La importancia del factor humano en la cafetería de un instituto
Los profesores del Luis Vives de Valencia rechazan la decisión de la Consejería de retirar la concesión de la cantina a una familia tras 40 años, sin contar con la opinión de los alumnos y los docentes
Quién no guarda un recuerdo asociado a un olor o un sabor. O a la voracidad adolescente con que se devoraba un bocadillo de tortilla de patata con allioli, entre clase y clase. Estos últimos días, antiguos estudiantes del histórico IES Luis Vives de Valencia están evocando en chats y redes sociales aquel bocata con una mezcla de nostalgia e indignación. El motivo es el cambio en la concesión de la cafetería del instituto, todo un lugar de encuentro y de recuerdos para muchos. Después de 40 años, la fam...
Quién no guarda un recuerdo asociado a un olor o un sabor. O a la voracidad adolescente con que se devoraba un bocadillo de tortilla de patata con allioli, entre clase y clase. Estos últimos días, antiguos estudiantes del histórico IES Luis Vives de Valencia están evocando en chats y redes sociales aquel bocata con una mezcla de nostalgia e indignación. El motivo es el cambio en la concesión de la cafetería del instituto, todo un lugar de encuentro y de recuerdos para muchos. Después de 40 años, la familia Lafuente ya no seguirá alimentando a centenares de adolescentes con su bonhomía y buen rollo, según coinciden los comentarios compartidos. La consejería de Educación sacó a concurso la concesión de la cantina y lo ganó una empresa más grande, encargada también de otras cafeterías. El factor humano no entró en el baremo.
De modo que Javier Lafuente ya no está detrás de la larga barra de la cantina en este inicio de curso, con su ingenio, sus bromas, su facilidad para escuchar y ser confidente tanto del alumno como del profesor, y su memoria de elefante, capaz de relatar con detalle anécdotas protagonizadas por los padres que ahora llevan a sus hijos al mismo instituto.
Un centro que pronto cumplirá dos siglos y en el que estudiaron los escritores Vicente Blasco Ibáñez o Max Aub, del que se suele citar eso de que uno es de donde estudió el Bachillerato; la maestra republicana Alejandra Soler, pionera en la lucha estudiantil reavivada en aquella Primavera valenciana de 2012 contra los recortes que estalló en el Vives, o el cantante Nino Bravo, del que este año se cumple el 50 aniversario de su muerte. Ubicado en pleno centro de Valencia, frente a la Estació del Nord, es un referente en la ciudad y el decano de los institutos valencianos de secundaria.
Ahora, sus profesores han dado un ejemplo de solidaridad en una inusual acción con la emisión de un comunicado en defensa de un trabajador, que no es docente, y el inicio de una campaña en Charge.org para denunciar la situación y captar ayudas para Javier. Ya llevan casi 1.500 en apenas un par de días.
“La comunidad educativa del IES Luis Vives de Valencia manifiesta su disconformidad con la decisión de la Consellería de Educación de quitar la concesión de la cafetería del instituto a la familia Lafuente, al frente de la misma desde hace más de cuarenta años. Sin poner en cuestión la legalidad del proceso, queremos dejar claro que los criterios de selección pueden ser legales, pero cuestionables por injustos, basados sobre todo en aspectos económicos y sin pedir opinión en la comunidad educativa del centro, principal afectada, después de la familia Lafuente, por esta decisión”, explica el primer párrafo del comunicado.
“Pedimos una reconsideración por parte de la Administración educativa para que situaciones injustas como estas se puedan corregir. Nos sorprende cómo se deja de lado un punto tan importante como la calidad y excelencia del servicio y producto ofertados; no queremos seguir la “tradición” de otros centros donde, al final, las cafeterías han sido sustituidas por máquinas expendedoras. Es evidente que un particular no puede competir con una gran empresa, en una lucha de David contra Goliat”.
Y continúa el escrito: “Tampoco se ha pensado en la situación desamparada de la familia del bar, especialmente en el caso de Javier Lafuente, abocado al paro para ser autónomo. Ni se han tenido en consideración la antigüedad o la opinión del centro y de sus usuarios, profesores, padres y alumnos, especialmente estos, que pueden ver peligrar la calidad y el buen trato del servicio ofrecido por la familia Lafuente”.
“Curiosamente, el primer punto de la licitación habla de “promover el servicio de bar cafetería en los centros docentes para la comunidad educativa… Además de facilitar un lugar de encuentro, socialización y descanso en su actividad diaria”; es decir, el que siempre ha sido el bar del Vives, lugar de celebración de chocolatadas, horchatadas, graduaciones, etc.
“Leyes, normas y reglamentos no son, como sabemos, inamovibles y sí interpretables, de ahí la existencia de abogados y jueces. Cuando se da la mera aplicación de una ley sin tener en cuenta más consideraciones, se produce con frecuencia una injusticia, al menos ética, como el caso que nos ocupa. Es de sabios rectificar… y es esto el que queremos hacer ver y solicitamos. Vivimos, afortunadamente, en un país como el nuestro, gracias a la crítica y denuncia de leyes que en su momento no se ajustaban a cánones sociales y éticos.
“En definitiva”, concluyen los profesores, “pedimos que la Consellería reconsidere el proceso de baremación, teniendo en cuenta la opinión de la comunidad educativa afectada, la antigüedad de años de servicio y las circunstancias de los afectados”.