Los presidentes entran en acción

Sánchez, Aznar y Zapatero se involucran en la primera gran jornada de campaña de Castilla y León

Pedro Sánchez, en el mitin de campaña del PSOE en Zamora.Mariam A. Montesinos (EFE)

El PP quiere convertir las elecciones de Castilla y León en lanzadera de su campaña nacional para llevar a Pablo Casado hasta La Moncloa. Los cálculos electorales a dos años rozan el esoterismo, y más en una política española fragmentada e imprevisible en la que encajar a los teóricos aliados resulta más sesudo que resolver un cubo de Rubik. Y si no, ahí tenemos a Vox llamando “progre” al presidente de la Junta, Alfonso Fernández M...

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El PP quiere convertir las elecciones de Castilla y León en lanzadera de su campaña nacional para llevar a Pablo Casado hasta La Moncloa. Los cálculos electorales a dos años rozan el esoterismo, y más en una política española fragmentada e imprevisible en la que encajar a los teóricos aliados resulta más sesudo que resolver un cubo de Rubik. Y si no, ahí tenemos a Vox llamando “progre” al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que a los 18 se afilió a las Nuevas Generaciones del PP.

Pero eso es lo de menos. El relato manda y, aunque juega en casa, el PP concentra todos sus esfuerzos en vender una victoria el 13 de febrero, que todos los sondeos pronostican salvo el CIS, como un triunfo de Casado. “Las elecciones son un match point [punto de partido] para Pedro Sánchez después de quedar tercero en Galicia, tercero en el País Vasco y de quedar tercero en Madrid”, profetizó el presidente del PP bajo los arcos del acueducto de Segovia.

Que el PP gobierne Castilla y León desde 1987 también parece secundario en Génova. Pero el PP de Castilla y León venera esa efeméride como si fuera un año sagrado. Y por eso mismo José María Aznar cerró con Mañueco este sábado el mitin principal de la derecha en Valladolid. Sobre el estrado, el primer presidente conservador de la Junta (1987-1989) y el vigente. La alfa y la omega de la derecha castellanoleonesa. “Contigo empezó todo”, le alabó Mañueco. “Aquí empezó un partido unido, fuerte, ganador. Aquí se gestó una alternativa nacional, reformista, centrada, triunfadora, ante un socialismo anticuado y fracasado”, reivindicó Aznar, que en el pedestal del imaginario del PP ocupa un lugar privilegiado como el primer presidente del Gobierno de España con sus siglas.

El fondo de armario del PSOE en Castilla y León es mucho más somero que el del PP. El primer presidente de la Junta fue Demetrio Madrid (1983-1986), pero dimitió tras ser procesado por un delito social. La justicia le absolvió de todos los cargos a principios de 1990. Aznar aprovechó la crisis en el PSOE para iniciar su leyenda como referente de la derecha y en esas elecciones se impuso por apenas 5.000 votos. Desde entonces se han sucedido al frente de la Junta Jesús Posada, Juan José Lucas, Juan Vicente Herrera y Mañueco. Luis Tudanca podría haber acabado con la hegemonía del PP en 2019, pero Albert Rivera prefirió que los populares siguieran gobernando. “Todo voto que vaya a la izquierda es un voto que sirve para la consolidación de esta coalición [de PSOE y Unidas Podemos] que los españoles no debemos soportar un minuto más. En España se tiene que notar que Castilla y León no va a estar postrada”, dijo Aznar, que vinculó el voto a Tudanca con la continuidad del Gobierno de Sánchez. “¡Le gusta a los de Bildu!”, remachó Aznar, que tampoco escatimó dardos implícitos a Casado por la falta de un liderazgo sólido en el PP.

En una comunidad a priori tan desfavorable, el presidente del Gobierno entró este sábado en acción enarbolando la victoria de Tudanca en 2019. Lo hizo en Zamora, que encabeza la clasificación de las provincias más afectadas por la despoblación: ha perdido el 23% de sus habitantes (51.500) en los últimos 35 años. Por el momento resisten 168.000, con una media de edad de 51,7 años. “La continuidad representa la resignación y esta tierra se merece algo mucho mejor. Por eso es importante que el 13 de febrero todas las fuerzas progresistas, todos los ciudadanos que se sientan progresistas, vayan a votar cambio y esperanza. Habrá muchas papeletas, pero solo una lo representa”, llamó a concentrar el voto en el PSOE.

Entretanto, Casado avanzó que acudirá a la Junta Electoral al entender que el presidente había vulnerado la ley tras anunciar que el Gobierno aprobará en “próximas fechas” la declaración del cuartel de Monte la Reina como zona de interés para la Defensa Nacional. Será un paso más para acelerar su puesta en marcha. La base contará, según las previsiones de Defensa, con un millar de militares y podría atraer a una población de 4.000 personas.

A diferencia de la campaña del PP en clave nacional, los socialistas quieren aprovechar el foco nacional que el adelanto electoral ha propiciado para arremeter contra la gestión de los sucesivos gobiernos desde Aznar en adelante. “Hablar de Castilla y León es hablar de la despoblación, de la sanidad, de la dependencia, de los jóvenes que se van... Es hablar de todo aquello de lo que el PP no quiere hablar en estas elecciones”, resaltó Sánchez. A 40 kilómetros, en Toro, Iván Espinosa de los Monteros vino a darle la razón. El portavoz de Vox en el Congreso pidió “renovar lo que ya no nos sirve”, en alusión al PP.

José Luis Rodríguez Zapatero fue el tercer presidente del Gobierno que desembarcó en la campaña. En una visita a Fabero, en León, atribuyó la convocatoria de elecciones en Castilla y León a “la ansiedad” de Casado. “Necesita puntuar, dado que tiene algún problema interno”, echó sal en la discordia del máximo responsable del PP con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “Casado habla de las vacas, del agua, del vino... Vemos debilidad de sustancia, de contenidos, intelectual, que quizá explica por qué han ido a estas elecciones. ¿Para qué se convocaron, para Castilla y León o para el PP?”, reprobó Zapatero.

Mientras los dos grandes partidos echaban el resto con sus presidentes del pasado y del presente, Ciudadanos pedía posponer el debate televisivo de mañana. El positivo por covid de su candidato, Francisco Igea, ha trastocado los planes de una formación a la baja que el 13-F corre el riesgo de quedar reducida a la mínima expresión o de desaparecer como ya le pasó en las elecciones del pasado mayo en Madrid. “La campaña la haremos como sea (...) Esto va a salir muy bien, ya lo veréis”, aseguró el exvicepresidente de la Junta —cuando Mañueco convocó por sorpresa las elecciones el 20 de diciembre le echó del Ejecutivo— en un vídeo en redes sociales en el que se presentó como “el candidato confinado”.

Igea podría participar de forma telemática, como ya hizo este sábado en un acto en Burgos. La Junta Electoral de Castilla y León se reunirá de urgencia para decidir si acepta la petición de Cs, que ha propuesto mover el debate al 6 de febrero. La Junta Electoral resolvió en enero que Mañueco, Tudanca e Igea, candidatos de los tres partidos con grupo parlamentario propio en las Cortes de Castilla y León, podrían participar vía telemática en el caso de contagiarse en la pandemia. También se incluyó la posibilidad de posponer el debate. A eso es a lo que se aferra Igea, deseoso de un cuerpo a cuerpo con Mañueco.


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