La crónica

El quiebro de Vicente Barrera y el sillón oficial de Llanos Massó

El exvicepresidente valenciano sale de su silencio tras dar mucho que hablar por su actitud ante el gran jefe Abascal

La presidenta de Les Corts Valencianes, Llanos Massó (Vox) conversa con Vicente Barrera antes de la votación de la Ley de la Concordia y en el día que fue destituido, el pasado jueves.Mònica Torres

Para el extorero y exvicepresidente valenciano Vicente Barrera el pasado lunes fue un buen día. Por la mañana, presentó el primer circuito de novilladas en la Comunidad Valenciana, alimentado con 300.000 euros de dinero público, para vertebrar la autonomía y cumplir con una promesa que hizo nada más tomó posesión del cargo de vicepresidente primero y consejero de Cultura: rescatar la tauromaquia del “...

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Para el extorero y exvicepresidente valenciano Vicente Barrera el pasado lunes fue un buen día. Por la mañana, presentó el primer circuito de novilladas en la Comunidad Valenciana, alimentado con 300.000 euros de dinero público, para vertebrar la autonomía y cumplir con una promesa que hizo nada más tomó posesión del cargo de vicepresidente primero y consejero de Cultura: rescatar la tauromaquia del “sectarismo”. Por la tarde, el Ayuntamiento de Valencia aprobó la celebración de encierros infantiles simulados en Ciutat Vella, a partir de una propuesta que él mismo formuló como vecino con un objetivo: que los niños conozcan el mundo del toro jugando, una versión personal y autóctona de la máxima clásica de Horacio “prodesse et delectare”, enseñar deleitando.

Cuatro días después, la alegría se tornó en tristeza. El jueves fue un mal día para Barrera. Se le vio junto al jefe de filas de Vox sin la apostura habitual del diestro. Santiago Abascal estaba anunciado el fin de los pactos autonómicos del Gobierno con el PP, mientras el aún vicepresidente escuchaba con el polo por fuera, los brazos cruzados, cabizbajo. Saltaba a la vista su incomodidad. Cuando el gran líder acabó y buscó a los suyos para fundirse en manos y abrazos, Barrera se reveló con una suerte de quiebro del tercio de banderillas y le clavó tan solo unas palmaditas en las musculadas espaldas de Abascal. El lance fue muy comentado en las redes sociales. Muchos vieron en el gesto la actualización de otro clásico, este más español, la cobra de Bisbal a Chenoa.

No fue para tanto, pero sí que evidenció el malestar del vicepresidente y su oposición a la decisión del jefe. Pecata minuta. Nada, nada, “es normal que estuviese triste”, pero era “por la decisión del PP de poner fin a un Gobierno” que estaba funcionando, afirmó el responsable de Vox en Bruselas Jorge Buxadé. En la Generalitat, Barrera y el presidente valenciano, Carlos Mazón tenían muy buen rollo, como admitieron ambos. Nada que ver con la tensa relación entre la alcaldesa de Valencia, la popular María José Catalá, y el teniente alcalde Juan Manuel Badenas, de Vox. Barrera es una persona disciplinada y obedeció la orden, como ya hizo cuando el líder de la ultraderecha se empeñó en que dejara sus diversas empresas y negocios y fuera la cabeza visible de la formación en el Consell.

El exmatador estuvo un día en silencio, de duelo. No es para menos. No emitió ningún mensaje sobre la actualidad política hasta ayer, sábado, en su cuenta de X (antes Twitter). Volvió al redil, a mostrarse como un educado caballero español, según se mire, y dio las “gracias a S. Abascal Presidente de mi partido” y también “al Presidente de la Generalitat, C. Mazón por su apoyo y confianza”. “Ha sido un año de lucha para cambiar las cosas y devolver la libertad a los ciudadanos de la CV. Eternamente agradecido”, añadió antes de tener unas palabras de agradecimiento a su equipo “que tanto” le ha ayudado, incluyendo “altos cargos, eventuales, conductores, secretarias, personal funcionarial y administrativo o vigilantes”. Todos ellos se han ido a la calle porque, según la razón esgrimida, el PP pactó con el Gobierno acoger en la península a casi 400 niños migrantes sin acompañantes que cruzaron el mar para huir de su país.

El proceder de Barrera poco tiene que ver con el de su correligionaria Llanos Massó. La presidenta de las Cortes Valencianas, en virtud del acuerdo entre el PP y Vox, no ha dejado de tuitear y retuitear, como se decía antes de la llegada de Elon Musk a la globosfera, los mensajes de Abascal y la dirección sobre la decisión. No piensa en bajar del coche oficial, con el que se desplazó a la ya famosa reunión del partido en Madrid (lo que ha criticado la diputada de Compromís, Isaura Navarro), porque su cargo es institucional y no gubernamental, no político, según el argumentario personal y oficial. Y Vox no cambia sillones por principios, según reza su lema.

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