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La guerra de Gaza despierta la protesta ciudadana en Barcelona tras el letargo del ‘postprocés’

Cataluña concentra las mayores manifestaciones contra la interceptación de la flotilla y se prepara para una jornada de paros el 15 de octubre

Entre los varios sobrenombres que tiene Barcelona, hay uno que da cuenta del carácter reivindicativo de la ciudad que aparece periódicamente con fuerza: Barcelona rosa de foc, el mote que recibió la ciudad durante la Semana Trágica de 1909. Un siglo después, la capital catalana ha dado muestras de su capacidad para combinar el progreso económico y su imagen de destino turístico con estallidos de ira social que pueden paralizar partes de la ciudad y situar a Barcelona como el epicentro europeo de protestas y agitación. En 2003 la ciudad acogió una de las mayores protestas contra la guerra de Irak; en 2008 fue el turno de las manifestaciones universitarias contra el plan Bolonia; y le siguieron las huelgas generales de 2012 y las protestas contra los recortes o contra el desalojo del edificio okupado Can Vies, por citar algunas. Este espíritu reivindicativo cristalizó sobre todo en las protestas vinculadas al proceso independentista, con graves disturbios en las de 2019. Desde entonces, y con la normalización de la situación política en Cataluña, el espíritu reivindicativo había quedado un tanto aletargado. Pero la indignación por la guerra en Gaza ha vuelto a encender la chispa. Este viernes, miles de personas volvieron a salir a la calle para protestar contra el genocidio después de que el jueves ya estallase la indignación en la calle por la interceptación de la flotilla Global Summud.

Las manifestaciones de este jueves y viernes, que a última hora terminaron con momentos de tensión con los Mossos d’Esquadra, son la reactivación de una larga lista de movilizaciones en los últimos años. Sin duda, las más multitudinarias se celebraron en el año 2019, después de la sentencia contra los líderes del procés. Miles de personas participaron en una semana de manifestaciones, y también de altercados, en el centro de la ciudad. E incluso protagonizaron una marcha, promovida por la plataforma Tsunami Democràtic, para paralizar el aeropuerto de El Prat. Desde entonces, la movilización social ha ido a la baja en Cataluña. La última causa que logró sacar a gente a la calle fue el encarcelamiento en 2021 del rapero Pablo Hassel.

En estos últimos cuatro años apenas ha habido protestas reseñables, pero la guerra de Gaza ha logrado sacar del letargo a los manifestantes. La interceptación por parte del ejército de Israel de la Global Summud Flotilla que llevaba ayuda a Gaza catalizó el jueves el rechazo a los ataques de Israel contra la población palestina, que una comisión independiente nombrada por la ONU califica de genocidio. La flotilla partió de Barcelona hace un mes, y entre sus integrantes, que fueron detenidos en aguas internacionales, hay varias personalidades del mundo político y activista catalán, entre ellos la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el concejal de Esquerra Republicana Jordi Coronas, la diputada de la CUP en el Parlament Pilar Castillejo o el veterano sindicalista de la CGT Saturnino Mercader, entre otros.

La detención de estos activistas prendió la mecha y llevó el jueves a 15.000 manifestantes en Barcelona a concentrarse en la plaza de la Carbonera, cerca del puerto de Barcelona, donde decidieron montar una acampada al menos hasta el sábado. El ambiente de la protesta era muy transversal y recordaba a las movilizaciones de los indignados durante la crisis financiera o a la manifestación contra la guerra de Irak: principalmente jóvenes y estudiantes, pero también mayores, con muy pocos rostros tapados y eminentemente pacíficas, aunque se vivieron momentos de tensión con los Mossos d’Esquadra que impedían el acceso a la Ronda Litoral. También hubo protestas importantes en otras poblaciones catalanas, como Girona, Tarragona o localidades del Pirineo, y los sindicatos estudiantiles llamaron a una huelga para jueves y viernes.

Las protestas han continuado este viernes y seguirán este sábado, con la gran manifestación convocada en Jardinets de Gràcia a las 12.00 horas, que se prevé masiva. La nueva oleada de indignación también ha vuelto a poner en un brete, como ya ocurrió durante el procés, a los grandes sindicatos. Recelosos de usar el derecho a la huelga en protestas que no tienen que ver con el mundo del trabajo, CC OO y UGT han convocado paros de dos horas para el día 15 de octubre contra la guerra de Gaza, mientras que sindicatos más pequeños como la CGT y la IAC han convocado un paro general de 24 horas.

Este viernes por la mañana, estudiantes universitarios y de secundaria volvieron a protestar por segundo día consecutivo en Barcelona con pancartas que repetían algunos de los lemas más coreados: “No es una guerra, es un genocidio” o “En Gaza todos morimos”. Alumnos de la Universitat de Barcelona relataron que grupos independientes habían pasado la noche en la facultad central, en la sede del Raval y en el campus de la Diagonal para “fortalecer la movilización”. La marcha partió de la plaza Universitat y avanzó hasta la plaza Carbonera, donde la organización de la Global Flotilla había instalado un campamento la noche anterior.

A la convocatoria se sumaron también monitores de colegios, docentes y familiares. “Exigimos apoyo a los activistas de la flotilla y al pueblo palestino”, señaló Laura Gene, secretaria general de enseñanza de CGT, al inicio de la protesta. Cristina M., estudiante italiana de intercambio, acudió con dos amigas extranjeras. Las tres coincidieron en que la flotilla había generado un impulso especial de indignación: “La flotilla lleva al mundo entero dentro. Es triste, pero si se trata de personas cercanas, de nuestra misma nacionalidad, es más fácil empatizar”. A lo largo de la marcha, que se prolongó durante tres horas, se sumaron también vecinos y trabajadores de la zona. “Estoy jubilada, pero estoy aquí porque lo que está pasando es muy bestia, una barbaridad”, dijo Pilar Montè.

Por la tarde ha habido otra manifestación, que ha empezado a las 18.30 horas y ha vuelto a colapsar el centro de Barcelona. La marcha ha partido de la plaza de Urquinaona, ha ido por la Via Laietana y ha terminado en la plaza de la Carbonera. El ambiente familiar —“He traído a mi hija de siete años porque Gaza es la crisis de nuestro tiempo”, ha explicado Emma P.— ha terminado con momentos de tensión y enfrentamientos con los Mossos d’Esquadra, que dispersaron a los manifestantes con gas.

La vuelta al otoño caliente al que nos tenía acostumbrados Barcelona no es solo atribuible a la capital catalana. También Madrid, Sevilla y otras ciudades ha habido grandes movilizaciones desde el jueves, que continúan las protestas que ya hubo durante la participación del equipo Israel-Premier Tech en la Vuelta ciclista. Este sábado hay convocada una gran marcha a las 18.00 horas en la capital.

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