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AirHopping, el interrail aéreo que sobrevoló la covid

La startup ha reformulado la manera de viajar de miles de personas, situando en el centro de la toma de decisión el precio y la combinación de destinos

Carlos Montesinos (i) y Gonzalo Ortega, socios fundadores de Airhopping, en Valencia.Ana Escobar

En abril de 2017, Carlos Montesinos y Gonzalo Ortega tenían 22 y 23 años. Hacía poco que habían definido –tras un 2016 de lanzamiento y probaturas– el modelo de negocio de AirHopping: un interrail de vuelos low cost. “Optar por un enfoque limitado, hacer la herramienta más concreta y sencilla posible era la única forma de encontrar un nicho en un mercado tan competitivo como el de los vuelos internacionales”. A priori, las redes iban a tener un papel clave en un modelo de venta de billetes en el que la decisión de compra se situaba en el precio y las fechas, desde la perspectiva de comb...

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En abril de 2017, Carlos Montesinos y Gonzalo Ortega tenían 22 y 23 años. Hacía poco que habían definido –tras un 2016 de lanzamiento y probaturas– el modelo de negocio de AirHopping: un interrail de vuelos low cost. “Optar por un enfoque limitado, hacer la herramienta más concreta y sencilla posible era la única forma de encontrar un nicho en un mercado tan competitivo como el de los vuelos internacionales”. A priori, las redes iban a tener un papel clave en un modelo de venta de billetes en el que la decisión de compra se situaba en el precio y las fechas, desde la perspectiva de combinar dos o más destinos; al hacerlo, los billetes resultan más baratos que entre dos aeropuertos. Y entonces, aquel mes, probaron algo nuevo para una empresa del sector: “Hicimos un sorteo a través de stories de Instagram y todo explotó. Pasamos de 4 a 35.000 seguidores en cuestión de días. La facturación se multiplicó por 10 y nos posicionamos”. Esa acción promocional, hoy extendida hasta la el hartazgo entre aerolíneas, agencias e influencers, hizo que miles de personas conocieran la herramienta. Así facturaron su primer millón.

En 2018, Angels, la sociedad de inversiones de Juan Roig, compró el 10% de la compañía por 271.000 euros (la startup se incubó en Lanzadera, su aceleradora de empresas). En 2019, vendieron billetes por valor de tres millones. El proyecto iba lanzado y su especialización en redes –desde la creación de contenido, no desde la publicidad– seguía aupándoles tanto que dieron una previsión de resultados que superaba los cinco millones ese 2020. “Pero en marzo todo se vino abajo. El mundo entero dejó de comprar vuelos internacionales”, cuenta Montesinos, quien tuvo la idea de negocio tratando de enlazar un par de destinos por Europa hacía apenas cuatro veranos. “El problema con la pandemia, como para tantas otras empresas, es que no hubo forma de planificarlo. En nuestro caso hablamos de semanas de inactividad y meses de una venta marginal. Nos endeudamos y tratamos de virar el modelo hacia el turismo nacional, más como apoyo a operadores internos y a la espera de una normalidad tardó en llegar”, añade Ortega, el socio tecnológico de este dúo emprendedor. La vuelta a la casilla de salida para AirHopping ha llegado en la primavera de 2022, dos años después de aquella feliz previsión de resultados: “estamos en cifras de 2019, con ocho empleados y una perspectiva que nos permite mirar con tranquilidad el plan de recuperación”.

Aquel golpe de timón en el modelo de negocio hacia rutas y experiencias turísticas nacionales ha desaparecido. “No es donde teníamos una herramienta diferencial, algo que aportar”, comentan. La lógica de AirHopping, lo que ofrece su algoritmo, funciona como el primer día: “cruzamos todos los vuelos entre muchas ciudades y encontramos posibilidades más baratas de regreso, siempre dentro de las fechas escogidas. Además, en lo que nos hemos hecho decisivos con los años de experiencia es en la prescripción, diciéndote a partir del conocimiento que acumula la plataforma que es mejor ir primero de Valencia a Milán, allí pasar equis días, pasar otros en Dublín y que el viaje dure siempre lo que inicialmente habías planeado. Cuando los clientes ven que el precio es inferior a un Valencia Dublín de ida y vuelta, por ejemplo, se abren a esta forma de hacer turismo y repiten”.

Actualmente, AirHopping ha vendido más de 75.000 servicios siendo un proyecto totalmente independiente de turoperadores y multinacionales del sector. La mayoría de los aeropuertos cruzados son europeos, aunque países mediterráneos como Marruecos tienen cierto peso. “Desde la pandemia, Canarias y Baleares se han convertido en un primer o segundo destino habitual. Además, el tipo de cliente ya es de cualquier edad y un tercio reserva el alojamiento con nosotros”, añaden. De este último know how derivado de las pernoctaciones nace el primer spin off de la startup valenciana, Vaina.club, “un outlet de hoteles” que funciona “por suscripción y donde los precios son mucho más baratos”. El modelo, de nuevo, un algoritmo que cruza ofertas de última hora y un lenguaje muy directo en sus redes. “Después de la montaña rusa económica y emocional de 2020 y 2021, o quizá por eso, después de sobrevolar esos momentos difíciles, estamos disfrutando de los resultados tanto o más que al principio. Es un momento bonito”.

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