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Del cuartel al ferry sin opción de pedir asilo: los agujeros en la atención a los migrantes llegados a Baleares

Un trabajo de campo de entidades denuncia las deficiencias en la asistencia humanitaria, jurídica y sanitaria que reciben los extranjeros

La llegada de migrantes a España a través de las islas Baleares había sido, hasta hace apenas dos años, residual. Tal vez por eso el archipiélago había quedado fuera del foco de entidades que sí han analizado a fondo otros escenarios, como la frontera sur y las islas Canarias. Pero eso ha cambiado. ...

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La llegada de migrantes a España a través de las islas Baleares había sido, hasta hace apenas dos años, residual. Tal vez por eso el archipiélago había quedado fuera del foco de entidades que sí han analizado a fondo otros escenarios, como la frontera sur y las islas Canarias. Pero eso ha cambiado. El incremento de embarcaciones arribadas a Mallorca, Ibiza y Formentera —representan ya el 20% del total de las que llegan por vía marítima al Estado— ha llevado a los activistas a trabajar sobre el terreno. Un informe elaborado por las entidades Irídia y Novact, presentado este jueves en Barcelona, critica la incapacidad de las administraciones y entidades involucradas para atender como es debido las necesidades de los migrantes. El sistema pone muy difícil que los recién llegados, muchos de ellos de origen somalí, soliciten asilo: la mayoría pasan de las dependencias policiales de Mallorca a un ferry que les conduce hacia Barcelona o Valencia.

Por la llamada ‘ruta de Levante’ circulan embarcaciones desde Argelia hasta las costas de Andalucía, Murcia o Valencia, pero esa vía “ha adoptado trayectorias cada vez más alejadas de la costa”, lo que ha provocado un aumento de llegadas a las Baleares, constatan los investigadores. Todas las rutas migratorias por mar son peligrosas, pero esta lo es especialmente, advierte el informe: en lo que va de año, se han hallado 21 cadáveres en las costas de las islas. Pero el peligro no disuade a quienes huyen: según datos del Ministerio del Interior, 4.852 personas han llegado al archipiélago hasta agosto de 2025, frente a las 2.717 del año anterior en el mismo periodo.

El perfil de los migrantes también ha cambiado. Si antes eran sobre todo argelinos y marroquíes, ahora cada vez proceden más de un país en conflicto con una tasa de reconocimiento de asilo superior al 98%: Somalia, de donde este año procede casi la mitad (1.190) del total. En Baleares, no hay recursos ni mecanismos suficientes para detectar a las personas que precisan protección internacional, denuncia el informe, basado en observaciones sobre el terreno, entrevistas a más de 30 personas y peticiones de información, vía Transparencia, a las administraciones involucradas.

En una de esas respuestas, el Ministerio del Interior señala que en las dependencias de Policía de Mallorca donde se atiende a los migrantes “no ha solicitado asilo ninguna persona”. El dato sorprende a los investigadores si se tiene en cuenta la elevada presencia de somalíes, y les lleva a colegir que el sistema cercena la posibilidad de solicitar protección internacional. Una vez que salen de comisaría rumbo al puerto para tomar un ferry, las personas quedan “a la intemperie, sin que se las derive a ningún otro recurso”, ha explicado Clara Calderó, una de las autoras del informe.

El papel de Cruz Roja

El estudio describe la logística a la que se ven arrastrados los recién llegados. No es un mecanismo demasiado ordenado porque, a diferencia de Canarias, “no existe un protocolo que especifique los roles de cada uno de los implicados en el rescate y desembarco”. A la llegada a puerto tras el eventual rescate de Salvamento Marítimo, ocurre en muchas ocasiones que la Guardia Civil escribe sobre la piel de los migrantes, “en tiza blanca que no se borra o en rotulador”, un número para identificarles. Esa práctica, critica el informe, “atenta contra la integridad moral de las personas” y ya fue denunciada, en otros contextos migratorios, por el Defensor del Pueblo.

Con los cuerpos mojados aún por la travesía, los migrantes son trasladados a dependencias policiales sin haber recibido antes “ningún tipo de asistencia, ni sanitaria ni psicológica”, según el informe, que apunta a Cruz Roja porque “no suele estar presente en el momento del desembarco”, sino que atiende directamente a las dependencias policiales que actúan como Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE). Consultada por este diario, Victòria Avellà, responsable de socorro y emergencias de la entidad humanitaria en Baleares, especifica que es así porque, a diferencia de Canarias, no se pudo situar el CATE en el puerto, lo que les lleva a atender a las personas “en el lugar donde indica la Policía o la Guardia Civil”.

La entidad humanitaria tiene encomendada la primera asistencia humanitaria en virtud de una “acción concertada” con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El texto, sin embargo, “no especifica el tipo de intervención” que debe hacerse en el momento del desembarco, agrega Avellà.

Entrevistas en el cuartel

Un antiguo cuartel militar, Son Tous, es el principal CATE de Mallorca, la isla que recibe un mayor volumen de llegadas. Las instalaciones son “absolutamente deficientes” y no reúnen las condiciones para ser un punto de primera asistencia humanitaria. Según el informe, se trata poco más de un “calabozo”, de celdas con barrotes, con colchones en el suelo, sin muebles y sin espacios para separar a personas por géneros o agruparlas por familias. El texto apunta de nuevo a Cruz Roja al afirmar que en ocasiones no aparece por Son Tous, lo que deja a las personas “sin asistencias y sin detección de vulnerabilidades”, un extremo que la entidad niega de forma tajante.

Los investigadores lamentan que “los medios humanos y materiales” para atender a los migrantes son insuficientes. Y critica, en particular, que Cruz Roja no siempre disponga de personal sanitario profesional (lo que puede comprometer la salud de los extranjeros) o de personal especializado para atender “necesidades específicas de protección o atención”: las entrevistas, denuncia, se realizan en apenas cinco minutos, sin privacidad, paso previo a la elaboración de un funcionario que identifica a los migrantes en cuatro categorías: subsaharianos, magrebíes, asiáticos y “otros”.

La responsable de emergencias de Cruz Roja en el archipiélago señala que el personal es siempre “voluntario” y que se trata siempre de actuaciones “de emergencia”. “Recibimos información de Salvamento Marítimo o de la Guardia Civil sobre el estado de las personas que llegan y, en función de eso, activamos unos u otros recursos”, defiende. Avellà afirma que forman a sus voluntarios para detectar vulnerabilidades y, en cuanto al asilo, sostiene que se trata solo de “una primera intervención” y que la información les es proporcionada por su “asistencia jurídica”.

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