Las personas migrantes piden paso en la política

La ONG Jovesólides prepara a residentes originarios de otros países para que participen en la vida pública y pide a los partidos que los integre en sus listas

Boutaina El Hadri, gerente de la ONG valenciana Jovesólides y secretaria general del movimiento Fuerza Migrante, y la voluntaria Rahma El Basraoui, ante un mural pintado en el barrio de La Coma (Paterna) dedicado a la diversidad cultural.Mònica Torres

”Llevaba tiempo pensando que la única manera de cambiar la situación de las personas migrantes es participar en la política porque las leyes se hacen en los Parlamentos”, apunta Boutaina El Hadri, gerente de la ONG valenciana Jovesólides, involucrada en movimientos sociales desde siempre y afincada en Valencia más de dos décadas. Después de años sobre el terreno se preguntó por qué hay tan poca representación migrante en los órganos legislativos españoles y concluyó: “No est...

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”Llevaba tiempo pensando que la única manera de cambiar la situación de las personas migrantes es participar en la política porque las leyes se hacen en los Parlamentos”, apunta Boutaina El Hadri, gerente de la ONG valenciana Jovesólides, involucrada en movimientos sociales desde siempre y afincada en Valencia más de dos décadas. Después de años sobre el terreno se preguntó por qué hay tan poca representación migrante en los órganos legislativos españoles y concluyó: “No estamos porque pensamos que es difícil llegar ahí y porque además los partidos políticos no nos ven. Y cuando lo hacen nos perciben más como un problema que como una solución”. Cambiar la inercia era importante y en 2019, de la mano de otras dos organizaciones valencianas del tercer sector, El Hadri lanzó la Escuela de Ciudadanía en Valencia para fomentar la participación de personas migrantes en política y hacer cantera. Satisfecha del proyecto, financiado con fondos de la Generalitat valenciana, la gerente ha indagado y no ha encontrado otra iniciativa igual en España.

Como ella misma explica, El Hadri ha participado en muchos movimientos asociativos, en concentraciones y manifestaciones en defensa de estos colectivos, y la sensación es que la situación de la población migrante no ha cambiado, cuesta mucho; mientras, el discurso del odio crece. “Lanzamos la escuela con dos objetivos: formar una cantera porque la preparación de las personas migrantes ha cambiado radicalmente. Siguen habiendo recién llegados que buscan lo básico: documentación, empleo y arraigo; pero hay otras que tienen la vida normalizada y lo que necesitan es poder opinar, decidir y elegir el alcalde de su ciudad”, explica esta activista.

Un pilar importante de la escuela es precisamente abrir las puertas de los partidos políticos a las necesidades de los migrantes y para ello han invitado a sus cargos orgánicos, diputados o concejales a dar charlas. Los alumnos les han podido preguntar por qué hay tan poca representación migrante en las instituciones públicas valencianas y cómo podían acceder a ellas y a sus organizaciones. También los han sentado —a todos menos a Vox— a debatir sobre sus políticas de migración y han elaborado una lista de 15 reivindicaciones que presentarán a finales de enero en un gran acto público. En la última edición de la escuela extendieron la invitación a políticos de origen migrante para que los alumnos vieran que es difícil, pero no imposible, y hay gente que ha dado el paso. La escuela lleva tres ediciones y por el aula han pasado 150 personas.

En la Comunidad Valenciana, después de ocho años de gobierno del Botànic, solo hay una diputada de origen migrante, Irene Gómez, nacida en Perú, de Podemos. “Los partidos políticos tienen que hacer autocrítica, sobre todo, las formaciones de izquierda, con un discurso más abierto y a favor de la diversidad”, plantea. Los políticos se han comprometido a incorporar las reivindicaciones del colectivo (mejoras en alquileres, empleo y sanidad, entre otras) en sus programas electorales, y también a tener en cuenta la incorporación de migrantes en las candidaturas al 28-M o en responsabilidades de Gobierno.

“La escuela ha hecho un trabajo brutal y me consta que muchos partidos han tenido un debate interno sobre esta cuestión y están viendo cómo avanzar. El 15 de enero [hoy domingo] acaba el plazo para que los migrantes, cuyos países de origen tengan convenios con España, puedan inscribirse y votar en las elecciones municipales de mayo. Las personas con NIE son más de 50.000 en la Comunidad Valenciana, según la gerente de Jovesólides, pero calcula que son unas 200.000 las personas de origen migrante que podrían ejercer el derecho de sufragio si se añaden los nacionalizados. “Creo que son muchos votos y me ha sorprendido gratamente que partidos como Podem, PSPV, Compromís o el PP hayan lanzado campañas para fomentar el voto entre las personas migrantes”, explica. En septiembre pasado crearon el movimiento Fuerza Migrante como un paso más hacia la representación de los migrantes en la política.

Rahma El Basraoui, voluntaria de 52 años, de origen marroquí y con nacionalidad española desde hace dos años, vino hace 20 para estudiar; era licenciada en Derecho Internacional e hizo el doctorado en Valencia. “Desde el primer día hacemos esfuerzos por integrarnos. Hemos elegido venir a vivir aquí, a estudiar y trabajar, y aprendemos el idioma, nos relacionamos con la gente y conocemos una cultura nueva. Sabemos que es una obligación para nosotros pero, a veces, la otra parte no se siente en la necesidad de esforzarse, acercarse y conocernos más”, subraya.

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La diputada en las Cortes Valencianas por UP Irene Gómez, de origen peruano, en la tribuna del hemiciclo.

Irene Gómez, diputada en las Cortes Valencianas desde 2018 por Podem, nació en Callao (Perú) hace 59 años. Era abogada en su país, pero decidió salir de allí a los 28 años y después de un periplo por Italia, aterrizó en Barcelona, Valencia y más tarde en Castellón, la circunscripción por la que se presentó a las elecciones autonómicas. Hacía mucho activismo social en defensa de las mujeres migrantes y una cosa llevó a la otra. Como explica ella misma, es la única diputada de origen migrante, mujer y racializada. “La sociedad no está realmente reflejada en las instituciones. No estamos acostumbrados a que en los Parlamentos, donde se toman decisiones importantes, haya esa diversidad social de la calle”, lamenta. Un estudiante francés que hizo sus prácticas haciendo seguimiento de su trabajo, concluyó que el número de iniciativas parlamentarias relacionadas con la migración había crecido de forma apreciable desde su llegada al Parlamento autonómico. “No hemos avanzado mucho, porque de 99 parlamentarios que somos, solo estoy yo. Hace falta que los partidos incluyan esa diversidad en sus candidaturas y para se precisa mucha pedagogía”, apostilla.

El diputado y secretario de Organización del PSPV-PSOE, José Muñoz, fue uno de los invitados a la Escuela de Ciudadanía y la experiencia le pareció muy interesante. Saca pecho porque las grandes regularizaciones de inmigrantes se dieron con gobiernos de su partido, también la recuperación de la tarjeta sanitaria, pero admite que falta una mayor apertura de los partidos. Carles Esteve, parlamentario de Compromís, conocedor de la escuela, también hace autocrítica: “Cuando tienes un porcentaje tan amplio de personas migrantes en tu sociedad, si no tienes en tu organización una representación más o menos similar, es que no estás sabiendo interpelar a personas que tienen unas vidas complejas”. La formación valencianista “tiene muy clara la necesidad de un cambio en la política de acogida” de migrantes. “Y también tenemos que mirar hacia dentro para ver en qué fallamos para que se incorporen”.

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