Se busca oposición valenciana (preferiblemente viva)
La izquierda debe sentarse en la sillita de pensar y comenzar a planear su futuro. De lo contrario, puede volver a pasar una buena temporada sentada, pero en la oposición
Hace apenas un año, el alicantino Carlos Mazón se convertía en president de la Generalitat Valenciana, tras ocho años de gobierno del Botànic, un período político marcado por el fuerte cariz institucional de Ximo Puig y por sus tira y afloja con Mónica Oltra y la facción más valencianista de la coalición. Hoy, a golpe de Tik Tok y haciéndose valer de una comunicación digital disruptiva y simpática entre quienes no siguen la política, este discípulo de Zaplana comienza a afianzar una nueva hegemonía azul en la Comunitat Valenciana…¿O es que nunca la perdieron y todo fue un sueño de Resines, como en el final de Los Serrano?
Un 9 d’Octubre como hoy, pero de 1238, las tropas de Jaume I entraban en la ciudad de València. Hoy, sin tropas, con un autogobierno diluido y con los mismos problemas identitarios de siempre, al hace un año desconocido Mazón lo conocen el 70% de los valencianos, según datos de Lápiz Estratégico Consulting para Levante-EMV.
A Mazón le sigue en popularidad —con un 55,7%— el síndic de Compromís Joan Baldoví, conocido por sus magníficas y acaloradas intervenciones en el Congreso y en medios como La Sexta. No obstante, desde que volvió al Cap i Casal, se le nota cansado, casi podríamos decir que exhausto. El cambio de liderazgo en Compromís se antoja complicado, con el posible retorno de Oltra en stand by —guerra judicial mediante— , la marcha del alcalde Joan Ribó y el aterrizaje de Marzà en Europa. Así pues, no parece que Baldoví tenga un sustituto claro y, pese a que la marca Compromís resiste, se muestra bunkerizada, incapaz de generar nuevos liderazgos. Su incidencia en el debate público es cada vez más irrisoria.
En las filas socialistas, tampoco podemos calificar de “exitosa” la estrategia de creación de marca política de la ministra y lideresa del PSPV Diana Morant, a la que apenas conocen el 27,8% de los valencianos, un porcentaje inferior al que tienen el exvicepresident Vicente Barrera (36,1%) o la alcaldesa de València María José Catalá (56,1%). La ministra, que hace ocho meses prometía que el retorno de la izquierda al carrer de Cavallers iba a ser coser y cantar, no tiene el protagonismo que buscaba, atrapada entre sus responsabilidades en la Villa y Corte y unas Corts Valencianes de las que no forma parte como diputada autonómica. Con el otrora Molt Honorable en París trabajando para la OCDE, los socialistas tienen que recuperar la batuta de la oposición y mostrarse contundentes en la defensa de una financiación mejor para los valencianos.
Lo cierto es que, pese a que las encuestas sólo sean fotos del momento político, las tendencias parecen apuntalarse en las encuestas del 9 d’Octubre. Así pues, si hoy se celebrasen elecciones, PP y VOX (44 y 12) sacarían 13 escaños a PSPV y Compromís (32 y 11, respectivamente), según datos de Sociométrica para el Partido Popular. La mayoría absoluta se sitúa en los 50 escaños. Los populares subirían cuatro y Vox perdería uno. Los socialistas ganarían uno y Compromís se dejaría cuatro. Podemos, por otro lado, se quedaría a casi 2 puntos de entrar en Les Corts. La misma tendencia muestra la encuesta del Levante EMV, con un PP en 46 diputados, Vox en ocho, el PSPV-PSOE 34 y Compromís, 11.
Decía Kennedy que “cambiar es ley de vida”, y que “quienes sólo miren al pasado o al presente perderán el futuro”. Hoy más que nunca la izquierda debe sentarse en la sillita de pensar y comenzar a planear su futuro. De lo contrario, puede volver a pasar una buena temporada sentada, pero en la oposición. A la izquierda valenciana, como cantaba La Oreja de Van Gogh, le falta un poco de valor para confesar que duerme sin sueño y se levanta sin motivos. Es el momento de recuperar el valor, las agallas y la valentía que la pusieron en la calle Cavallers. Y mañana puede ser tarde.