Vox y el PP arrancan la campaña chocando sobre si pactarán o no tras el 28-M

Los populares evitan precisar qué leyes derogarían a pesar de que su lema de campaña es “derogar el sanchismo”

De derecha a izquierda: el portavoz de campaña del Partido Popular, Borja Sémper, la vicesecretaria de Políticas Sociales, Carmen Fúnez; el coordinador general, Elías Bendodo; el líder del PP, Alberto Núñez Feijoó; la secretaria general, Cuca Gamarra; y el vicesecretario de Política Institucional, Esteban González Pons, tras la reunión del comité de dirección del partido este lunes en Madrid.PP/David Mudarra (PP/EFE)

A pesar de que las encuestas sitúan a Vox como un factor decisivo para que el PP consiga nuevos Gobiernos tras las elecciones del 28 de mayo, la campaña electoral arranca con un choque entre ambos partidos de la derecha sobre si pactarán o no para desalojar a la izquierda del poder. En los prolegómenos de la campaña, que empieza oficialmente el jueves, la extrema derecha ya ha lanzado su pr...

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A pesar de que las encuestas sitúan a Vox como un factor decisivo para que el PP consiga nuevos Gobiernos tras las elecciones del 28 de mayo, la campaña electoral arranca con un choque entre ambos partidos de la derecha sobre si pactarán o no para desalojar a la izquierda del poder. En los prolegómenos de la campaña, que empieza oficialmente el jueves, la extrema derecha ya ha lanzado su primer órdago al PP. El líder de Vox, Santiago Abascal, advirtió el viernes a los populares de que si quieren su apoyo tendrán que negociar con su partido. “Nos hemos portado demasiado bien. Hasta aquí hemos llegado, las cosas no van a seguir siendo así”, dijo Abascal, antes de lanzar un mensaje directo al PP: “Si quieren apoyo, tendrán que negociar con nosotros, que lo sepa todo el mundo”. El PP responde a los ultras que su pretensión es gobernar en solitario, aunque en el fondo los populares tampoco cierran por completo la puerta a un acuerdo si no hay más remedio.

En realidad, la estrategia del PP consiste en sortear el elefante en la habitación de los pactos con Vox durante toda la campaña, y por eso todos los dirigentes populares y candidatos al 28-M evitan precisar sus intenciones más allá del intento de gobierno en solitario. Preguntado ayer por el primer órdago de Abascal y si el PP negociará con Vox después de las elecciones de mayo, el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, evitó responder mientras sostuvo que la intención de su partido es gobernar sin coaliciones. “No me voy a referir a lo que dicen otros partidos en sus mítines. No estamos pensando en con quién vamos a pactar el 28 de mayo ni en diciembre, sino en ensanchar nuestro espacio político, de forma que después de las elecciones nos permita conformar Gobiernos sin necesidad de otros partidos políticos”, defendió Sémper en rueda de prensa tras la reunión del comité de dirección popular.

No obstante, el portavoz tampoco fue tajante en descartar en todo caso acuerdos con Vox. “Hay mucha gente que quiere pactar con el PP; pero nosotros queremos pactar con los españoles, ganar las elecciones, y a partir de ahí, ya veremos”, reflexionó.

Aunque el PP quiere evitar que se hable de sus eventuales pactos con la extrema derecha, el partido es perfectamente consciente de que lo más probable es que tras el 28-M tenga que afrontar una durísima negociación con Vox. Según las encuestas, en algunas plazas tan relevantes como la Comunidad Valenciana los ultras tendrán la llave de un cambio de Gobierno en favor de la derecha. El sondeo de 40dB. para EL PAÍS publicado este lunes prevé que el partido de Abascal logrará de 13 a 14 diputados en las Cortes valencianas, que serían imprescindibles para que el PP, al que el estudio pronostica entre 33 a 35 escaños, alcanzara la mayoría absoluta (que está en 50), si bien la encuesta anticipa que la izquierda revalidará por la mínima el Ejecutivo autonómico. Pero si el PP tiene alguna opción de gobernar, esta pasará con Vox.

La dinámica del comienzo de la campaña, no obstante, evidencia el tira y afloja entre el PP y Vox sobre sus posibles acuerdos. De momento, los ultras han empezado a presionar al PP, que opta por hacerse el sueco.

Los populares también quieren pasar de perfil por un asunto que, sorprendentemente, han puesto ellos mismos encima de la mesa. La “derogación del sanchismo”, que Alberto Núñez Feijóo lanzó como lema de campaña en el cara a cara que le enfrentó con Pedro Sánchez en el Senado el 25 de abril, y de la que el PP evita precisar los detalles. El PP no quiere especificar qué leyes de las vigentes son las que derogaría en caso de llegar al poder, más allá de formulaciones genéricas. “Derogar el sanchismo significa que ni uno solo de los despropósitos de esta legislatura va a quedar en pie”, dijo ayer Sémper a preguntas de los periodistas, que citó el “manoseo de las instituciones” por parte del Gobierno en organismos como el CIS o la Fiscalía General del Estado. “Vamos a derogar todas aquellas leyes que han impactado de manera negativa en la sociedad española”, sostuvo Sémper, pero no quiso precisarlas porque serían muchas, dijo. “Necesitaríamos siete ruedas de prensa para enumerarlas”.

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