Un rompecabezas de tráfico sin resolver en pleno centro comercial de Valencia

El nuevo gobierno del PP encarga una auditoría para quitar uno de los dos carriles al transporte público y devolvérselo al vehículo privado en la calle Colón, eje de compras de la capital

El tráfico en la calle Colón de Valencia, con dos carriles para el transporte público, uno para el vehículo privado y el anillo ciclista.Mònica Torres

El PP aterrizó en el Ayuntamiento de Valencia tras ganar las elecciones del 28-M con una enmienda a la totalidad a muchos de los proyectos del anterior gobierno de Compromís y PSPV-PSOE. Y una de los primeras reversiones de su lista es la remodelación de la calle Colón, una de las principales arterias comerciales de la capital. La reforma, muy polémica para vecinos y comerciantes, ha reducido el tráfico en 9.000 vehículos d...

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El PP aterrizó en el Ayuntamiento de Valencia tras ganar las elecciones del 28-M con una enmienda a la totalidad a muchos de los proyectos del anterior gobierno de Compromís y PSPV-PSOE. Y una de los primeras reversiones de su lista es la remodelación de la calle Colón, una de las principales arterias comerciales de la capital. La reforma, muy polémica para vecinos y comerciantes, ha reducido el tráfico en 9.000 vehículos diarios. Ahora, el gobierno de María José Catalá ha anunciado un nuevo rediseño, con la supresión de uno de los dos carriles de bus y taxi y el acceso directo al tráfico privado por la plaza Porta de la Mar (ahora hay que rodear una manzana para incorporarse a la calle). El nuevo gobierno encargará una auditoria que identifique los puntos negros pero no se tomará ninguna medida “sin consenso”. La oposición teme que los retoques alteren toda la política de peatonalizaciones y el impulso al transporte público del anterior gobierno a meses solo de que Valencia ejerza de capital verde europea.

La alcaldesa María José Catalá garantizó que su gobierno no decidirá nada sin un consenso previo y que la auditoría abordará precisamente “los puntos negros a corregir” de una remodelación que, sostienen, se hizo de forma improvisada por el anterior gobierno de Joan Ribó. “Queremos escuchar antes de tomar una decisión a vecinos, comerciantes y técnicos”, explican en el PP.

Los cambios acometidos en 2020 en esta famosa calle de Valencia, con el metro cuadrado de suelo de los más caros de la ciudad y las franquicias más conocidas del país, han sido polémicos. La restricción al vehículo privado contrarió a vecinos y comerciantes del casco antiguo, pero el entonces concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, de Compromís, la defendió al asegurar que un 60% de los coches que rodaban por esa vía la utilizaba como ronda de paso. Después de la reversión, por la calle pasaron de circular 500 autobuses diarios a 850. Es la calle mejor comunicada de la capital, si se tiene en cuenta la estación de metro, que es la segunda en número de viajeros de toda la red. El tráfico particular de 16.000 coches diarios a los 7.000 actuales.

Se dejó solo un carril para el tráfico privado y se obligó a que diera un rodeo para incorporarse a Colón en lugar de hacerlo directamente como antes. Pero los giros a la izquierda de los vehículos, que debían salvar el anillo ciclista con dos direcciones y los pasos de peatones, no se resolvieron bien, según expertos en seguridad vial consultados por este diario, porque en Colón conviven peatones, transporte público, tráfico privado, bicicletas y patinetes. Todo un desafío.

El auditor en Seguridad Vial Andrés Romera hizo el año pasado un informe a título voluntario con los tramos de concentración de accidentes de la remodelación y, transcurrido un año, insiste en que “en ninguna capital de las que yo conozco tiene dos carriles para el bus. Con uno es suficiente por mucho transporte que haya. En Valencia no hay la misma intensidad [de tráfico] que pueda haber en Madrid y allí no hay ningún doble carril. Colón sería equiparable al núcleo de la Gran Vía y en ese punto solo hay uno”. El experto sostiene que darle solo un vial al coche dificulta todos los giros, a derecha o izquierda: “La movilidad se restringe y la gente se empieza a poner nerviosa y comete fallos porque en seguridad vial el factor humano es muy importante. Darle dos carriles al tráfico privado permitiría hacer los giros en un carril y que continúe la circulación en el otro sin presión ni estrés para los conductores”.

El director del Instituto de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (Intras) de la Universitat de València, Francisco Alonso, añade que la remodelación no ha sido exitosa porque hay muchos conflictos. “Existe una sensación subjetiva de riesgo, de intranquilidad entre los usuarios”, apunta el experto, a quien obligar a los coches a dar un rodeo para acceder a Colón por una calle lateral aumenta los tiempos de conducción y la contaminación. “Hay que hacer un estudio en profundidad de la zona y su entorno, teniendo en cuenta que la prioridad es el peatón y el transporte público”, plantea Alonso.

Panorámica de la calle Colón de Valencia, una de las principales arterias comerciales de la capital, con dos carriles reservados para el autobús, uno para los coches privados, y el anillo ciclista. Mònica Torres (Mònica torres)

La presidenta de la Asociación de vecinos de Pla del Remei-Gran Vía, una zona céntrica con unos 16.000 residentes, Sonia Ferrandis, no se anda con paños calientes y asegura que la reforma no ha funcionado: “Dar dos de tres carriles al bus y al taxi ha sido excesivo, además del embudo de tráfico que provoca el que no se pueda acceder directamente desde Porta de la Mar a Colón. A raíz de eso, la Gran Vía Marqués del Turia se ha sobrecargado de tráfico”, describe. La dirigente vecinal incide en la peligrosidad de los giros a la izquierda de los vehículos privados en las intersecciones con Felix Pizcueta y Hernán Cortes (adyacentes a Colón). Asociaciones de taxistas defienden, sin embargo, los cambios de 2020 porque la circulación se ha vuelto mucho más ágil.

“Son tiempos de reverdecer la ciudad, no de meterle más coches”, sentencia Giuseppe Grezzi, responsable en el mando anterior de la Movilidad Sostenible y promotor de los cambios de hace dos años en Colón. Es un error acabar con los atascos con más infraestructuras y además los carriles para el vehículo privado se están reduciendo en todo el mundo”, advierte. Para Grezzi sería un error suprimir un carril para el transporte público porque las paradas en Colón tienen una media de uso del 40%, muy por encima del 25% de media de toda la ciudad. “Una vez peatonalizadas las plazas del Ayuntamiento y de la Reina, las líneas tienen que pasar por Colón porque si las llevamos a la Gran Vía, las alejamos de las necesidades de la gente”, apunta de una arteria donde el 8% de los movimientos se realizan en coche, un 6% en bicicleta o VMP, un 60% caminando y un 26% en transporte público.

Los socialistas han anunciado una ronda de contactos con diferentes entidades para abordar la reforma de esta vía, pero advierten que “la movilidad no puede ser un conflicto ni tampoco un retroceso”. “No se pueden tomar decisiones de espaldas a la ciudadanía y eliminar en 2023 un carril de autobús a favor del vehículo privado”, opina la edil socialista María Pérez. “Se traduce en un retroceso en las políticas de movilidad sostenible, en las que nos indica Europa que debemos caminar todas las grandes ciudades”.

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