De cañas con científicos: cómo la levadura de la cerveza podría ayudar a combatir el cáncer

800 investigadores participan en 44 ciudades españolas en la singular iniciativa Pint of Science para divulgar su trabajo en bares como el George Best Club de Valencia o el Manuela de Madrid

Una charla de ciencia en el pub George Best, en Valencia.Mònica Torres

Con unas decenas de personas se abarrota un fin de semana el George Best Club de Valencia, uno de los locales de referencia de la música rock en la ciudad. Sin embargo, quienes se reunieron el lunes en el garito, buscando un hueco donde apretarse, no se congregaban con motivo de la actuación de una banda tributo. Cerveza en mano y rodeados de carteles, como el de la gira promocional del 2000 de Los Planetas, varios científicos hablaron de epigenética, de por qué tene...

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Con unas decenas de personas se abarrota un fin de semana el George Best Club de Valencia, uno de los locales de referencia de la música rock en la ciudad. Sin embargo, quienes se reunieron el lunes en el garito, buscando un hueco donde apretarse, no se congregaban con motivo de la actuación de una banda tributo. Cerveza en mano y rodeados de carteles, como el de la gira promocional del 2000 de Los Planetas, varios científicos hablaron de epigenética, de por qué tenemos resaca o de cómo la misma levadura con la que se crea la cerveza podría ayudar a buscar una cura para el cáncer.

Hasta 800 científicos de distintas instituciones se han movilizado desde el pasado lunes y hasta este miércoles en 44 ciudades españolas para participar en la iniciativa Pint of Science, que pretende divulgar la cultura científica en ambientes distendidos, amigables, tomando unas cañas. Surgida en 2012 en Reino Unido, la combinación festiva y didáctica se ha extendido a 24 países; en España, este actualización del axioma clásico de enseñar deleitando se organiza desde hace cuatro años.

“La idea que todo el mundo tiene de los científicos es que somos gente medio loca, que se pasa los días encerrada en el laboratorio”, explicó Sandra Medrano, inmunóloga y voluntaria del equipo nacional de Pint of Science. “Pero la ciencia no debería ser para unos pocos. Por eso la llevamos a los bares, que es donde está la gente”, añadió.

Los temas de las charlas son muy variados. Así, en el bar Manuela, en el barrio madrileño de Malasaña, el lunes, durante el primer día de festival se habló de la energía nuclear, de la energía oscura que originó el Big-Bang e incluso de lo poco que saben los X-Men sobre evolución. Entre una conversación y otra, se garantizó una ronda de preguntas y la posibilidad de acercarse a la barra para que nadie se quede sin cerveza.

En el bar citado de Valencia, la charla se titulaba Las levaduras no solo hacen pints, son pura science, la científica titular del CSIC del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV), Susana Rodríguez-Navarro, y Lola Serrano Martín, investigadora predoctoral del mismo, disertaron sobre cómo el ser humano lleva jugando con la genética desde el mismo momento en que aprendió a hacer pan, cerveza o vino. La importancia de las levaduras, explicaron las científicas, radica en que no sólo salvaron del aburrimiento a muchas personas durante la pandemia para fabricar cerveza, sino que son un organismo modelo muy útil para la investigación en biomedicina.

Marcos Méndez, del área de biología y conservación de la Unversidad Rey Juan Carlos de Madrid durante su charla en El Manuela, en Madrid, Aitor Sol
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Rodríguez-Navarro se cuenta entre los pocos científicos que pueden decir que han descubierto un gen nuevo. Dicho gen, que su descubridora bautizó como SUS1, se encuentra en todos los organismos vivos y se encarga de hacer modificaciones epigenéticas, esto es, cambios hereditarios causados por la activación y desactivación de genes sin ningún cambio en la secuencia de ADN subyacente del organismo. Uno de estos genes que acompañan el SUS1 resulta ser de los más mutados por el cáncer, estando presente en prácticamente todos los casos. “Recientemente se ha publicado un estudio en el que otros investigadores han identificado unos fármacos que podrían eliminar la patogenicidad que hace que se desarrolle esta enfermedad. Me llena de satisfacción haber contribuido a eso. Con levadura una quizá pueda ayudar algún día a encontrar algún gen que ayude a curar el cáncer”, explicó ilusionada la doctora.

Después de algunas bromas para científicos sobre el etiquetado y composición de un champú “epigenético” y tras una breve pausa, el tiempo justo que tardaron los asistentes en agolparse frente a la barra para pedir otra cerveza, el investigador Carlos Manuel Cuesta Diaz, del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), tomó el relevo para explicar mediante memes la resaca y cuál es la lógica detrás de los controles de alcoholemia. De entre las sustancias recreativas, explica Cuesta, el etanol es una “nimiedad” y, sin embargo, “ha provocado guerras y movido imperios”.

“Vivimos en una sociedad que es muy propensa a hipertrofiar las vías de recompensa cerebral. El etanol tiene un efecto tan grande en las personas debido al consumo abundante. Nos metemos etanol para parar un tren y se reparte en la misma proporción por todo el cuerpo a través del agua en la sangre. Esa es la razón por la que te pueden multar tras haber consumido unas cervezas. Beber es como fumar, no es tanto que disfrutes el alcohol, sino que lo vinculas a un sentimiento de bienestar, a un estado agradable”, explicó el investigador.

Marcos Méndez investiga la biología evolutiva en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Decidió aprovechar sus 20 minutos de micro para demostrar que, para entender de evolución, es mejor dejar de lado a los mutantes de los cómics Marvel. “Os voy a hacer una revelación que os va a dejar palmado. Yo también soy mutante: soy zurdo y de ojos azules”, empezó el profesor. Consiguió ganarse la atención y las risas de los asistentes a los dos minutos de empezar su presentación.

Veteranos de las charlas y las cervezas

Entre el público, formado en su mayoría por aficionados a las ciencias, hubo quien se puede definir ya como un veterano de las charlas con cervezas. Andrés Agustí, estudiante de física de 26 años en la Complutense, participó en su primera edición en España de Pint of Science en 2018. A causa de la pandemia, en los últimos dos años todos los encuentros se celebraron en línea. “Estuvo bien, porque todos los temas son muy entretenidos, sobre todo entre gente del mismo palo como somos los científicos. Pero no es lo mismo, con una cerveza entre amigos es mucho más guay”, señaló.

Andrea Alcozer tiene 25 años y estudia biología. Acudió al evento en Madrid para escuchar la presentación de Méndez, que fue su profesor durante la carrera. Sin embargo, fue la charla sobre la energía oscura de Eusebio Sánchez, investigador del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, que le hizo explotar la cabeza. “Estos temas no tienen nada que ver con mi especialización. Pero pude entenderlo todo. Es ciencia, pero a un nivel más cercano”, comentó al término de la velada.

“Estamos acostumbrados a creer que solo en el extranjero se descubren cosas importantes, pero España es uno de los países que más publicaciones científicas produce”, subrayó Medrano, que se mudó a Alemania para seguir investigando en su ámbito a causa de la precariedad de su trabajo en una universidad madrileña.

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