‘La Pija y la Quinqui’ y Pedro Sánchez o ‘perro sanxe’ a todas horas y en todas partes

El presidente del Gobierno visita uno de los ‘podcasts’ más escuchados por la generación Z tras una petición en Twitter que superó los 12 millones de visualizaciones

Pedro Sánchez, durante la visita al programa de 'La Pija y La Quinqui' este domingo.Vídeo: EPV

Más sabe el perro sanxe por perro que por sanxe. Resulta que Pedro Sánchez ha acudido este domingo al podcast de La Pija y la Quinqui —uno de los programas más escuchados por la muchachada veinteañera en Spotify― como colofón a su segunda temporada. Primera pregunta, un clásico del formato:

—¿Eres más pija o más quinqui?

— Nací en Aluche, entonces, bueno, no me veo pija ni pijo. Pero tampoco quinqui.

Arremangado, con camisa rosa, móvil rojo en mes...

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Más sabe el perro sanxe por perro que por sanxe. Resulta que Pedro Sánchez ha acudido este domingo al podcast de La Pija y la Quinqui —uno de los programas más escuchados por la muchachada veinteañera en Spotify― como colofón a su segunda temporada. Primera pregunta, un clásico del formato:

—¿Eres más pija o más quinqui?

— Nací en Aluche, entonces, bueno, no me veo pija ni pijo. Pero tampoco quinqui.

Arremangado, con camisa rosa, móvil rojo en mesa blanca y una copa de vino blanco —que de lejos parece agua, y de cerca un verdejo— Sánchez empieza diciendo que, de adolescente, quería ser jugador de baloncesto. “Más que jugando, llevaba las mochilas de los que jugaban. Era una vida un poco triste”.

―¿Fuiste alguna vez delegado de clase?

―Un año, del instituto.

Sánchez dice que escucha Radio3, que trastea en los podcast, que curiosea la música zapeando por radios, hasta por la estadounidense NPR. “Me hubiera encantado ir a ver Rosalía al Primavera Sound. Me gustan mucho los festivales. Soy más de chicas”. El programa ha sido un poco como volver a los orígenes, como cuando le dio por escribir los mejores tuits de su biografía sanchista: “Ser malos, colegas”. Tanto, que los muchachos del podcast sacaron una pizza fría del mítico restaurante Luna Rossa de Madrid, donde Sánchez sancheaba con el primer sanchismo, y el cocinero acabó poniendo una pizza de nombre Cojonuda con su tuit.

Reconoce que en La Moncloa va a estar un “tiempo determinado”. Hasta el domingo que viene, vamos. Aunque nunca se sabe. No hay que descartar nada ya. La remontada está a la vuelta de la esquina y Sánchez puede timbrar el telefonillo de su casa en cualquier momento —como la tarjeta del Hormiguero, ¿sabe usted qué es lo que quiero?― y pedirle que le haga una entrevista rápida, que le pregunte por lo que sea, qué más da ya, que la grabe, eso sí, y, sin medias tintas, se la mande a su prima por WhatsApp inmediatamente. Está la izquierda como para perder un voto. Está el CIS de Tezanos como para cambiar el método de las encuestas. Está la gente para que le pregunten de una vez qué le parece que se hagan tantas encuestas. Está siendo una campaña un tanto extraña. Hay días en que uno apaga la televisión por la mañana, y también sale Sánchez.

También hay madrugadas, en que uno apaga la radio del móvil… ¡Y otra vez Sánchez por el altavoz pidiendo una entrevista! Está pasando un poco como con Ferreras en La Sexta a diario —ojo porque faltan siete días para que regrese el pactómetro—, pero ahora en plena campaña electoral y con todo un presidente del Gobierno. Pachuru, pachuru, que diría Rosario Flores. Poca broma. Metabolismo electoral. Aunque, ya puestos, podría haber ido el viernes al último Sálvame Deluxe y despedirse de Mediaset con el polígrafo de Conchita, y santas pascuas. Qué tiempos aquellos de nuestra tele en nuestra querida España, esa España nuestra. Ayer, vamos.

“Hay un meme que me encanta”, dijo el presidente. Resulta que Sánchez sabe que tiene un mote —perro sanxe— y su eslogan, más sabe el perro sanxe por perro que por sanxe. Todo partió de una mañana de marzo de 2020 en Navacerrada y a pocos días del cerrojo por la pandemia, cuando un niño de unos seis años esquiaba tranquilamente y fue interrumpido por un reportero de Telemadrid y dijo:

No cierres, Perro Sánchez, que eres el peor.

La derecha lo tomó como gracieta, y ahora se ha dado la vuelta como un meme que usa la izquierda. España, vamos. Sánchez ha visitado este formato de dos veinteañeros, guionistas, jóvenes, de Badajoz y Cartagena —Extremadura y Murcia levantarán España algún día, veremos si el domingo que viene—, de Carlos Peguer, la Pija, de 25 años, y Mariang Maturana, la Quinqui, de 26, que se caracterizan por charlar, conversar con un vino, y con una cerveza, del amor, de los cuernos, de la vida, de los traumas, de salud mental, pero con un tono informal, jocoso. Friends en podcast. Amigos para siempre. Naino naino naino naino ná. Y aquí que ha venido el presidente del Gobierno tras sugerirlo en Twitter la cuenta del programa y alentarlo el público de la red del pajarito con 12 millones de visualizaciones. Tela. Telita. Tela.

Todo empezó el 30 de enero de 2022 en una cocina, el Big Bang de las grandes cosas de la civilización moderna. “Somos dos amigas completamente desquiciadas”, dijeron la Pija y la Quinqui en su primer programa. Otro día soltaron una frase que bien vale una impresión en una taza blanca de desayuno: “Soy una mezcla entre Alejandra Pizarnik y Amaia Montero”. Y en unas semanas ya estaban en lo más escuchado de Spotify. Y sin un duro. Ya han pasado por sus micrófonos Rosalía y Sánchez. Ahí queda eso. Tra, tra.

Había tanta expectación que la hora y pico con Sánchez se ha quedado un poco larga. Sánchez, por cierto, ha contado que le gusta también el mote que le puso Federico Jiménez Losantos, el de Falconetty. “Ese es bueno”, dijo. Normal, por otra parte. Que le gusta Rigoberta Bandini y la canción de Perra. Yo nací para ser perra, por favor dejadme serlo, pero no quiero llevar nunca el bozal. Que tiene dos perritas de agua. Charlaron de música, sobre todo de música. Hasta de Taylor Swift. “Hemos visto tu lista de Spotify”, le dijeron la Pija y la Quinqui. A lo que Sánchez, muy sorprendido, respondió: “¿Cómo podéis saberlo?”. No ha sido fácil la búsqueda:

―La subiste tú a Twitter en 2015.

“A mí el reguetón, no”, dijo más tarde. Habló de bulos, de muchos bulos. Le preguntaron, también, que si se había enterado de que corrió el rumor por los guasaps de España de que se lio con el mismísimo Emmanuel Macron. Pero no. “Tengo muy buena relación con él y con su mujer”. A lo que Mariang, La Quinqui, respondió: “No la conozco”. Más tarde, Carlos, la Pija, insistió en recomendarle el documental Miss Americana, de Taylor Swift.

–Ya lo vi.

Y aquí se demuestra por qué este podcast triunfa. Resulta que Mariang, nada sorprendida, contestó: “¡Pero que es un pedazo de documental!”. Y Carlos, sin dar crédito y deslomado de risa, soltó. “¡Pero si yo estoy de acuerdo, pero me hace gracia que lo diga quien lo dice!”. Y al rato, otra vez:

―¿Perales es tu época?

—No, es la época de mis padres.

―De la mía son Los Ronaldos.

―¿Todos los que empiezan por Los son de tu época?

La Pija, la Quinqui y Sánchez en una gira mediática que, salvo milagro, apunta a despedida, vamos.

Recibe cada tarde el boletín Diario electoral, con el análisis de Ricardo de Querol, subdirector, y Luis Barbero, redactor jefe de edición.

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