Sumar busca aislar su mal resultado en Galicia y llama a reforzarse para los próximos comicios
Las organizaciones rechazan que una candidatura unitaria con Podemos hubiese servido para mejor los resultados
Sumar busca aislar el batacazo electoral en Galicia y desvincularlo del desarrollo del proyecto en el resto del territorio. Con un calendario político apretado, el escaso 1,9% de apoyos obtenido el domingo —y ningún diputado— obliga a la coalición izquierdista a moverse rápido para transitar un escenario muy complicado y ser capaz de afrontar los comicios vascos y europeos, además de su ...
Sumar busca aislar el batacazo electoral en Galicia y desvincularlo del desarrollo del proyecto en el resto del territorio. Con un calendario político apretado, el escaso 1,9% de apoyos obtenido el domingo —y ningún diputado— obliga a la coalición izquierdista a moverse rápido para transitar un escenario muy complicado y ser capaz de afrontar los comicios vascos y europeos, además de su primera asamblea prevista el 23 de marzo. Con toda probabilidad, el partido volverá a medirse en las siguientes citas con Podemos, reducido a la mínima expresión en las últimas autonómicas, por detrás incluso del animalista PACMA. Aunque en este caso la división no ha penalizado en términos de votos —menos de 4.000 personas optaron por la papeleta de Isabel Faraldo— sí podría tener consecuencias en Euskadi, donde la marca Elkarrekin Podemos conserva seis parlamentarios.
Este lunes, los portavoces de las principales formaciones llamaron a reforzarse organizativa y territorialmente para afrontar las próximas elecciones. Conscientes del golpe en el estreno de Sumar en unas autonómicas, los de Yolanda Díaz han achacado este lunes el mal resultado a la estrategia de concentración del voto en el BNG y a la falta de tiempo para explicar un proyecto “nuevo”. En el primer caso, su apuesta era la del “ensanchamiento de los espacios progresistas” y defendían que con el apoyo a los nacionalistas no era suficiente para lograr el cambio, porque hay una parte del electorado que nunca va a elegir ni la papeleta del Bloque ni la del PSOE. En el segundo, si bien la marca Sumar se presentaba por primera vez a unas autonómicas, es en parte heredera de un espacio político que se convirtió, coaligada con otras fuerzas, en primer partido de la oposición en 2016 y que en 2020 ya había perdido su representación en el Parlamento, por lo que el escenario de partida no era excesivamente favorable.
“Tenemos un gran reto. Trabajar por la fortaleza organizativa y por el arraigo territorial de Sumar. Es lo que haremos en la asamblea del 23 de marzo”, ha defendido en rueda de prensa este lunes el portavoz de la formación, Ernest Urtasun.
“Se inicia un nuevo ciclo electoral. Las mareas, las marcas electorales sin estructura y sin arraigo territorial no se mantienen en el tiempo”, ha cuestionado por su parte el responsable de Organización federal de Izquierda Unida, Ismael González, que ha ido más allá en la autocrítica: “Era difícil sin estructura y sin capilaridad tener la capacidad de obtener un buen resultado”. El también portavoz ha recordado que el contexto era históricamente muy complicado y que IU tuvo resultados por debajo del 1% cuando se presentaba en solitario en la comunidad. Con la propia Díaz como candidata alcanzó tan solo el 0,7% en 2005, año en el que se formó el bipartito progresista en la Xunta.
El resultado del domingo, en el que Sumar ha cosechado poco más 28.000 votos, muy lejos de los más de 51.000 de Galicia en Común hace cuatro años, coloca al nuevo espacio en una situación difícil cuando atraviesa problemas también en el seno del Gobierno, con varios desencuentros públicos entre los socios. Fuentes de la coalición insisten en que en ningún caso las elecciones han de que tener repercusión en el Ejecutivo y tampoco creen que la imagen de la vicepresidenta segunda quede dañada. “Estamos trabajando para obtener los mejores resultados en las próximas contiendas” ha repetido Urtasun, que ha puesto en valor también lo logrado en las generales de julio, cuando Sumar fue tercera fuerza en la comunidad. El voto dual —electores que eligen la papeleta del PSOE y Sumar en generales pero en autonómicas optan por el BNG—, aunado al portazo de los nacionalistas de Anova a Díaz en precampaña y a las desavenencias públicas con Podemos, han lastrado también las opciones de la candidatura encabezada por Marta Lois.
Los comicios del domingo han servido además para ahondar la crisis en el partido de Ione Belarra. Sumida en la irrelevancia, la formación, que nunca antes se había presentado bajo su marca en Galicia, ha defendido este lunes que una candidatura de unidad no hubiese servido para nada. “Visto que la ciudanía ha concentrado mayoritariamente el voto en el BNG, cualquier otra fórmula por la que se hubiera optado tampoco hubiese dado para cambiar el Gobierno ni la mayoría absoluta del PP”, ha señalado el secretario de Organización, Pablo Fernández, desde Madrid, en una reacción similar a la del resto de partidos. La lectura que hace la ejecutiva de Podemos es que temas nacionales como la amnistía no les ha “favorecido”, aunque el Bloque, aparentemente, no ha sufrido ese mismo desgaste. “Es necesario hablar de los problemas que preocupan y ocupan a la gente. Hablar de vivienda, de servicios públicos, del precio de los alimentos, de transportes. En definitiva, poner en pie una izquierda transformadora que sea capaz de movilizar al electorado de izquierdas y que dé soluciones y respuestas”, ha argumentado.
Todas las organizaciones han tratado de diferenciar estos resultados de los que pueden obtener en Euskadi, donde, si nada cambia, habrá también dos listas. El riesgo es que la división lastre sus opciones en unos comicios a los que Sumar llegará aún sin armar su estructura y Podemos, igualmente, en plena recesión a escala nacional.