar. Los últimos intentos se remontan al pasado verano, cuando vecinos de su comarca natal, O Salnés, creyeron identificarlo, algo cambi...
Segundo Cousido Vieites era para sus pupilos un líder espiritual, un profesor de religión jovial, activo, rebosante de energía, amigable y muy cercano en el patio y en el aula, capaz de aunar voluntades y poner en marcha cualquier proyecto en el colegio de los Salesianos de Vigo. Ahora, este religioso de 44 años se esconde, está en busca y captura desde hace 10 meses y ni el juzgado ni la Guardia Civil ni la policía nacional tienen pistas fiables de las que tirar. Los últimos intentos se remontan al pasado verano, cuando vecinos de su comarca natal, O Salnés, creyeron identificarlo, algo cambiado, en uno de los mercadillos de la zona. Resultó que era un hombre que se le parecía, nada más. Pero en meses anteriores, fuentes de la Guardia Civil explican que se llevaron a cabo, sin éxito, registros en propiedades de personas muy cercanas que podían estar protegiéndolo, después de recibir otros avisos sobre su supuesta presencia en localidades de la Ría de Arousa. Sobre este salesiano pende una condena de 32 años y medio de prisión por abusos a menores en el contexto del Camino de Santiago, en abril de 2019; una convivencia de verano en Cambados (Pontevedra), en julio de ese mismo año, y en instalaciones del propio colegio de Vigo.
El juicio en la Audiencia de Pontevedra y la pena de cárcel se remontan a 2021 y la condena fue confirmada al año siguiente por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), y desde entonces Segundo Cousido agotó todos los recursos a su alcance para dilatar los plazos de ejecución de la sentencia. A finales de febrero de 2023, la magistrada fijó un “plazo inaplazable” de tres días para que el condenado se presentase ante instituciones penitenciarias para empezar a cumplir sus 32 años largos por abusos sexuales a escolares vigueses. Cousido Vieites había estrenado su vinculación a la Iglesia precisamente en Cambados, su pueblo natal, ayudando en su parroquia como monaguillo. Gracias a su proximidad a los muchachos, el salesiano, muy amigo de repetir su lema “pastoralistas somos todos”, era el coordinador de un centro de actividades juveniles en el colegio. En ese escenario, la Asociación Abertal, según salió a la luz en la investigación, tocó el pene de un menor durante la retransmisión televisiva de la final de la Champions League un fin de semana de junio de 2019. Antes de su detención por los hechos denunciados por alumnos en el campamento estival de Cambados, Segundo Cousido tenía encomendada también la vicaría de la parroquia María Auxiliadora, una de las iglesias más céntricas de Vigo, pero en su último año en el colegio apenas ejercía la docencia.
En el juicio por “tocamientos” a seis estudiantes las víctimas declararon protegidas. La Fiscalía de Pontevedra reclamaba inicialmente 67 años de prisión, pero en sus conclusiones redujo a 44 la pena solicitada, porque uno de los niños reconoció que no abrió los ojos durante los abusos. El TSXG concluyó en 2022 que los testimonios de los agredidos, corroborados por periciales de psicólogos, eran totalmente creíbles, y el salesiano fue condenado por siete delitos de abusos, tres de ellos continuados, contra seis menores. Además de la pena de prisión, él como responsable directo y la orden salesiana como responsable civil subsidiaria fueron condenados a pagar una indemnización de 76.000 euros. El religioso en busca y captura está condenado también a 36 años de libertad vigilada e inhabilitación durante 31 “para el ejercicio de cargo, profesión u oficio que requiera contacto con menores”. No puede tampoco acercarse ni comunicarse con sus víctimas. dependiendo el caso, entre cuatro y nueve años.
El juzgado dictó orden internacional de busca y captura después de que expirase el último plazo dado para ingresar en prisión. Cousido había solicitado un último fin de semana para despedirse de su madre y el lunes no se presentó. Una portavoz oficial de la Guardia Civil explica que el primer lugar que se registró en busca de pistas de su paradero fue su propia casa familiar, y después, en estos meses, “otros dos sitios donde se pensaba que podía estar”, relacionados con “gente que podía estar amparándolo”. Todos fueron intentos fallidos. Los agentes tienen en cuenta incluso las hipótesis de que utilizase la “vía de escape” de la frontera portuguesa o la de que, gracias a sus conexiones en el extranjero por su vínculo con la orden salesiana, haya encontrado refugio en otros continentes como África.
Hace dos meses, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil pidieron colaboración ciudadana en busca de pistas del sacerdote fugado a través de sus webs, después de que la Audiencia de Pontevedra tomase esa decisión por el fracaso del rastreo policial. Al mismo tiempo, a través de sus redes sociales, entidades y colectivos como la Fundación Internacional de Derechos Humanos difundieron la alerta.
Según se concluyó tras el juicio, en los campamentos el pederasta aprovechó que los alumnos dormían para tocarlos y llegar a las partes íntimas, tanto por fuera como por dentro del pijama. Los niños intentaban evitarlo; alguno declaró que se colocó la almohada entre las piernas para dormir protegido. Pero el sacerdote se la quitó “para poder manosearle”, recogían los magistrados en su fallo. Tras aquella experiencia, las víctimas quedaron conmocionadas, con “problemas para conciliar el sueño” y “pesadillas recurrentes”, “desconfianza” y “síntomas depresivos”, enumera el fallo del TSXG. Los jueces subrayan que los estudiantes tenían a Cousido Vieites como un “segundo padre”: “No era solo un profesor; era su amigo, su referente”.
Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es