ANÁLISIS POLÍTICO

Poner fin a las especulaciones sobre las elecciones valencianas

Puig espera sustituir ahora el empuje que aportó Sánchez en 2019 por la fuerza de las decenas de alcaldes y concejales socialistas

El alcalde de Valencia, Joan Ribo (izquierda) y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, este miércoles, en la inauguración de la exposición 'De València a los Goya'.Rober Solsona (Europa Press)

El ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez, el consultor Iván Redondo, reparte consejos, proyecta escenarios políticos, apunta fórmulas magistrales para alcanzar el triunfo electoral, y emula con empeño a los acuñadores de frases de autoayuda, recurriendo con harta frecuencia al epíteto “valiente” como la cualidad que debe adornar a un dirigente político que aspire a altas metas, desde su tribuna periodística en el diario La Vanguardia.

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El ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez, el consultor Iván Redondo, reparte consejos, proyecta escenarios políticos, apunta fórmulas magistrales para alcanzar el triunfo electoral, y emula con empeño a los acuñadores de frases de autoayuda, recurriendo con harta frecuencia al epíteto “valiente” como la cualidad que debe adornar a un dirigente político que aspire a altas metas, desde su tribuna periodística en el diario La Vanguardia.

El presidente del Consell, Ximo Puig, no ha escapado a las exhortaciones de quien fuera considerado el gran estratega de la Moncloa. En diferentes escritos, Redondo ha aconsejado al dirigente valenciano “audacia” a la hora de decidir el momento oportuno para la convocatoria de las próximas elecciones autonómicas. Audacia, entendida como el arrojo de repetir la jugada de 2019 y adelantar la celebración de los comicios valencianos. Audacia para ser “el primero” en mover ficha. No parece que Puig haya hecho mucho caso a las sugerencias de Redondo. El próximo domingo, día 13, se celebrarán elecciones autonómicas en Castilla y León; al tiempo, los más puestos analistas del sur de España dan por hecho que el presidente andaluz, Juanma Moreno, no tardará mucho en hacer lo propio e invitar a sus paisanos a acudir a las urnas en fechas próximas. La propuesta de Redondo a Puig era que este se adelantase a ambas autonomías, para celebrar en la Comunidad Valenciana con “aire limpio”; es decir, no corrompido por los resultados registrados en otros territorios o en el ámbito estatal.

Por lo que respecta a Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones generales, poca premura cabe esperar por su parte. Con los presupuestos generales aprobados, la mini reforma laboral superada -pese a todos los contratiempos de vodevil parlamentario-, estando a la espera de que siga llegando el maná de los fondos europeos de recuperación Next Generation, y con la presidencia de turno española de la Unión Europea prevista para el segundo semestre de 2023, no tiene prisas nuestro primer ministro para medirse electoralmente. Las urnas nacionales pueden esperar.

Las valencianas, también. En 2019 el presidente Puig consideró oportuno para sus intereses y los de su partido, el PSPV-PSOE, avanzar unos meses la convocatoria autonómica para hacerla coincidir con las elecciones generales y beneficiarse del tirón electoral que entonces, y subrayo “entonces”, tenía el candidato Pedro Sánchez. El escenario ha virado. El trato leal y cómplice que mantienen Sánchez y Puig no nubla la percepción del segundo. Puig y sus asesores han tomado nota del rechazo que provoca Sánchez en amplias capas del electorado socialista. Mejor coger distancia.

Todo indica que el presidente de la Generalitat tiene tomada la decisión de apurar al máximo la legislatura para hacer coincidir la celebración de las elecciones autonómicas con las municipales. En breve adoptará decisiones que pondrán fin a las especulaciones sobre adelantos electorales.

El empuje que aportó Sánchez en 2019 espera sustituirlo ahora por la fuerza de las decenas de alcaldes y concejales socialistas repartidos a lo ancho y largo de la geografía valenciana. Veremos gestos municipalistas en las próximas semanas desde Presidencia de la Generalitat. Tampoco se retrasará mucho la decisión sobre si la consellera de Sanidad, Ana Barceló, asume el reto de ser la alcaldable socialista de Alicante, previo paso por la Delegación del Gobierno o al frente de cualquier otra responsabilidad que le otorgue tiempo y equipo para preparar el asalto electoral al ayuntamiento alicantino.

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Sin ser de su partido, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, cobra un gran protagonismo en la estrategia diseñada. Difícilmente Ximo Puig coronará su tercera legislatura como Presidente del Consell del Botánico, si Ribó no garantiza estar en disposición de repetir como candidato a la alcaldía del cap i casal en 2023 y amarrar con su liderazgo urbanita los votos que siguen siendo esquivos a los socialistas de la ciudad, liderados por la vicealcaldesa Sandra Gómez. En Compromís dan por hecho que Ribó volverá a encabezar la lista municipal , sin que ello sea sinónimo de mantenerse en el cargo durante cuatro años, ya sea desde la alcaldía o desde la bancada de la oposición. Y sí, Gómez repetirá como candidata a la alcaldía de Valencia porque no ha aparecido el mirlo blanco con ADN socialista que garantice unos resultados menos mediocres en la capital valenciana que los registrados por el PSPV-PSOE en los últimos lustros.

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