El leonesismo muerde a PSOE y PP en Castilla y León
El éxito de Unión del Pueblo Leonés confirma el nuevo auge de un movimiento con casi 40 años de historia que aboga por la independencia de Castilla de las tres provincias del antiguo Reino de León
Matadeón de los Oteros, el pueblo del padre de Pablo Casado que el presidente del PP visitó en campaña para presumir de raíces leonesas, quiere que León se independice de Castilla. En 2019 esta localidad de 229 habitantes dejó de ser un feudo popular para abrazar a la Unión del Pueblo Leonés (UPL), el partido del actual alcalde y que este domingo repitió en las autonómicas como primera fuerza con el 43% de las papeletas. Las calles por las que Casado dice que correteaba de niño son una muestra más ...
Matadeón de los Oteros, el pueblo del padre de Pablo Casado que el presidente del PP visitó en campaña para presumir de raíces leonesas, quiere que León se independice de Castilla. En 2019 esta localidad de 229 habitantes dejó de ser un feudo popular para abrazar a la Unión del Pueblo Leonés (UPL), el partido del actual alcalde y que este domingo repitió en las autonómicas como primera fuerza con el 43% de las papeletas. Las calles por las que Casado dice que correteaba de niño son una muestra más del nuevo auge del leonesismo, ese movimiento con casi 40 años de historia que reivindica la creación de una comunidad autónoma integrada por los territorios del antiguo Reino de León. De su zarpazo tampoco se salva el PSOE: en la capital provincial ha dejado de ser el partido más votado en favor de UPL.
Detrás de los resultados electorales que han llevado a UPL a pasar de uno a tres escaños, centellea un pedazo de Historia y el creciente sentimiento de que los males que arrastra León se mitigarían con el autogobierno que otorga ser comunidad autónoma. Lo explica Laureano Rubio, catedrático de Historia Moderna, que se confiesa indignado por la “ignorancia” de una tertuliana zamorana a la que ha escuchado afirmar que su provincia siempre fue “de Castilla La Vieja”. “El Reino de León es el gran desconocido de la historia de España: tiene reconocimiento jurídico hasta el siglo XIX y se crea mucho antes que el de Castilla”, expone Rubio sobre una entidad a la que pertenecieron, además de León, las actuales provincias de Zamora y Salamanca, las tres circunscripciones en las que se presentó UPL.
En estas elecciones UPL ha crecido sobre todo en León, donde ha logrado las tres actas con 48.000 papeletas. Se ha quedado a solo siete puntos porcentuales del PSOE y a menos de cuatro del PP. En la capital ha pasado de cuarta a primera fuerza y ha ganado en los municipios de su periferia. En Zamora cuadriplicó resultados con sus 2.310 votos, algo más de 400 menos que Podemos. En Salamanca, los 1.600 apoyos multiplicaron por tres los de 2019. El presidente del partido, Carlos Salgado, atribuye la gran diferencia de apoyos a que el nombre “facilita el arraigo del movimiento” en León, aunque aprecia “cambio de tendencia” en Zamora y Salamanca.
Las razones que explican el auge de UPL son distintas a las de las marcas electorales de la España vaciada. Hunden sus raíces en 1983, cuando se aprueba la creación de la autonomía de Castilla y León. El historiador Rubio, que fue concejal de UPL en Villamontán de la Valduerna, defiende que por razones históricas el ámbito del antiguo Reino de León, que en 1833 constituyó la bautizada como Región de León, debería haber formado una comunidad autónoma distinta de la de Castilla. A su juicio, León ha sido víctima desde entonces del “centralismo de Valladolid, que es peor que el de Madrid”: “León ha perdido todo y todo lo que ha perdido León lo ha ganado Valladolid”.
La Junta de Castilla y León siempre ha negado esa discriminación —asegura que el volumen de inversiones está por encima de su representación en población— y achaca los problemas de León a la crisis energética y agraria. Sin embargo, con la demanda de romper con Castilla coincide una parte relevante del PSOE leonés e incluso una más pequeña del PP. Así lo acredita que desde 2019 hayan salido adelante mociones municipales con el respaldo de concejales de estos partidos. Los frutos electorales, no obstante, los ha recogido UPL. Esta formación nació con ese nombre en 1991 y en estas tres décadas ha vivido otras eclosiones que se desvanecieron por líos internos provocados precisamente por sus relaciones con socialistas y populares.
La peor crisis aconteció en 2003, cuando pactó con el PSOE para entregarle la alcaldía de León y solo un año después sufrió una escisión que se alió con el PP en una moción de censura. Rubio atribuye aquel desastre a que entonces UPL “se abasteció de servidores del PP” pese a que León es “sociológicamente de izquierdas”. Los nuevos gestores de la entidad han sabido superar aquel “desencanto”, afirma, creando un “partido transversal que une a personas de distintas ideologías alrededor de los intereses de León”.
“Emergencia regional”
Alicia Gallego, una de las procuradoras electas y alcaldesa de Santa María del Páramo, es esa savia nueva que ha tomado las riendas del partido. Esta funcionaria de 48 años ha conseguido que el pueblo en el que nació Rodolfo Martín Villa, el exministro de la UCD a los que los fieles al leonesismo culpan de que León se quedase compuesto y sin autonomía, haya pasado de ser un feudo histórico del PP a ser gobernado con mayoría absoluta por UPL.
Una pintada a la entrada de Santa María pide la libertad del “país leonés”. Más que a esta reivindicación autonomista, Gallego atribuye el apoyo de sus vecinos al “hartazgo” con el PP y el PSOE porque “no hacen política útil” sino “política de marketing, de codazos, insultos y presiones”. “Están atados a sus partidos, yo me siento libre”, añade. Defiende que detrás de la bandera de León que enarbola UPL “hay una finalidad de buena gestión” que igual la lleva a bajar impuestos que a impulsar ayudas a la natalidad: “Yo no creo en políticas de derechas o izquierdas sino en políticas sanitarias, educativas…”
Carlos Salgado es politólogo además de presidente de UPL. Explica que su partido se mueve más en el eje “centro-periferia y rural-urbano”, aunque sitúa al grueso de sus seguidores en el centroizquierda y centroderecha, “como en la sociedad española en su conjunto”. Atribuye el éxito electoral en las autonómicas a la “emergencia regional” que vive León: “La peor evolución socioeconómica de una región en toda Europa durante el periodo autonómico la tiene León”.
El presidente de UPL ofrece algunos datos. León, Zamora y Salamanca concentran el 82% de la población perdida por Castilla y León desde su creación en 1983 y las mayores tasas de vejez, dice. La brecha entre su renta per cápita y la del resto del territorio autonómico se duplicó entre 1995 y 2017, prosigue. Y el problema se extiende, alerta: el “agujero negro” de la región leonesa arrastra a provincias limítrofes como Ourense, Lugo o Cáceres. Gallego secunda a su compañero de filas: “León tiene capital humano y recursos naturales, pero marcharse de aquí es una obligación, un medio de vida. Y es algo que a la gente no se lo cuentan, lo ve”.