El anómalo caso del centenario y modernista cine Ideal de Alicante: ni protegido ni reconvertido
Tras seis años sin licencia para transformarlo en hotel y cinco solicitudes para blindarlo como BIC, esta histórica sala sigue cerrada y sin uso
El cine Ideal de Alicante agoniza en punto muerto desde su cierre en 2003. Tras una primera etapa de vaivenes de sus antiguos propietarios, finalmente fue vendido en 2019 a una empresa que lo quiere ...
El cine Ideal de Alicante agoniza en punto muerto desde su cierre en 2003. Tras una primera etapa de vaivenes de sus antiguos propietarios, finalmente fue vendido en 2019 a una empresa que lo quiere convertir en un hotel. Sin embargo, la tramitación de los permisos y licencias administrativas está paralizada. Al igual que su protección como bien de interés cultural (BIC), solicitada en cinco ocasiones y reivindicada principalmente por la plataforma ciudadana Salvem l’Ideal, que quiere que se conserve y se destine a uso público y cultural. Acaba de cumplir cien años, está ubicado en la zona noble del casco urbano, junto al Mercado Central o el Teatro Principal, y es el único superviviente en la ciudad de la época más reluciente de la exhibición cinematográfica como espectáculo de masas. Solo unas mallas verdes que protegen unas cornisas atestiguan que sigue vivo.
Salvem l’Ideal ha organizado este fin de semana una fiesta de aniversario de la sala que nació en 1925, en plena eclosión del cine mudo como principal atractivo del mundo del espectáculo. Tras una tramitación farragosa, el Ayuntamiento de Alicante les permitió exhibir el primer corto que se proyectó en la sala, Tribulaciones, de Harold Lloyd, en una pequeña pantalla situada junto a la fachada del edificio, en la recientemente peatonalizada avenida de la Constitución, con el acompañamiento de una pianista en directo, como en los tiempos clásicos. “Queríamos celebrar el centenario del mejor ejemplo de arquitectura cinematográfica de la Comunidad Valenciana”, cuenta Gonçal Ponç, portavoz de la plataforma, “y reivindicar su protección como BIC, ya que su estructura interna impide cualquier otro uso que no sea cultural”.
A su juicio, la mejor solución sería “que la Generalitat lo compre”, oportunidad que el anterior gobierno autonómico, el del Botànic (basado en un acuerdo entre PSOE, Compromís y Podemos), dejó pasar, “y que se vuelva a reacondicionar como sala de espectáculos”, teatro o sede de la Filmoteca valenciana en Alicante, “o como centro cultural de uso público”. La consejería de Cultura confirma que “no hay ninguna novedad” respecto a un expediente que la secretaria autonómica de Cultura, la alicantina Pilar Tébar, archivó ya en sus actuaciones previas en 2024, solicitadas por Salvem l’Ideal. De nada sirvió un informe de la concejalía de Urbanismo para el aún provisional Catálogo de Protecciones de Alicante, que recomienda la protección integral del Ideal como “inmueble de interés histórico, arquitectónico y urbano”. “Podría estar incluido hasta en la ley de Memoria Histórica”, explica Ponç, “ya que durante la Guerra Civil fue intervenido por el PCE y tras la caída de Alicante, fue eventualmente un centro de internamiento de reclusas”.
Con esa protección consolidada, sentencia Ponç, “el hotel sería inviable”. Aunque la idea del actual propietario, el empresario Trinitario Casanova, cabeza visible del grupo inmobiliario Baraka, es bien distinta. En su web, lo anuncia como futuro hotel boutique NH, con 61 habitaciones, restaurante, terraza chill out y gimnasio. La transformación conllevaría la demolición del interior, donde aún se conserva la sala principal sin butacas, dos anfiteatros volados y las estructuras de los palcos, y la intervención en la fachada. La petición de licencia administrativa, presentada por el Grupo Baraka en 2019, está encallada.
“El edificio del antiguo cine Ideal”, declaran fuentes municipales, “está a expensas de recibir las pertinentes autorizaciones de la Conselleria de Cultura y el Ayuntamiento para llevar a cabo la reforma del inmueble que planteó en su día el propietario”. La constructora anunció en mayo que incluso se querellaría contra el alcalde, Luis Barcala (PP), por el bloqueo. Este diario ha tratado de ponerse en contacto con Baraka, sin conseguir respuesta.
“El caso de Alicante es anómalo, es muy extraño que no haya una decisión clara para recuperarlo”, afirma Jesús Ángel Sánchez García, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y coordinador del inventario de salas de cine para el nuevo Plan Nacional de Arquitectura Contemporánea del Ministerio de Cultura.
Sánchez García recopila los cines “con valores arquitectónicos que aún subsisten” en todo el territorio nacional “y el Ideal es uno de los mejor valorados”, sostiene. Entre otros motivos, por su “excepcional” foso de orquesta, previsto para los espectáculos que precisaran música en directo.
Nacido como Ideal Cinema en 1925, lleva la firma del arquitecto Juan Vicente Santafé. Se estrenó con un pase de, según la invitación inaugural, la “sensacional película en cinco partes” El maldito dinero, protagonizada por Gladys Hulette y Creigton Hale, que probablemente es una cinta perdida titulada originalmente For sale y dirigida por Fred E. Wright en 1918. Junto a ella, las Tribulaciones de “el simpático ÉL”, como se conocía entonces a Harold Lloyd.
“Por toda España hay muchos ejemplos de inmuebles recuperados y en buen uso”, destinados en su mayoría “a funciones de cine o teatro, o también a centros culturales” y en una porción menor, “a otros usos”, cuenta el especialista. Nacidos en la década de los 20 del siglo pasado, responden a “una tipología de salas polivalentes” en las que se programaba “teatro, zarzuela y variedades” y en las que “el cine cobraba cada vez más protagonismo”.
Una ley de 1913 zambulló a estas infraestructuras, rehabilitadas o nuevas, en la modernidad. “Se construían con estructuras de hormigón armado, con soluciones de configuración interior que permitían grandes aforos”, como el del Ideal, que rozaba las 1.500 butacas. “Las salas eran más cómodas, con vestíbulos, pasillos, puertas de evacuación y escaleras más anchas”. En apenas una década, se adaptarían rápidamente a las exigencias técnicas del cine sonoro. “Contribuyeron a hacer ciudad”, continúa Sánchez García, “las estructuras, las carteleras, las luces atraían a los espectadores en una época en la que aún se paseaba por el centro urbano”.
Fuera de las grandes capitales, entre los ejemplos más relevantes de la época, el catedrático de la USC destaca el Teatro Ideal de Calahorra, el Teatro Palacio Valdés de Avilés, el Gullón de Astorga, el Darymelia de Jaén o el Villamarta de Jerez, todos recuperados para fines escénicos. Otros recobran vida como centros culturales, como “el cine Central de Cartagena o el Palacio de la Música de Madrid, actualmente en obras”. Y un pequeño porcentaje se destina a discotecas, bingos, oficinas bancarias o tiendas de ropa. Y últimamente, a hoteles, “como el bellas Artes de San Sebastián, un cine pionero, de 1914, que han reformado” con importantes intervenciones hasta en la fachada. “Falta una protección urbanística eficaz para salvaguardar estos inmuebles”, lamenta Sánchez García.