Vox arrasa a Ciudadanos y al PP en Cataluña y ahonda la crisis de la derecha
El resultado confirma este domingo el naufragio de Cs, el partido que ganó las últimas elecciones autonómicas catalanas en 2017
Cataluña ha vuelto a certificar que la derecha está en crisis. El auge en las elecciones de este domingo de los extremistas de Vox, que irrumpen como cuarta fuerza con 11 diputados, profundiza la división de los conservadores en tres marcas y arroja interrogantes sobre la estrategia de Pablo Casado para reunificar una alternativa nacional a Pedro Sánchez. El resultado del domingo confirmó ...
Cataluña ha vuelto a certificar que la derecha está en crisis. El auge en las elecciones de este domingo de los extremistas de Vox, que irrumpen como cuarta fuerza con 11 diputados, profundiza la división de los conservadores en tres marcas y arroja interrogantes sobre la estrategia de Pablo Casado para reunificar una alternativa nacional a Pedro Sánchez. El resultado del domingo confirmó el naufragio en Cataluña de Ciudadanos, el partido que ganó las últimas elecciones autonómicas en 2017 y que ahora se hunde al pasar de 36 a 6 escaños. Vox más que triplicó los diputados del PP, que se queda en tres y sin grupo propio.
El veredicto de los catalanes apunta a un futuro incierto para el partido de Arrimadas y deja muy tocado a Casado. La debacle de Ciudadanos es al menos un consuelo para el líder del PP, ya que aboca a esa formación a una crisis interna y de viabilidad como proyecto autónomo. La noche del domingo, Cs convocó un comité ejecutivo extraordinario para este lunes a fin de analizar el hundimiento electoral. Voces relevantes del partido señalan que pedirán la dimisión del vicesecretario general, Carlos Cuadrado, y de su adjunto, José María Espejo, los dos principales dirigentes tras la líder. Cs experimentó la réplica del terremoto de las generales de 2019, cuando Albert Rivera dimitió tras una caída de 57 a 10 diputados.
El partido de Arrimadas se desplomó de primera a séptima fuerza y perdió el 80% de sus escaños y casi un millón de votos. La líder sufre su primera gran derrota electoral tras asumir hace un año la presidencia y después de haber ganado en esa misma plaza —la cuna del partido— las últimas elecciones. Ciudadanos sucumbió en una pinza entre el PSC y Vox, que le arrebataron un electorado constitucionalista que dejó de verles como el dique frente al procés.
Ciudadanos perdió la bandera del antiindependentismo con una campaña basada en el reencuentro entre catalanes y en la oferta al PSC de un Gobierno conjunto que, para numerosos dirigentes del partido, es la causa principal de la debacle. “La campaña ha acabado de hundirlo todo”, apunta un relevante miembro de la cúpula. Arrimadas tendrá este lunes que tomar decisiones. “Ahora depende de ella: si destituye a Carlos Cuadrado y a José María Espejo, la gente le dará una oportunidad. Pero si los protege, irán a por ella”, resume un miembro de la dirección. Otras voces internas van más lejos y piden la dimisión de toda la ejecutiva. La viabilidad del proyecto también está en duda. “Esto es casi la muerte”, lamenta un líder autonómico. En Barcelona, donde siguió la noche electoral, Arrimadas tomó la palabra y evitó la autocrítica. “No hemos sido capaces de movilizar a los votantes constitucionalistas”, resumió.
Vox será el principal partido de la derecha españolista en Cataluña y se convertirá en la fuerza de choque contra el independentismo, con la repercusión que eso puede tener en la política nacional. La extrema derecha suma más diputados que PP y Ciudadanos juntos en el Parlament. Además, el desenlace de las primeras elecciones tras la moción de censura en la que Casado rompió con Vox, hace menos de cuatro meses, termina con una victoria para los ultras, lo que probablemente provocará una marejada interna en el principal partido de la oposición en el Congreso.
Casado, que se volcó en arropar en la campaña a su candidato, Alejandro Fernández, desconcertó a los suyos desmarcándose de la gestión del 1-O por parte del Gobierno de Mariano Rajoy. En el PP hay “perplejidad” por esas palabras, por las que probablemente los barones van a pedir cuentas internas al líder.
El PP sigue teniendo un problema en Cataluña, como un partido residual, y Casado sabe que sin Cataluña no se gobierna España. Los populares siguen sin grupo propio en el Parlament y caen por debajo del que ya era su peor resultado histórico. “Nuestro resultado es muy malo porque no hemos logrado los dos objetivos que nos habíamos marcado: crecer y lograr grupo parlamentario propio”, reconoció Alejandro Fernández en Barcelona. Al filo de las doce de la noche, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, atribuyó desde la sede nacional en Madrid el mal resultado a la confesión de Luis Bárcenas, y avisó al PP: “Esta es la última factura que vamos a pagar del pasado. Se acabó”. El número dos de Casado descartó un cambio de rumbo y emplazó los análisis con profundidad al comité ejecutivo nacional que se reunirá el martes.
El líder popular llevaba días preparando el terreno para el sorpasso de Vox, pero ahora tendrá que afrontar que la fuerza que ha logrado el partido de Santiago Abascal dificulta su propósito de reagrupar a la derecha.