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Benidorm se lanza contra los escaparates obscenos y soeces

El Ayuntamiento inicia una campaña de inspección comercial contra la exposición de artículos con contenido sexista y ofensivo

En los escaparates de muchos bazares y pequeñas tiendas del centro de Benidorm y la conocida como zona guiri es habitual encontrar imanes con motivos de carácter sexual, camisetas de mensajes subidos de tono en inglés y español o un amplio surtido de suvenires como tazas y abridores que muestran más contenidos obscenos. Para muchos visitantes estos productos forman parte del “folclore” de unas vacaciones en España o son un reflejo de la esencia kitsch de la capital de la Costa Blanca; para otros, sin embargo, suponen un motivo de incomodidad e incluso de rechazo.

Consciente de esta situación, el Ayuntamiento de Benidorm, gobernado por el PP, ha decidido dar un paso al frente y ha iniciado una campaña informativa dirigida a los establecimientos que exhiben este tipo de artículos en sus escaparates y regentados en su mayor parte por paquistaníes. El objetivo es claro: poner fin a la exposición pública de productos que contengan mensajes vejatorios, de carácter homófobo, sexista, racista, soez o con contenido sexual explícito.

En el escaparate de una céntrica tienda se pueden ver camisetas con lemas como Enjoy my cock (Disfruta de mi polla) o Old pussy is better than no pussy (Un coño viejo es mejor que ninguno), junto a camisetas con el nombre de jugadores de fútbol como Lamine Yamal, entre otros artículos situados en primera fila, de manera muy visible.

El concejal de Comercio, Javier Jordá, explica que la medida responde tanto a razones legales como a la necesidad de proteger la imagen de la ciudad: “Se han venido detectando determinadas actuaciones de actividades comerciales que pueden considerarse irregulares a la luz de la normativa reguladora de publicidad y de la protección del menor”, señala.

Además de estas normativas de ámbito general, la propia Ordenanza Municipal número dos, en su artículo tercero, prohíbe de manera expresa la exposición de productos que puedan herir la sensibilidad moral de las personas. “La mayoría de estos artículos entran en esa categoría”, insiste Jordá, quien recuerda que la normativa no solo se centra en lo ético, sino también en lo preventivo: “Se trata de evitar que menores de edad o colectivos vulnerables queden expuestos a mensajes ofensivos en plena vía pública”.

La campaña, que se ha iniciado a modo informativo este martes en una veintena de comercios, tiene una petición clara: retirar de forma inmediata cualquier artículo que incluya mensajes ofensivos de sus escaparates ya que en el interior de los establecimientos no se pueden limitar. En caso de no cumplir con la indicación, el Ayuntamiento advierte que se abrirán expedientes sancionadores contra los titulares. “No queremos llegar a ese punto, pero debemos garantizar que se respeta la normativa y que se proyecta una imagen adecuada de la ciudad”, explica el edil.

Aunque la ordenanza contempla multas de 1.500 a 3.001 euros en los casos más graves, la iniciativa no se plantea únicamente en clave coercitiva: “Nuestro deseo es que esta campaña sea suficiente para que los comercios dejen de exponer de cara a la vía pública este tipo de artículos y no tengamos que recurrir a sanciones o a medidas aún más restrictivas”, afirma.

El responsable de Comercio ha señalado además que esta iniciativa también es fruto de las últimas reuniones mantenidas con representantes de la asociación de comerciantes locales AICO, en las que el Consistorio avanzó estas medidas de inspección.

Entre algunos residentes la medida ha sido bien recibida: “Yo vivo en el centro y cada día veía más camisetas con mensajes machistas en los escaparates. Me parece bien que se regule, porque Benidorm no puede dar esa imagen”, apunta una vecina.

Los turistas, en cambio, muestran opiniones divididas. Mientras algunos consideran que estos artículos forman parte del ambiente festivo y no deberían tomarse tan en serio, otros coinciden en que son innecesarios y de mal gusto. “Una cosa es una broma y otra es la falta de respeto. Al final esto habla de la cultura del lugar que visitas”, comenta una visitante belga.

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