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Urbana y Mossos constatan que la droga sigue siendo el principal problema de Ciutat Vella

La Junta de Seguridad del distrito barcelonés anuncia el cierre de medio centenar de narcopisos

El tráfico de drogas sigue siendo el principal problema -cronificado desde hace décadas- en el corazón de Barcelona: el distrito de Ciutat Vella. El teniente de alcalde de seguridad de la capital catalana, Albert Batlle, ha asegurado que es precisamente el “elemento fundamental” que más preocupa a vecinos y administraciones y, en muchas ocasiones, la causa o consecuencia de muchos de los delitos que se perpetran en el distrito. Batlle ha realizado estas afirmaciones tras la celebración de la Junta Local de Seguridad de Ciutat Vella (el único distrito que cuenta con este tipo de reuniones) en las que han participado Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana, Policía Nacional, Bomberos y representantes de la judicatura. El teniente de alcalde ha informado que en un año se han reducido un 13,3% los hechos delictivos en el distrito y se han desmantelado 51 narcopisos. Pese a ello, ha emplazado a continuar trabajando para erradicar la delincuencia de Ciutat Vella.

En la Junta de Seguridad se ha presentado datos que demuestra una reducción del 13,3% de los hechos delictivos, que pasan de 44.430 a 38.513 entre octubre de 2024 y septiembre de 2025. La resolución de estos hechos delictivos se sitúa en el 46,7% aumentando, en 4,1 puntos, el porcentaje de resolución de conflictos. En total, Guardia Urbana y Mossos han practicado 10.393 detenciones en el distrito en esos 11 meses.

Batlle ha anunciado que esta semana el Ayuntamiento de Barcelona y la Fiscalía Provincial firmarán un convenio para crear una unidad de la Guardia Urbana adscrita directamente a la Fiscalía, un hecho inédito convirtiendo a la policía municipal barcelonesa en el primer cuerpo local de España en tener una unidad adscrita a un poder judicial. El teniente de alcalde de seguridad asegura que esta unidad será fundamental para la lucha contra la multirreincidencia.

La mayoría de la criminalidad registrada en Ciutat Vella continúa concentrándose en los delitos contra el patrimonio, que representan el 88% del total pero que supone una disminución del 14,9% respecto al mismo periodo del año anterior pasando de 39.747 a 33.817. Dentro de este grupo de delitos, los hurtos siguen siendo la tipología predominante (representan un 68,6%), seguidos de los robos con violencia y/o intimidación en el espacio público (que representan el 10,2%). Los cuerpos de seguridad sostienen que este tipo de delitos muchas veces están relacionados con la droga ya que muchos de los ladrones lo hacen para intercambiar o conseguir liquidez para comprar sustancias estupefacientes.

Desde el mes de enero, se han desmantelado 51 puntos de venta de droga -narcopisos- y se han detenido a 72 personas vinculadas a estas actividades. También se han practicado 11 detenciones en siete asociaciones cannábicas que funcionaban como puntos de venta. El Ayuntamiento destaca que este fenómeno —al que se asocian robos, hurtos y molestias vecinales— se encuentra en uno de los niveles más bajos de los últimos diez años, como resultado de la presión policial, la cooperación con la justicia y la colaboración vecinal. Pese a ello, advierten que todavía falta mucha labor policial para erradicar el fenómeno de los narcopisos.

La nueva reorganización de la Guardia Urbana mediante el Plan Intensivo de Seguridad y Convivencia de los Barrios (PIB) se puso en marcha el pasado verano y, según Batlle, ya ha dado sus frutos en materia de seguridad en el distrito. Este dispositivo intensifica la presencia de patrullas uniformadas y no logotipadas en puntos y horarios específicos: 38 ubicaciones durante el día y 24 por la noche. Estos dispositivos se concentran en zonas donde la estadística destaca que hay un aumento de hurtos, robos, tráfico de estupefacientes, peleas, tenencia ilícita de armas, así como intervenciones por ruido y aglomeraciones en el espacio público. Paralelamente, los equipos de Policía de Barrio han reforzado los contactos con la comunidad para mejorar canales de comunicación y detección de problemas.

En febrero, los Mossos d’Esquadra pusieron en marcha el llamado Plan Confianza. Este plan pretende cambiar la percepción de la opinión pública después de que el cuerpo de la Policía de la Generalitat -y las instituciones- constatarán que hay un desajuste entre el descenso de los delitos más frecuentes y la percepción ciudadana de inseguridad. El cuerpo ha duplicado las horas de patrullaje a pie y ha intensificado la relación con entidades y tejido social. Urbana y Mossos han multiplicado las sesiones informativas y de contacto con menores, jóvenes, personas mayores, comerciantes, mujeres, docentes y representantes vecinales. El objetivo es explicar los servicios policiales, escuchar inquietudes y obtener información cualitativa mediante reuniones, entrevistas y mesas de trabajo.

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