Vivood, la startup que reseteó la idea de hotel y lujo en España

Daniel Mayo creó el primer hotel paisaje. Hoy dimite como director del mismo para impulsar su expansión por España y Portugal

Alfonso Calza

El 1 de enero de 2014, a primera hora, la contrata encargada de la limpieza en las calles de Valencia era la única dispuesta a interrumpir el silencio post Nochevieja. Sus vehículos barredores apenas encontraban obstáculos y hasta podían subirse por las aceras. Uno de los pocos transeúntes con los que se toparon, dispuesto a hacer de aquel miércoles un día más, fue el arquitecto Daniel Mayo (Segovia, 36 años). Había llegado a la ciudad pocos meses antes con un proyecto de casas plegables de madera. Esa era la idea de negocio que había cautivado a los responsables de ‘Lanzadera’, la aceleradora...

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El 1 de enero de 2014, a primera hora, la contrata encargada de la limpieza en las calles de Valencia era la única dispuesta a interrumpir el silencio post Nochevieja. Sus vehículos barredores apenas encontraban obstáculos y hasta podían subirse por las aceras. Uno de los pocos transeúntes con los que se toparon, dispuesto a hacer de aquel miércoles un día más, fue el arquitecto Daniel Mayo (Segovia, 36 años). Había llegado a la ciudad pocos meses antes con un proyecto de casas plegables de madera. Esa era la idea de negocio que había cautivado a los responsables de ‘Lanzadera’, la aceleradora de empresas de Juan Roig, como para seleccionarle en su primera hornada de emprendedores. Pero aquel primer día del año, aquella mañana, el joven que había encandilado con esa misma idea a instituciones, fundaciones y hasta al mismísimo Príncipe Carlos de Inglaterra, llegó muy pronto a la oficina “por dos razones. La primera, porque ni siquiera tenía internet en casa. La segunda, porque el fondo de inversión Angels, también de Roig, quería invertir en la idea de negocio y yo no sabía cómo explicarles que el proyecto debía cambiar por completo”, recuerda para EL PAÍS.

En cuestión de semanas, Vivood se presentó en Fitur. Lo hizo todavía como la startup que ofrecía casas desmontables de madera, aunque sus inversores ya habían sido informados del cambio de rumbo: “cuando hablaba del proyecto, a la gente no se le iluminaba la cara ante la posibilidad de montarse una casa en la montaña, sino de vivir la experiencia. Querían estar ahí, desconectar, disfrutar, descansar y formar parte del paisaje, pero como si fueran a un hotel. ¿Y si podíamos crear algo así como un hotel paisaje?”. Mayo pivotó hacia esta perspectiva y convenció a sus inversores con una condición: “tenía que encontrar el lugar, unos 100.000 metros cuadrados en plena naturaleza y que nos permitieran edificar y abrir en poco más de un año desde la compra”. Primero, hubo que elegir dónde: “pensamos en cualquier parte, pero el lugar privilegiado era la provincia de Alicante, una de las más montañosas de España, con uno de los aeropuertos más importantes y cerca del mar. Me quedaban tres meses para que mi año en Lanzadera acabase, así que me reuní con la mitad de los ayuntamientos de la provincia para dar con un terreno edificable de estas características. Algunos se implicaron mucho, pero ese terreno, a un mes de acabarse el tiempo, sencillamente, parecía no existir. Como estaba desesperado, entré en una de las webs típicas de venta y alquiler de viviendas entre particulares… y allí apareció”.

‘Se vende antiguo zoológico abandonado’. Ese era el anuncio y una foto llamó la atención de Mayo: “¡se veía una alcantarilla! Parecía que podíamos edificar rápido (abrió 12 meses después)”. Recuerda “perfectamente” su primera visita, en la que comprobó que, tras seis años cerrado, “la naturaleza se había apoderado de las edificaciones y jaulas. Sin embargo, fui consciente de que era el lugar. Tan perfecto que daba miedo”. Ese lugar hoy es una referencia del lujo contemporáneo en hotelería. Un hotel paisaje de 35 suites y villas independientes en Benimantell, en el valle de Guadalest. 85.000 metros cuadrados y 85% de ocupación en todo 2021, “lo cual supone un lleno técnico. La Covid, de hecho, nos permitió parar y hacer mejoras”. Y mucho más que eso, porque el contexto de la pandemia les posicionó todavía mejor como una experiencia de lujo, en plena naturaleza y sostenible: desde la aerotermia a la red de placas solares, incluyendo el volumen y cromatismo de los materiales de construcción (desde el pueblo, las villas pasan desapercibidas) hasta abastecerse de los productos locales para su restaurante o que la mayoría de sus trabajadores sean vecinos de la comarca.

Se cumplen siete años de su apertura y Vivood está listo para cumplir con su hoja de ruta: una vez testado el modelo, con unos beneficios constantes y crecientes, “ha llegado la hora de expandirse”. Mayo dimitió esta misma semana como director del que, en poco tiempo, pasará a conocerse como su primer hotel. Además de arquitecto y promotor, había ejercido este rol desde la inauguración: “de alguna manera vuelvo a aquellos días de 2014 en que vi tan claro el modelo. No quería diseñar un hotel que no fuera a gestionar yo. No iba a gestionar un hotel que no hubiera diseñado desde su origen. Estamos preparados para abrir tres hoteles los próximos cinco años (España, Portugal y sus islas son el objetivo). He aprendido mucho durante este tiempo y he podido contratar a profesionales de máximo nivel. Todo vuelve a empezar, pero después de todo lo vivido, va a ser una gozada”.

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